Marcha por la Vida resalta trabas y progresos del movimiento provida

Por Nicole Russell
25 de enero de 2020 2:42 PM Actualizado: 25 de enero de 2020 2:42 PM

La Marcha por la Vida se lleva a cabo en Washington, D.C. el viernes, 47 años después de Roe v. Wade, la decisión de la Corte Suprema que legalizó el aborto.

El presidente Donald Trump aceptó hablar en el acto de este año, la primera vez que un presidente en ejercicio asiste en persona al evento.

La Marcha a menudo reflexiona sobre los contratiempos del aborto, al tiempo que enciende una llama para el progreso en el futuro. Es importante reconocer cuán lejos ha llegado el movimiento provida este año y hacia dónde debe dirigirse. El tema de este año, «Provida es promujer», es especialmente relevante.

El aborto ocupa como nunca antes un espacio diferente en el espectro cultural y político.

Inicialmente, se discutía solo como una cuestión de derecho y ética: los demócratas adoptaron el mantra «seguro, legal e infrecuente», e incluso la gente que se autodenominaba proelección lo creía.

En los últimos años, y particularmente este año, hubo un empuje adicional, impulsado principalmente por las generaciones más jóvenes, no solo para hablar del aborto libremente en una conversación, fuera de contexto de la ley o la política, sino para hacer que el aborto parezca aceptable, normal, incluso genial.

A saber: «El aborto es normal, y para muchos de nosotros, el aborto es solo una de las muchas cosas que tenemos en común con nuestros padres», escribe Teen Vogue.

Actualmente durante el mes de enero se está llevando a cabo en Nueva York una exposición de arte titulada «El aborto es normal», cuyas ganancias beneficiarán a Planned Parenthood. LifeSite News informa que la exhibición parece ignorante y nociva:

«En el sitio web El Aborto es Normal, un video destacado de Bloomberg y un informe del Daily Beast muestran y describen varios ejemplos del ‘arte’ del evento, gran parte del cual es de naturaleza sexual. Hay fotografías y pinturas de desnudos, figuras con camisetas de ‘Gracias a Dios por el aborto’, pinturas de la jueza de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg, y varias muestras de consignas rudimentarias escritas y palabras de moda, como ‘Elección’ y ‘Estimado juez Kavanaugh, si no le gusta el aborto no se haga uno'».

Esta tendencia de tratar de normalizar, sexualizar y popularizar el aborto no solo es triste y, francamente, repugnante, sino que está bastante fuera de lugar. Para empezar, el Guttmacher Institute, una organización proaborto, informa que los índices de aborto en Estados Unidos han disminuido constantemente y son más bajos que en 1973.

Mientras que el año pasado una encuesta de Marist/Knights of Columbus decía que más estadounidenses estaban a favor de las restricciones al aborto de lo que se pensaba, la encuesta de este año confirma que esta tendencia continúa, y no ha sido por casualidad.

Según la encuesta, el 47 por ciento de las personas que se identifican como proelección apoyan restricciones significativas al aborto, al igual que el 70 por ciento de los estadounidenses en general.

Más de la mitad de los estadounidenses encuestados dijeron que si la Corte Suprema revisa el caso Roe vs. Wade, debe dictaminar que se permita a los estados determinar las restricciones o hacer que el aborto sea ilegal, y el 60 por ciento se opone al financiamiento del aborto por parte de contribuyentes nacionales, incluyendo el 37 por ciento que se identifica como proelección.

Tanto la cultura como la ley están cambiando en lo que respecta al aborto, sin importar lo que una exhibición de arte en Nueva York intente comunicar. Sin embargo, todavía hay trabajo por hacer.

Planned Parenthood todavía recibe reembolsos de Medicaid, Nueva York hizo legal el aborto en el tercer trimestre para esta época el año pasado, y aunque puede que el caso Roe nunca sea revocado, muchos defensores provida creen que si Planned Parenthood vs.Casey fuera revocado incluso parcialmente, se salvarían las vidas de más bebés inocentes.

Desde 1973, los defensores provida han trabajado para crear conciencia sobre los efectos de Roe vs. Wade, para demostrar la importancia de valorar la vida desde la concepción hasta la muerte, para asegurar que las leyes estatales restrinjan los abortos tanto como sea posible, y para desarrollar muchas vías de ayuda para las mujeres embarazadas y las mujeres que deciden dar a luz.

Al defender que ser provida es de hecho promujer, la Marcha por la Vida marca la pauta para hacer estas cosas y mucho más.

Nicole Russell es escritora independiente y madre de cuatro hijos. Su trabajo se publicó en The Atlantic, The New York Times, Politico, The Daily Beast y The Federalist. Sígala en Twitter @russell_nm.

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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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