Mandatario chino Xi presenta posiciones contradictorias sobre el legado de Mao ante el 70º aniversario del régimen

Por Nicole Hao
02 de octubre de 2019 1:03 PM Actualizado: 02 de octubre de 2019 1:03 PM

Justo antes de que el régimen comunista chino celebrase el 70° aniversario de la fundación de la República Popular, el mandatario chino Xi Jinping conmemoró a su fundador, Mao Zedong, de manera destacada.

El 30 de septiembre, Xi y otros líderes del Partido Comunista Chino (PCCh) fueron al mausoleo de Mao en Beijing, “se inclinaron tres veces ante la estatua de Mao y rindieron homenaje a los restos de Mao”, según un artículo de una sola frase en la agencia de noticias estatal Xinhua.

Pero varios días antes, Xi también otorgó un título honorario a una prisionera política que fue ejecutada por oponerse a las políticas de Mao.

Estas acciones aparentemente contradictorias reflejan el intento de Xi de aplacar a las diferentes facciones dentro del Partido, según algunos analistas de China.

Conmemorando a Mao

La visita de Xi fue la primera vez que un líder chino visitó el mausoleo de Mao en la víspera del aniversario del 1 de octubre. Todos los anteriores líderes del Partido visitaron el mausoleo de Mao durante su mandato, pero fueron en el día del cumpleaños de Mao.

Mao, que nació el 26 de diciembre de 1893, fue cofundador del PCCh y líder del Partido desde la toma del poder de China en 1949 hasta su muerte en 1976.

Su sucesor, Hua Guofeng, decidió construir un mausoleo para Mao en la Plaza Tiananmen.

En 1983, el entonces líder del Partido Hu Yaobang visitó el mausoleo de Mao, junto con sus sucesores Zhao Ziyang y Deng Xiaoping. Jiang Zemin lo visitó en 1993 y Hu Jintao lo hizo 20 años después. Después de que Xi llegó al poder, visitó el mausoleo de Mao en 2013.

La visita más reciente de Xi fue objeto de análisis por parte de los medios de comunicación de Hong Kong y Taiwán, que ofrecieron interpretaciones similares: Xi buscaba enfatizar la posición histórica de Mao como fundador del Estado, darle legitimidad al régimen del PCCh y reafirmar que el Partido no cambiaría su sistema.

Premio a prisionera política

Para celebrar sus 70 años al poder, el 25 de septiembre el gobierno central también celebró en Beijing una ceremonia de entrega de premios al “Combatiente más bello”, que otorgó el título honorífico a 278 individuos y 22 grupos.

En la ceremonia, según Xinhua, Xi dijo, “[El régimen] debería dar amplia publicidad a las buenas acciones que estos hermosos combatientes hicieron (…) para hacer realidad el ‘sueño chino’ de la nación china” –el lema característico de Xi para su visión del futuro del país.

Zhang Zhixin, que estaba entre los honrados, fue una funcionaria del régimen que no estaba de acuerdo con la campaña política de Mao de la Revolución Cultural, iniciada en 1966.

Detenida en 1968, fue brutalmente torturada y violada mientras estaba en prisión, pero se negó a cambiar de opinión. Escribió en una carta abierta: “Expresar opiniones sobre nuestro partido y Estado es una muestra de lealtad al partido”.

Después de decir públicamente en 1970 que se oponía a Mao, su sentencia fue revisada y pasó de 15 años de prisión a cadena perpetua. Pero en 1975, el sobrino de Mao, Mao Yuanxin, dio la orden de que fuera ejecutada; los guardias de la prisión la degollaron y la mataron a tiros en abril de ese año.

En octubre de 1976, después de la muerte de Mao, Mao Yuanxin fue purgado y encarcelado. En marzo de 1979, Zhang fue rehabilitada políticamente.

La decisión de Xi de otorgarle un título honorífico indica que desea distanciarse de la facción de “extrema izquierda” que apoya la Revolución Cultural de Mao, que persiguió a millones de personas hasta la muerte, dijo el comentarista Shi Shi a la edición en chino de La Gran Época el 30 de septiembre.

Shi explicó que el régimen chino promulgó en los últimos años políticas izquierdistas, como demoler todas las estatuas de Buda y obligar a las empresas privadas a cooperar con empresas estatales –políticas por las que Xi fue criticado.

El propio Partido ha luchado con el legado de la Revolución Cultural, revisando recientemente los libros escolares para limitar las menciones a la misma y al mismo tiempo omitir las referencias a sus efectos negativos sobre el país.

“Creo que Xi Jinping no quiere ser demasiado izquierdista, porque entonces todas las empresas del sector privado huirían”, dijo Shi.

Mientras tanto, la decisión aparentemente contradictoria de visitar la tumba de Mao días después es una indicación de que Xi tuvo que aplacar a las diferentes facciones dentro del partido que apoyan y se oponen a las políticas izquierdistas de Mao, dijo Chen Pokong, un analista político radicado en Estados Unidos.

“La intensa lucha interna entre los altos funcionarios del PCCh está a punto de estallar en público. Para mantener su poder, Xi no sabe qué camino es el correcto”, dijo Chen a la edición en chino de La Gran Época el 30 de septiembre.

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