Comentario
Ya había escrito anteriormente sobre los problemas de la hipótesis del «calentamiento global». Este artículo es una continuación del mismo tema. Me explayaré en cómo algunas personas identificaron un sustituto de la hipótesis del «calentamiento global», y cómo engañan a los gobiernos y al público en general para que paguen su llamada «política climática».
«Calentamiento global» ha desaparecido del vocabulario de la política climática de la administración Biden. Esto se debe a que ha habido varios inviernos inusualmente fríos después de que se pregonara la teoría del calentamiento global, por lo que mucha gente empezó a cuestionarla. Sin embargo, en términos de políticas relevantes, el «calentamiento global» no ha desaparecido por completo. ¿Hay alguna diferencia entre «calentamiento global» y «cambio climático»? De hecho, los dos términos son esencialmente la misma cosa: el «calentamiento global» entró en las diversas cumbres internacionales con un nuevo nombre: «cambio climático».
Los gobiernos y las organizaciones internacionales utilizan ahora el término «cambio climático» y han formulado una serie de políticas relacionadas para prevenir el «cambio climático».
Según un reporte de Deutsche Welle del 3 de febrero de 2007, fue el presidente George W. Bush quien utilizó por primera vez el término «cambio climático» durante su mandato. Luego, el presidente Barack Obama heredó todo el juego del «cambio climático» de la Administración Bush.
Después de que el presidente Donald Trump asumiera el cargo, declaró que el cambio climático era «un engaño» y posteriormente se retiró del acuerdo climático de París.
¿Sigue aumentando la temperatura de la Tierra?
El argumento central de la teoría del «cambio climático» sigue basándose en la hipótesis del «calentamiento global», que culpa a las emisiones de dióxido de carbono del continuo aumento de la temperatura global. Por ello, sigue insistiendo en que la humanidad debe aplicar políticas para reducir las distintas emisiones de dióxido de carbono.
Sin embargo, ¿sigue aumentando la temperatura de la Tierra?
Según los registros de temperatura, desde 1983 hasta 2008, muchos lugares de la Tierra fueron mucho más cálidos que antes, pero a finales de 2009 muchas regiones tuvieron un invierno muy frío.
En enero de 2019, la temperatura media en la región de los Grandes Lagos de América del Norte cayó entre -34 °C y -40 °C, y muchas ciudades y pueblos experimentaron temperaturas bajas récord. A principios de febrero de 2021, Estados Unidos volvió a tener olas de frío en varias ocasiones, y el frío se extendió a la región central, haciendo que muchas zonas alcanzaran temperaturas bajas récord. Incluso Texas estuvo entre las zonas más afectadas.
Los informes de investigación en Internet muestran que el cambio en la temperatura global desde enero de 1999 hasta diciembre de 2008 es de más o menos 0.07 grados centígrados, lo que es mucho menos que los más o menos 0.18 grados centígrados de los diez años anteriores. Es básicamente estable, y la principal causa de la fluctuación de la temperatura global es El Niño, un fenómeno oceánico y climático.
G. G. Matishov, académico de la Academia Rusa de Ciencias (RAS) y director científico del Centro Científico del Sur RAS, cree que el mundo no se está calentando, sino que se está enfriando. En su opinión, el clima es cíclico y ahora el ciclo de calentamiento ha terminado y la Tierra está entrando en el ciclo de enfriamiento.
En una entrevista concedida al periódico ruso Rossiyskaya Gazeta el 23 de febrero de este año, Matishov afirmó que lo que le espera a la humanidad no es el calentamiento global, sino la Pequeña Edad de Hielo. Lleva investigando en el Ártico desde 1965 y cree que el calentamiento global no existe. Si la teoría del calentamiento global fuera correcta, el hielo del Ártico ya se habría derretido. Mattisov también dijo que como la temperatura del Ártico ha aumentado ligeramente en los últimos años, esto llevó a algunas personas a creer que el calentamiento global es la tendencia. Sin embargo, el Ártico en 1878 y 1933 se encontraba en el mismo ciclo cálido, pero desde entonces volvió a entrar en un ciclo frío. «¿Es realmente tan corta nuestra memoria?», preguntó Matishov con sarcasmo.
En su opinión, para entender la tendencia del cambio climático hay que observar los datos acumulados durante al menos cien años, en lugar de centrarse en los sucesos ocurridos en los últimos dos años.
Mattisov señaló que el clima es cíclico y que la humanidad está presenciando el comienzo de una nueva Edad de Hielo. Cree que el ciclo cálido que provocó el aumento de la temperatura en el Ártico ha terminado, y el clima está pasando a un ciclo frío. Dijo que la parte europea de Rusia ha experimentado inviernos extremadamente fríos, sequías y fuertes precipitaciones; todos estos factores demuestran su afirmación.
