Cientos de médicos chinos y otros trabajadores médicos han estado actuando como «verdugos» del Estado para mantener la lucrativa industria de los trasplantes de órganos, según un estudio publicado en una importante revista médica estadounidense.
El estudio, publicado en el American Journal of Transplantation el 4 de abril, revisó más de 120,000 publicaciones en idioma chino sobre trasplantes de órganos e identificó 71 artículos en los que los médicos habían extraído corazones y pulmones de personas para trasplantes sin realizar primero una prueba para establecer la muerte cerebral—lo que revela que los pacientes fueron asesinados por sus órganos.
Un total de 348 profesionales médicos o investigadores, incluidos cirujanos, enfermeros y anestesiólogos de 56 hospitales chinos de todo el país, fueron coautores de estos 71 artículos.
Los documentos en cuestión se publicaron entre 1980 y 2015, periodo durante el cual no existía un sistema oficial de donación voluntaria en China y había pocos donantes voluntarios. El régimen había afirmado que la mayoría de los órganos para trasplante en esa época procedían de presos ejecutados.
Pero a inicios de la década de 2000, surgieron informes e investigaciones que indicaban que Beijing estaba sustrayendo por la fuerza los órganos de los prisioneros de conciencia detenidos.
Estas acusaciones fueron confirmadas “más allá de toda duda razonable” por un tribunal popular independiente en 2019, que determinó que tales atrocidades han ocurrido durante mucho tiempo en una escala sustancial, siendo el grupo de fe perseguido Falun Gong una fuente principal de órganos.
Al llegar a su conclusión, el organismo, conocido como el “Tribunal de China”, refutó las afirmaciones del régimen chino de que desde 2015 todos los órganos para trasplante procedían de un sistema oficial de donación de órganos.
El grupo espiritual Falun Gong se caracteriza por sus enseñanzas morales basadas en verdad, compasión y tolerancia, junto con ejercicios de meditación. Ha sido objeto de una amplia campaña de persecución desde 1999, durante la cual millones de practicantes han sido detenidos en diversos centros del país.
«Prueba irrefutable incriminatoria»
Esta nueva investigación es la primera de su tipo en descubrir una «prueba irrefutable incriminatoria» que comprueba que los médicos estaban matando personas por sus órganos, dijo Jacob Lavee, coautor del informe y director de la Unidad de Trasplante de Corazón en el Centro Médico Sheba en Israel.
En las publicaciones chinas señaladas por el estudio, los médicos declaraban la muerte cerebral de los presos a los que operaban, pero otros datos revelados en los documentos demostraban que no podía ser así.
Confirmar la muerte cerebral es un proceso largo que toma al menos seis horas, y un paso fundamental consiste en desconectar el respirador para evaluar si el paciente puede respirar por sí mismo.
Pero los documentos detallan que los médicos chinos continuaban intubando a los donantes luego de pronunciar la supuesta muerte cerebral o inmediatamente antes de la operación. En algunos casos, el donante era ventilado con una mascarilla facial, lo que indicaba que no se había realizado ninguna evaluación de muerte cerebral.
«Han obtenido órganos de personas que no han sido declaradas muertas, lo que significa que se han convertido en verdugos», dijo Lavee a The Epoch Times.
Los resultados parecen ser admisiones accidentales por parte de los médicos chinos, dijo.
“De alguna manera, tanto los autores como sus editores en las respectivas revistas médicas se han olvidado de eliminar estos detalles incriminatorios que hemos encontrado”, dijo Lavee.
Si estos artículos se enviaran a revistas médicas occidentales, señaló, «habrían sido rechazados por completo debido a estas frases, porque ningún editor de ninguna revista decente habría publicado un trabajo que incrimine a los autores en tales hechos».
Tales admisiones dejaron de aparecer en periódicos chinos fechados después de 2015, pero es muy probable que el abuso no haya cesado, según los autores.
Matthew Robertson, investigador de estudios sobre China en la Fundación Conmemorativa de las Víctimas del Comunismo y coautor del estudio, señaló un informe de investigación de 2014 del grupo de defensa Organización Mundial para Investigar la Persecución de Falun Gong (WOIPFG, por sus siglas en inglés) que destacó por primera vez los alarmantes detalles revelados en los documentos médicos chinos, incluyendo el gran número de donantes en óptimas condiciones de salud y cómo los hospitales estaban llevando a cabo grandes volúmenes de cirugías de trasplante de órganos en un solo día.
Los líderes médicos chinos probablemente tomaron nota de este informe y les dijeron a todas las revistas que dejaran de publicar tales detalles, indicó Robertson, quien anteriormente trabajó como reportero en The Epoch Times.
«Vigilan lo que dicen los disidentes, especialmente en este tema, que es muy delicado», dijo. «Y bastaría con un correo electrónico o algunas llamadas telefónicas» para que eliminar esos rastros, dijo.
Con fines de lucro
Hace dos años, Robertson y Levee descubrieron que los conjuntos de datos oficiales de donación china coinciden casi con precisión con una fórmula matemática, una señal de que el régimen chino probablemente falsificó sistemáticamente sus datos de donación de órganos.
La WOIPFG realizó cientos de llamadas telefónicas encubiertas a hospitales chinos durante la pandemia de 2020, en las que algunos médicos prometieron órganos en tan solo una semana. El tiempo de respuesta inusualmente rápido—poco habitual en otros países con sistemas de donación de órganos establecidos—sugería que Beijing continuaba con la espeluznante práctica, dijo el grupo.
Durante años, la WOIPFG ha realizado decenas de llamadas encubiertas a hospitales chinos en el marco de su investigación sobre las prácticas de sustracción forzada de órganos en Beijing.
Robertson dijo que previamente había realizado un estudio de algunos de los registros de llamadas de WOIPFG y concluyó que eran auténticos.
«Tienen un patrón muy distintivo durante muchos años. Así que me inclino a creer también el contenido de las llamadas», dijo.
Para los hospitales, la lógica aquí es simple.
“Es una industria muy rentable”, dijo Lavee. «Y si pueden obtener beneficios de ella, y al mismo tiempo—como ha demostrado el Tribunal de China—atender los deseos del Partido Comunista. Es una situación en la que todos ganan».
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