Un lector me escribió que está frustrado consigo mismo: últimamente no ha sido tan compasivo con la gente como le gustaría.
Muchos de nosotros experimentamos esto: somos críticos, nos precipitamos con la gente, nos frustramos con la forma de actuar de los demás, juzgamos a las personas que tienen creencias diferentes a las nuestras.
El lector que me escribió es realmente consciente de que está juzgando; la mayoría de nosotros ni siquiera nos damos cuenta de que lo estamos haciendo. Creemos que tenemos razón al juzgar a los demás, al sentirnos frustrados con ellos, al estallar de ira.
Este lector, por el contrario, ve las acciones menos amistosas que realiza y ve que no están alineadas con la buena persona que quiere ser, la persona compasiva que es en el fondo. Ve las acciones menos amistosas y quiere cambiarlas. Eso es digno de celebración.
En este manual, me gustaría hablar de cómo ser más comprensivo, y luego de cómo ser compasivo a diario. Por supuesto, soy tan culpable de ser crítico y poco compasivo como cualquier otra persona, así que no quiero dar la impresión de que estoy por encima de nadie. No lo estoy.
Dicho esto, creo que esto es importante: cuando juzgamos, eso perjudica nuestras relaciones con los demás y nos hace sentir frustrados e infelices. Podemos disolver todo eso y ser más felices y cariñosos con los demás y con nosotros mismos.
Lo básico para ser comprensivo
Cuando nos sentimos frustrados con los demás, cuando nos damos cuenta de que juzgamos a los demás… podemos usar esto como señal de que es hora de intentar comprenderlos.
Juzgamos a la gente todo el tiempo:
-Se comportan mal, por lo que nos sentimos frustrados con ellos
-Comen de forma diferente a nosotros, por lo que pensamos que están equivocados
-Viven de forma diferente a la nuestra, por lo que pensamos que son tontos
-Tienen opiniones políticas diferentes a las nuestras, por lo que pensamos que son unos ilusos
-Tienen sobrepeso, son pobres, tienen una religión diferente, hablan mal, se visten mal, están en sus teléfonos todo el tiempo, se toman demasiados selfies, tienen demasiado sexo, son demasiado mojigatos, etc. etc.
No reconocemos que todo esto es un juicio, pero lo es. Así que cuando lo hagamos, usémoslo como campana de atención.
Esto es lo que puede hacer cuando suene esa campana de mindfulness:
1. Buscar la comprensión. En lugar de tener una opinión instantánea sobre alguien, desafíese a ser curioso. Intente comprender a la persona en lugar de pensar que está equivocada. Si juzgamos a alguien, no lo estamos comprendiendo. Tenemos una falta de conocimiento que nos hace juzgar.
2. Pregunte cómo puede ver la explicación de buen corazón. Pregunte cómo puede explicar el comportamiento de la otra persona de forma bondadosa. Hay una explicación que hace que la otra persona parezca desconsiderada, ignorante, equivocada. Y luego está la que asume que la otra persona tiene buenas intenciones. Esto no siempre es fácil, pero si alguien hace algo irritante, podemos suponer que solo intenta ser feliz. Cuando alguien arremete contra usted, puede estar experimentando miedo. Podemos suponer que ese miedo significa que quiere proteger su tierno corazón. Siempre hay una forma de explicar una acción de buen corazón, incluso una que podríamos considerar malvada. No tenemos que aprobar esa acción, pero podemos ver el corazón que hay debajo de ella.
3. Recuerde lo que es pasar por esa dificultad. Todos hemos experimentado el miedo, la frustración, la ansiedad, la incertidumbre, el deseo de alejarse del malestar. Si vemos la intención de buen corazón que hay detrás de la acción, podemos ver la dificultad que tienen que va con esa intención. Y podemos recordar cómo es tener una dificultad similar: recordar el dolor, el miedo, la frustración, la ira, la pena que acompaña a esa dificultad.
Una vez que empezamos a entender a la persona y sus acciones, a ver el buen corazón que hay detrás de las acciones, a empatizar con su dificultad, podemos empezar a ofrecer compasión.
Un sencillo método de compasión
Si puede empatizar con las dificultades de la otra persona, entonces puede ofrecerle compasión:
- Si está sufriendo dolor o estrés, puede desear simplemente que se acabe ese dolor o estrés.
- También puede desear que sea feliz.
- Incluso puede enviar amor desde su corazón al suyo.
- Una buena práctica diaria es la meditación de compasión. Inténtelo durante unos minutos al día:
1. Simplemente siéntese e imagínese a usted mismo sufriendo o estresado (por sus acciones o por otras cosas). Siéntalo en su cuerpo.
2. Desee la felicidad. Desee el fin de sus dificultades. Regálese un poco de amor.
3. Ahora repita esto con un ser querido, imaginándolo con dolor. Desee el fin de sus dificultades, desee su felicidad, envíele amor.
4. Repita el proceso con un buen amigo, un colega, un vecino y un desconocido.
5. Por último, imagine a todas las personas del mundo y desee su felicidad y el fin de sus dificultades.
Esta meditación puede llevarnos solo unos minutos al día. Ayuda a cultivar la compasión en nuestro interior. Cuando vea que otras personas tienen dificultades, se dará cuenta de ello más a menudo y deseará que tengan un final para esa lucha. Llevará un tiempo, pero si hace esto a diario (o tan cerca como pueda), creo que verá la diferencia.
Esta historia fue publicada originalmente en el Blog de ZenHabits.net.
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