Alguien me preguntó recientemente sobre la frustración, cuando se sienten sobrecargados y luego se bloquean o atacan:
«Esto ha sido algo con lo que he luchado la mayor parte de mi vida. Hoy tuve un caso en el que podría haber sido más calmado y racional sobre la situación, pero la calma y la racionalidad dieron paso a la frustración y la ira. Me pregunto qué hábitos puedo usar para no caer en ataques de ira».
Esto probablemente suena familiar para algunos de nosotros. Nos sentimos sobrecargados, y luego tal vez arremetemos contra alguien con frustración e ira.
Esperamos que las cosas estén calmadas, ordenadas y simples. Sin embargo, el mundo no siempre cumple con esta esperanza. Es caótico, desordenado y fluido. Así que nos frustramos, nos enojamos con los demás y sentimos ansiedad.
Entonces, ¿cómo lidiamos con la frustración que inevitablemente surge? ¿Cómo podemos crear el hábito de mantener la calma?
Hay muchas formas de mantener la calma, y esto ha sido un elemento crítico de las prácticas de meditación y espirituales durante milenios. Esta sabiduría, que se encuentra en culturas de todo el mundo, nos ha enseñado a ser pacientes y compasivos.
Aquí tenemos un enfoque que recomiendo para mantener la calma cuando la frustración amenaza con agobiarlo.
Si las practica una y otra vez, cuando note la frustración, empezará a cambiar.
Detecte su comportamiento habitual
La primera práctica es detectar su comportamiento habitual tan pronto como sea posible. La única forma de cambiarlo es verlo primero. Luego, puede alejarte de él y no permitirse a si mismo complacerlo.
Cuando note que se frustra y se siente sobrecargado, observe el impulso de ir a su comportamiento habitual. Eso podría ser bloquearse o atacar. Deténgase en lugar de ceder a eso.
Sea consiente de su cuerpo
La siguiente práctica es entrar en su cuerpo y sentir lo que está sucediendo. De nuevo, haga una pausa y respire. Pongan su atención en su cuerpo y note las sensaciones de frustración y agobio. Permanezca en estas sensaciones, con curiosidad. Note qué tan fuerte se siente la necesidad de atacar, y solo experimente esa fuerte sensación en lugar de actuar en ella.
Despiértese a ella, y relájese a su alrededor, acéptela. Ame este sentimiento si puede, o al menos sea compasivo con él. Una vez que practique esto, se sentirá más y más cómodo en medio de la frustración, y no necesita aliviar la sensación con golpes. Ahora tendrá más espacio para calmarse y hacer la siguiente práctica.
Establecer una buena relación con la otra persona
La tercera práctica es usar este nuevo espacio para interactuar con las otras personas. Ahora, entiendo que pueda que esté enfadado con ellos. Interactuar con ellos puede ser la última cosa que quiera hacer. Su corazón está cerrado, porque cree que ellos son el problema. En realidad el problema es que su corazón está cerrado. Intente no permitir que se cierre, y ábrase un poco. Esta es una práctica desafiante pero transformadora.
Desde este lugar, observe a la otra persona, quien está actuando de la manera en que lo hace porque siente algún tipo de dolor. Tal vez se sienten inseguro, ansioso, preocupado por el futuro. Tal vez está herido por algo que hiciste y se siente frustrado. Bueno, puede entender eso. Usted está sintiendo lo mismo. De esta manera, ustedes dos están conectados.
Tal vez le respondió a la frustración de ellos con la suya propia. Ahora estás sufriendo como ellos. Estás conectado de esta manera, de la misma manera. Deja que esta igualdad te abra a ellos, entendiéndolos de una manera más humana. Ellos no son el problema, están sufriendo como tú. Están juntos en esto. Ahora, ¿cómo pueden trabajar juntos en esto?
Trate de ser compasivo
La práctica final es tratar de encontrar una respuesta apropiada, amorosa y compasiva. Ha simpatizado con la otra persona, pero ahora necesita tomar medidas. Saber qué acción tomar puede ser difícil, pero al menos, no está respondiendo desde una posición de ira que da lugar a respuestas inapropiadas como los golpes.
¿Cuál es una respuesta apropiada, amorosa y compasiva? Realmente depende de la situación. Algunos ejemplos:
- La otra persona está molesta y pasando por un momento difícil, así que le ayuda a calmarse, escucha sus frustraciones, le ofrece empatía y compasión. Hablan de una solución juntos.
- La otra persona actuó desconsideradamente pero quizás no era consciente de cómo eso le afectaba, así que cuando ya se ha calmado se acerca a él y le habla con compasión sobre lo que sucedió, compartiendo el impacto que tuvo las acciones en usted. Pide con calma una cosa específica que puedan hacer en el futuro.
- La otra persona no está dispuesta a entablar un diálogo compasivo, y se empeña en discutir. No puede hablar con él con calma, porque discute por todo. En este caso, puede que consiga a un tercero para que medie, como un consejero de pareja o un gerente en su lugar de trabajo.
La otra persona es abusiva. Dese cuenta el dolor que debe sentir ser así. Pero también se aleja de la situación para protegerse del daño. Trata de ayudarle a conseguir la ayuda que necesita mientras se mantiene firme en sus límites.
Como puede ver, hay muchas posibilidades —muchas más de las que puedo enumerar aquí. Estos son solo algunos ejemplos para mostrar que puede encontrar una respuesta amorosa y apropiada a la situación si proviene de una posición de compasión y calma.
Al final, esto requiere mucha práctica. Pero es inmensamente más útil hacer estas prácticas que dar golpes, lo cual no solo lastima a la otra persona, sino también a uno mismo.
Estas prácticas reflejan métodos comprobados que han ayudado a las personas a contenerse y a encontrar respuestas más elevadas a las dificultades de la vida. Pruébelas y vea si le pueden ayudar.
Leo Babauta es autor de seis libros, escritor de «Hábitos Zen», un blog con más de 2 millones de suscriptores, y creador de varios programas en Internet para ayudarle a dominar sus hábitos. Visita ZenHabits.net
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