Mattisov también señaló que la capa de hielo de la Antártida es un sistema muy estable, y que el argumento de que el calentamiento global provocará el deshielo de la capa de hielo, el aumento del nivel del mar y graves inundaciones es falso.
Sin embargo, el campo de lo «políticamente correcto» obstaculizó la desacreditación de la teoría del calentamiento global. Obsesionados con sus propios intereses políticos y económicos, utilizaron el poder político para suprimir las críticas a la teoría del calentamiento global y, al mismo tiempo, siguieron impulsando diversos argumentos que la apoyaban. Además, estos argumentos se utilizaron como base para la aplicación contundente de diversas políticas para reducir las emisiones de dióxido de carbono. En los últimos años, las cumbres mundiales son el escenario internacional para que este grupo de personas convierta su agenda política en políticas y regulaciones en diferentes países.
¿Cuáles son las causas del cambio climático?
La temperatura de la superficie de la Tierra siempre está cambiando. El cambio de temperatura suele ser fluctuante y existen ciclos climáticos naturales. Cada ciclo puede durar varias décadas, o incluso millones de años. La fluctuación puede ser regional o global, y los factores que provocan estos cambios son numerosos y se deben en su mayoría a factores naturales, como la radiación solar, los cambios en la órbita de la Tierra, la deriva continental, los cambios en las corrientes oceánicas y los movimientos orogénicos.
Estos factores naturales están fuera del control humano. Por supuesto, los cambios en el clima también pueden estar relacionados con las actividades humanas. Sin embargo, no es científico atribuir todos los cambios climáticos a las actividades económicas de la humanidad.
En mi anterior artículo he resumido cómo estos factores naturales provocan los cambios climáticos y he señalado que, hasta ahora, la comunidad científica no puede describirlos ni explicarlos con claridad debido a su complejidad. La hipótesis del calentamiento global surgió como resultado de un enfoque no científico: algunos científicos optaron por ignorar la influencia de todos los factores naturales y utilizar las emisiones de dióxido de carbono para explicar los cambios de temperatura a corto plazo en la Tierra.
La afirmación del «cambio climático» heredó todos los argumentos de la hipótesis del calentamiento global, por lo que la sucesora es tan cuestionable como la predecesora.
Permítanme utilizar una analogía para ilustrar a qué equivalen estas teorías: si alguien observa que una planta en el patio trasero no crece bien, sin analizar si el clima, las condiciones del suelo, las plagas, las enfermedades, los niveles de humedad han cambiado en comparación con años anteriores, afirma subjetivamente que ¡son las actividades de barbacoa al aire libre del residente las únicas responsables del estado insalubre de la planta!
¿Tienen razón los expertos en sus cálculos?
Desde que la teoría del «cambio climático» se convirtió en una política gubernamental, las emisiones de dióxido de carbono se han convertido en un indicador rígido. Sin embargo, hay graves errores humanos en los cálculos, es decir, los investigadores solo calculan las emisiones de dióxido de carbono, pero se niegan a calcular la absorción de dióxido de carbono por las plantas.
Es un conocimiento de bachillerato que las plantas utilizan la luz para convertir el dióxido de carbono y el agua en hidratos de carbono, un proceso conocido como fotosíntesis, y sin embargo los estudiosos que investigan la concentración de dióxido de carbono deciden ignorar esta parte del ciclo del carbono.
Hace veinte años, participé en una conferencia organizada por una organización sin ánimo de lucro, y uno de los temas era el calentamiento global causado por las emisiones de dióxido de carbono. Durante la conferencia, pregunté a un experto en clima: «¿Cómo se calcula la cantidad de dióxido de carbono que se absorbe?».
Me sorprendió mucho cuando respondió que esos cálculos son demasiado complicados y que los científicos como él deciden ignorarlos.
Entonces le pregunté: «¿Significa esto que el equilibrio natural de dióxido de carbono en el aire en América del Norte, que tiene un alto grado de cobertura vegetal, y el de los desiertos africanos, se tratan de la misma manera?». En Norteamérica, donde hay muchos espacios verdes abiertos, el dióxido de carbono emitido por los coches puede ser absorbido en gran medida en las zonas rurales y suburbanas, pero muy poco en las ciudades y los desiertos. ¿Sería inexacto que los científicos solo calcularan las emisiones de dióxido de carbono en cada país, sin saber cuánto dióxido de carbono se absorbe en las distintas regiones? Este experto acabó admitiendo que tienen que ceñirse a su método poco científico, pues de lo contrario no podrán conseguir financiación para la investigación.
