Mantenerse positivo con un cerebro negativo

Nuestro enfoque instintivo en los problemas y las amenazas puede socavar nuestra salud y cegarnos a las bendiciones

Por EMMA SUTTIE
17 de mayo de 2022 5:19 PM Actualizado: 18 de mayo de 2022 12:17 AM

Se puede decir que casi todo el mundo se siente un poco negativo últimamente, especialmente en los últimos dos años.

Un aumento dramático de la depresión y la ansiedad suele ser un buen indicador de que no nos sentimos colectivamente bien. Una investigación de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston mostró que el aumento de la depresión durante la pandemia que se observó por primera vez en marzo y abril del 2020 aumentó en marzo y abril del 2021, ascendiendo al 32.8 por ciento, afectando a 1 de cada 3 adultos estadounidenses.

Pero a pesar de lo que está sucediendo en el mundo en este momento, puede haber otra razón por la que todos nos sentimos tan sombríos, y está en nuestros cerebros. Las investigaciones demuestran que nuestros cerebros reaccionan más fuertemente a los eventos y situaciones adversas que a los positivos, lo que podría explicar por qué a veces parece que caemos tan fácilmente en los sentimientos negativos y nos cuesta dejarlos ir.

Los humanos y el sesgo de negatividad

¿Por qué un comentario crítico de un compañero de trabajo o alguien que le corta el paso en el tráfico es suficiente para arruinar su día? A menudo le damos trascendencia estas irritaciones menores, permitiendo que se apoderen de nuestros pensamientos y empañen lo que podría ser un gran día. Entonces, ¿por qué nuestra mente parece centrarse y dar más importancia a las cosas malas que a las buenas?

La ciencia sugiere que tenemos un sesgo.

Hay abundantes pruebas empíricas que indican que los seres humanos tienden a centrarse en la información negativa de su entorno, aprender de ella y utilizarla mucho más que la información positiva. Este comportamiento tiene un nombre: sesgo de negatividad, es decir, nuestra tendencia a procesar y recordar los estímulos negativos más que los positivos y a insistir en los acontecimientos adversos posteriores.

Aunque pueda parecer extraño a primera vista, este sesgo puede ser útil.

Nuestros antepasados, no tan lejanos, vivían en un mundo lleno de peligros físicos en el que los animales, el frío, el hambre y la guerra exigían que estuviéramos muy atentos a la seguridad personal como una cuestión de supervivencia.

El sesgo de negatividad en el mundo moderno

Hoy en día, vivimos en un mundo mucho más seguro, y las amenazas a nuestra salud y bienestar suelen ser más insidiosas que el ataque de un animal feroz.

Aunque hay menos amenazas para nuestra salud y seguridad personal, y suelen ser menos catastróficas, nuestro cerebro sigue buscando nuevas cosas de las que preocuparse. Como resultado, buscamos constantemente situaciones peligrosas y gastamos muchos recursos en centrar nuestra atención en ellas.

Este mecanismo de seguridad de nuestro cerebro puede estar haciendo que el mundo, y nuestra existencia diaria, parezcan más desagradables de lo que realmente son. Nuestros cerebros están programados para prestar más atención a la negatividad, lo que explica por qué muchos de nosotros tendemos a centrarnos en los aspectos negativos de nuestras vidas y a prestar muy poca atención a las cosas positivas, como el alivio de saber que nuestros cerebros funcionan así.

La negatividad y la salud

Muchas prácticas médicas tradicionales reconocen desde hace tiempo la relación entre nuestras emociones y la salud, y la ciencia sigue explorando esta conexión.

Un estudio publicado en 1995 en el Journal of Advancement in Medicine descubrió que un episodio de ira suprime el sistema inmunitario hasta seis horas después del suceso y que, por el contrario, los sentimientos de cuidado y compasión dan un impulso al sistema inmunitario hasta seis horas después.

Las emociones que podemos calificar de desagradables también pueden ser destructivas para nuestra salud.

Por ejemplo, el cinismo. Un estudio del 2014 publicado en la revista Neurology vinculó los niveles más altos de cinismo, una desconfianza general en las personas y sus motivos, en una etapa posterior de la vida con un mayor riesgo de desarrollar demencia; los resultados tuvieron en cuenta muchos otros factores de riesgo como la edad, el sexo, el tabaquismo y la salud del corazón.

