La inmigración ilegal se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los votantes este año electoral, y una nueva encuesta muestra que, por primera vez en la historia del sondeo, la mayoría de los estadounidenses apoya la construcción de un muro a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México.
La preocupación pública por la crisis fronteriza es mayor en el mandato del presidente Joe Biden en comparación con las dos administraciones anteriores, según una encuesta de la Universidad de Monmouth publicada el 26 de febrero.
Más de seis de cada 10 estadounidenses piensan que la inmigración ilegal es un problema «muy grave», un fuerte aumento desde 2015 y 2019, cuando las encuestas anteriores de Monmouth encontraron que el 43 por ciento y el 49 por ciento, respectivamente, tenían esa opinión.
Cuando se suman las personas que piensan que la inmigración ilegal es un problema algo serio (23 por ciento), el porcentaje de estadounidenses que están preocupados por la crisis fronteriza se sitúa en el 84 por ciento.
«La inmigración ilegal ha pasado a primer plano como cuestión definitoria en este año de elecciones presidenciales», dijo en una declaración Patrick Murray, director del Instituto de Encuestas de la Universidad de Monmouth.
Se estima que más de 10 millones de inmigrantes ilegales han cruzado la frontera desde que el presidente Biden asumió el cargo.
Se dispara el apoyo al muro fronterizo
De hecho, la preocupación por la inmigración ilegal es tan alta que, por primera vez desde que Monmouth comenzó a preguntar a los estadounidenses su opinión sobre el asunto en 2015, una mayoría (58 por ciento) del público apoyó la construcción de un muro fronterizo.
Antes de la encuesta actual, el porcentaje más alto de estadounidenses que apoyaron un muro fronterizo era del 48 por ciento (en 2015). El más bajo fue el 35 por ciento (en 2017).
Otro hallazgo notable es que una gran mayoría (61 por ciento) de los estadounidenses dice que los inmigrantes que buscan asilo en la frontera deberían esperar en México mientras se procesan sus solicitudes.
El muro fronterizo fue el proyecto emblemático de Donald Trump, y los republicanos han atribuido la reducción de la afluencia de inmigrantes ilegales al país a su política de “Permanecer en México” —un elemento central de la vigilancia fronteriza durante su mandato, que fue cancelado por el presidente Biden.
Aproximadamente 450 millas del muro fronterizo más grande se construyeron cuando el presidente Trump estaba en el cargo, un proyecto que el presidente Biden criticó. Un memorando interno del Departamento de Seguridad Nacional encontró que las barreras físicas son la herramienta más rentable para disuadir la actividad ilegal de cruce de fronteras.
El presidente Biden ha visto con malos ojos la visión de su predecesor de una gran barrera y, cuando aún era candidato presidencial en 2020, prometió que no se construiría “otro pie de muro” durante su administración.
El día que asumió el cargo, el presidente Biden emitió una proclamación que rescindía la declaración de emergencia nacional en la que se había basado el presidente Trump para desviar unos 10,000 millones de dólares de las arcas del Pentágono para la construcción del muro fronterizo.
Posteriormente, la administración Biden subastó silenciosamente millones de dólares en materiales para el muro fronterizo, por lo que enfrentó duras críticas de los republicanos.
Aunque la preocupación por la inmigración ilegal ha aumentado más entre los republicanos (91 por ciento dijo que es muy grave), todos los grupos electorales se han preocupado más por la crisis fronteriza, mostró la encuesta de Monmouth.
En un posible golpe a las posibilidades de reelección del presidente Biden, el 58 por ciento de los independientes dijo que la inmigración ilegal es un problema muy grave, frente a poco más del 40 por ciento que dijo lo mismo en 2015 y 2019.
Esfuerzos del muro fronterizo a nivel estatal
Poco después de asumir el cargo, el presidente Biden firmó una orden ejecutiva que cancelaba la construcción federal del muro fronterizo.
En una proclama del 20 de enero de 2021, él calificó el muro como una “pérdida de dinero que desvía la atención de las amenazas genuinas a nuestra seguridad nacional”.
Tras la decisión del presidente Biden de derribar el muro, el gobernador de Texas, Greg Abbott, un republicano, anunció que buscaría fondos para que su estado construyera su propia barrera fronteriza, lo que se produjo cuando la afluencia de inmigrantes ilegales a Texas aumentó a proporciones casi récord.
En diciembre de 2021, Texas comenzó oficialmente a construir su propio muro fronterizo financiado por el estado. En ese momento, Abbott alegó que el presidente Biden “se niega a hacer cumplir las leyes aprobadas por el Congreso para asegurar la frontera y hacer cumplir las leyes de inmigración” y por eso “Texas está dando un paso al frente para hacer el trabajo del gobierno federal”.
Recientemente, la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, ordenó a las tropas de la Guardia Nacional del estado que ayudaran a Texas con la construcción del muro fronterizo.
«La frontera está en una zona de guerra, por lo que estamos enviando soldados», dijo la Sra. Noem, una republicana, en un comunicado del 20 de febrero.
Dakota del Sur fue el primer estado en desplegar tropas de la Guardia Nacional en respuesta a la decisión del gobernador de Texas Greg Abbott, hace dos años y medio, de pedir ayuda para asegurar la frontera.
En octubre de 2023, la administración Biden renunció a 26 leyes federales en el sur de Texas para permitir la construcción de otras 20 millas de muro fronterizo.
En ese momento, el presidente Biden explicó que el motivo para reanudar la construcción del muro fronterizo fue que el dinero ya había sido asignado y se intentaba redirigir los fondos a otros proyectos fallidos.
“No hay nada bajo la ley más que tener que usar el dinero para lo que fue asignado. No puedo detener eso”, dijo el presidente Biden en ese momento.
Cuando los periodistas le preguntaron si pensaba que el muro fronterizo era efectivo. Entonces respondió: “No”.
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