Impulsar políticas basadas en teorías erróneas
Hay un refrán chino que dice: «El que tiene la cabeza embrollada intenta educar a los demás». Los responsables de las políticas climáticas de los distintos países parecen encajar en esta categoría.
De hecho, para analizar la relación entre las emisiones y la absorción de dióxido de carbono en un país, algunos científicos propusieron un índice llamado «flujo de carbono», que es la cantidad de carbono que se intercambia entre los depósitos de carbono de una determinada región.
Sin embargo, hasta ahora, ningún país se preocupa por los datos del «flujo de carbono» y no hay ningún documento de investigación que hable de esta medida. Solo encontré un trabajo de este tipo escrito por un académico chino en la Universidad de Lehigh, en Pensilvania, en 2011, y se trataba del estudio de la historia de los cambios del flujo de carbono en las turberas de la Tierra.
En la reciente cumbre del clima se fijó el objetivo de la «neutralidad del carbono» para 2050, también conocido como emisiones netas cero. Hay tres métodos principales para lograr las emisiones netas de dióxido de carbono. Primero, plantar árboles y hacer crecer los bosques para que absorban más dióxido de carbono; segundo, sustituir el carbón y el petróleo por energía eólica y solar; tercero, dar dinero a los países en desarrollo para ayudarles a emitir menos dióxido de carbono.
El primer método refleja la falacia de la política climática. Como los defensores de la política climática y los investigadores se niegan a calcular la cantidad de dióxido de carbono que absorben las plantas existentes en los distintos países, equivale a suponer que la cantidad de dióxido de carbono que absorben todas las plantas es insignificante. Entonces, ¿por qué incluyen la forestación como la máxima prioridad de la política climática? Por el contrario, el hecho de que la plantación de árboles y la forestación se hayan convertido en la máxima prioridad de la política climática, significa que las personas que defienden la política climática saben realmente que las plantas pueden absorber dióxido de carbono. ¿Por qué se niegan a calcular cuánto dióxido de carbono absorben las plantas en las distintas regiones de la Tierra?
Basándose en esta falacia, la política climática ha propuesto el llamado programa de «energía verde» como alternativa al carbón y al petróleo. Si el público en general entiende que la política climática no es ciencia sólida, seguramente rechazará esta costosa alternativa.
El tercer método también podría fracasar, porque aunque los países en desarrollo reciban subvenciones para la reducción del carbono, no es una garantía de que vayan a dejar de utilizar el carbón y el petróleo.
Además, hay dos métodos drásticamente diferentes en el seguimiento actual de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera global: supermacro y supermicro.
- Supermacro: Aunque hay más de 200 puntos de observación que monitorizan los cambios de la concentración de dióxido de carbono en el mundo, solo se dan datos globales, mientras que los datos recogidos de las estaciones de observación de cada país no aparecen. Por lo tanto, es imposible determinar si los datos globales pueden representar la tendencia de los cambios en la concentración de dióxido de carbono en cada país.
- Supermicro: Por ejemplo, los datos globales suelen proceder de un punto de observación en Hawái, y a veces de otro punto de observación en Australia. Sin embargo, ¿sabemos realmente hasta qué punto los cambios en las concentraciones de dióxido de carbono atmosférico en estos dos puntos de observación están causados por las actividades humanas locales, o por otros factores, como por ejemplo ¿si las erupciones volcánicas en Hawái han causado un aumento excesivo de dióxido de carbono?
Cuando los izquierdistas de los países occidentales están en el poder, persiguen el llamado «progresismo» e incluyen todas las políticas que quieren promover en la categoría de «progresismo» y «corrección política», etiquetando a sus oponentes como «atrasados e ignorantes». En este contexto, la política climática se promueve como una cuestión incuestionable. En realidad, están utilizando la «corrección política» para interferir en la investigación científica y exagerar el tema con el fin de impulsar determinadas políticas. Posteriormente, el mismo grupo de personas se beneficiaría de estas políticas, además de reforzar su imagen política.
Ni que decir tiene que el público en general puede ser fácilmente presa de una concertada campaña de lavado de cerebro a gran escala y ser adoctrinado.
El Dr. Cheng Xiaonong es un estudioso de la política y la economía de China con sede en Nueva Jersey. Cheng fue investigador político y ayudante del antiguo líder del Partido, Zhao Ziyang, cuando éste era el primer ministro. También fue editor jefe de la revista Modern China.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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