El cinismo también puede perjudicar al corazón. Un estudio publicado en 2009 en la revista Circulation recopiló datos de más de 97,000 mujeres y descubrió que las participantes más cínicas tenían más probabilidades de sufrir enfermedades cardíacas. El estudio también señaló que las mujeres más pesimistas tenían más posibilidades de morir a lo largo del estudio que las más optimistas.

Su cerebro en la positividad

Toda esta información no pretende alimentar ninguna negatividad, sino que puede ayudarnos a entender por qué podemos quedarnos fácilmente atrapados en bucles negativos y nos resulta tan difícil salir de ellos. La buena noticia es que podemos entrenar nuestro cerebro para que sea más positivo y mejorar nuestra salud en el proceso.

Conciencia

El primer paso es simplemente ser consciente de que nuestro cerebro funciona así; es útil saber que es más sensible a los estímulos negativos de su entorno y tiende a fijarse en ellos. En «The Power of Bad» (El poder de lo malo), el coautor Roy Baumeister dice que la mayor parte de sus investigaciones sobre el sesgo de la negatividad muestran que las cosas malas tienen un impacto dos, tres o cuatro veces mayor que las buenas. Utiliza el ejemplo de una relación para demostrar su punto: si has hecho algo que molesta a tu cónyuge y quieres compensarlo, tendrás que hacer tres o quizás cuatro cosas buenas solo para quedar en paz.

Cambiar el enfoque

La próxima vez que se dé cuenta de que está obsesionado con un comentario pasajero de un amigo o que se fija en la última noticia catastrófica, dígase a sí mismo que tiene que buscar alguna noticia más positiva. Salga a dar un paseo o escuche su música favorita. Haga algo que sepa que lo hace sentir bien. Cambiar el entorno y los estímulos es enormemente útil y lo sacará del ciclo en el que puede estar atrapado.

Fomente la positividad

Puede parecer difícil de creer en este momento, pero hay todo tipo de cosas maravillosas que suceden en el mundo; solo que no se está enterando de ellas. Las malas noticias dominan las ondas, pero las historias positivas están ahí fuera; solo tiene que trabajar un poco más para encontrarlas. Llevo años invitando a la Red de Buenas Noticias a mi bandeja de entrada por esta misma razón. La sección Inspired del Epoch Times ofrece otra fuente edificante.

Otra forma de fomentar una mentalidad más positiva, sugerida por los autores de «The Power of Bad», es llevar un diario de gratitud para contrarrestar nuestra inclinación hacia el pesimismo. Buscar, centrarse y escribir a diario sobre los aspectos positivos de nuestra vida es una forma excelente de fomentar la positividad y puede ayudar a reconfigurar el cerebro y alejarlo de nuestras tendencias negativas.

Instintivamente, sabemos que las cosas negativas no nos hacen sentir bien y las positivas sí. Podemos sentir los efectos cuando vemos las noticias sobre guerras o desastres naturales. Estos son ejemplos extremos, pero incluso los acontecimientos negativos menores pueden penetrar en nuestra psique y dominar nuestro estado de ánimo, ocupando un espacio valioso en nuestro corazón y nuestra mente. Y aquí es donde entra en juego el mindfulness. Hay belleza, amor y alegría en la mayoría de nuestras vidas; solo tenemos que identificarlos, centrarnos en ellos y cultivarlos.

Para mí, los momentos positivos de cada día son:

– Un abrazo no solicitado de uno de mis hijos

– Ver los pájaros en los comederos

– Acariciar al gato

– Cuidar las plantas de mi jardín

Estas cosas me alegran y alimentan mi corazón. Por ello, trato de dedicarles tiempo todos los días, y las considero una parte vital de mi régimen de cuidado de la salud.

Vale la pena tomarse un tiempo para pensar en lo que le hace feliz y dedicar tiempo a esas cosas tan seguido como pueda. Las actividades que lo hacen más feliz y saludable combaten la negatividad que compite por su energía y atención. Si todos nos tomáramos el tiempo para hacer más cosas positivas que nos aporten alegría, no solo beneficiaría nuestras vidas, sino que también ayudaría a nuestros cerebros a ver el mundo como un lugar más feliz y positivo.


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