El secretario de Estado de Estados Unidos pidió al Vaticano no renovar su acuerdo interino con el Partido Comunista Chino (PCCh) sobre el nombramiento de obispos, días después de que la Santa Sede anunciara su intención.
Este 19 de septiembre, el secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, se pronunció sobre la intención del Vaticano de renovar el acuerdo provisional de dos años firmado en septiembre de 2018 con el PCCh.
“Hace dos años, la Santa Sede llegó a un acuerdo con el Partido Comunista Chino, con la esperanza de ayudar a los católicos de China”, escribió en Twitter.
“Sin embargo, el abuso del PCCh hacia los fieles solo ha empeorado”, afirmó el funcionario y advirtió que el “Vaticano pone en peligro su autoridad moral, si renueva el acuerdo”.
El pasado 14 de septiembre el cardenal secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, confirmó que la Santa Sede tiene la intención de renovar el Acuerdo Provisional con el PCCh, que expira en octubre. Según el cual el Vaticano y el PCCh acuerdan cooperar en la selección de obispos, las autoridades comunistas chinas nombran a los obispos en el país mientras que la Santa Sede respalda su legitimidad.
Desde la década de 1950, el PCCh impone que la comunista es la única ideología y fe legítima, así surge la Asociación Patriótica Católica de China. Solo éstos tienen la protección de la Constitución Nacional. Cualquiera fuera la religión de uno, hay un solo criterio posible: seguir las instrucciones del PCCh y saber que el Partido está por encima de todos los credos. Si se es cristiano, ahora el Partido es el Dios del Dios cristiano, explica la editorial de The Epoch Times Nueve Comentarios sobre el PCCh.
Este es el esquema que acepta el pontificado de Francisco I con el acuerdo, buscando conducir a la fusión gradual de la Iglesia Católica Clandestina con la Asociación Patriótica Católica.
«Nuestra intención es que se prolongue, que se siga adoptando ad experimentum», dijo el cardenal Parolin, de acuerdo con Agensir.
«Con China nuestro interés actual es el de normalizar la vida de la Iglesia en la medida de lo posible, para asegurar que la Iglesia pueda vivir una vida normal, que para la Iglesia Católica es también tener relaciones con la Santa Sede y el Papa”, añadió.
«¿Hay la misma intención de parte de China? Creo y espero que sí”, dijo, y calificó los resultados del acuerdo como “no particularmente excitantes”.
De acuerdo con un resumen de la persecución religiosa en China, publicado el 22 de agosto por Bitter Winter, después del acuerdo, la situación de los “objetores de conciencia católicos” que son especialmente sacerdotes y obispos que se niegan a unirse a la Asociación Patriótica Católica de China, controlada por el régimen chino, continúa deteriorándose: “los miembros del clero y los creyentes son frecuentemente acosados y perseguidos y las iglesias han sido cerradas o demolidas”.
Entre los tuits publicados por el secretario Pompeo, también estaba adjunto un artículo suyo, publicado en la revista religiosa y conservadora First Things, donde dijo que la situación de los derechos humanos en China se ha «deteriorado gravemente bajo el gobierno autocrático de Xi Jinping».
De acuerdo con un informe de la libertad religiosa de Ayuda a la Iglesia que Sufre, la represión es creciente en Xinjiang, el Tíbet y Hong Kong, mientras que las perspectivas de que la libertad de religión o creencia pueda mejorar en China bajo el actual régimen son extremadamente bajas. «Lo más probable es que la represión continúe, y que aumente y se intensifique todavía más», afirma el informe.
El secretario Pompeo dijo que a dos años del acuerdo firmado entre la Santa Sede y el PCCh está claro que “no ha protegido a los católicos de las depredaciones del Partido, por no hablar del horrible trato del Partido a los cristianos, budistas tibetanos, devotos de Falun Dafa y otros creyentes religiosos”.
Abundante documentación de distintos organismos demuestra que el PCCh persigue al cristianismo, catolicismo, budismo tibetano, budismo, islam, daoísmo, Falun Dafa y a religiones populares autóctonas.
El pasado 20 de julio los practicantes de Falun Dafa denunciaron 21 años de persecución. Desde 1999 grandes grupos de practicantes de Falun Dafa han sido detenidos o encarcelados como resultado de su fe. Millones de practicantes han sido arrestados, y cientos de miles han sido torturados, según estimaciones del Centro de Información de Falun Dafa.
“Los practicantes de Falun Dafa han sido objeto de abusos, torturas, encarcelamiento ilegal, y la práctica extremadamente cruel de la sustracción de órganos”, escribió el representante Ken Calvert (R-Calif.) en una carta, junto con otros legisladores pidiendo al régimen chino detener sus ataques a la práctica.
“La Santa Sede tiene una capacidad y un deber únicos de centrar la atención del mundo en las violaciones de los derechos humanos, especialmente las perpetradas por regímenes totalitarios como el de Beijing”, dice Pompeo en su artículo.
Por otra parte, Pompeo también llamó la atención sobre la situación de los derechos humanos en Hong Kong, diciendo que los católicos son quienes están en primera línea, nombrando católicos prominentes del país como el fundador del Partido Democrático y abogado, Martin Lee, y al magnate de los medios de comunicación, Jimmy Lai.
“Beijing los arresta, espía y acosa por el ‘crimen’ de promover la libertad. El Vaticano debería estar al lado de los católicos y del pueblo de Hong Kong”, añadió Pompeo.
Tanto Lee como Lai fueron arrestados en Hong Kong en abril, acusados de organizar y participar en «asambleas ilegales» ya sea el 18 de agosto, el 1 de octubre o el 20 de octubre del año pasado. En junio de 2019 comenzaron las protestas masivas por un proyecto de ley de extradición archivado el año pasado, ya que la población local temía que amenazara la autonomía judicial de la ciudad. Sin embargo, Lai volvió a ser arrestado en agosto en virtud de la nueva ley de seguridad nacional.
En un blog, el cardenal Joseph Zen escribió que voló a Roma para reunirse con el Papa en junio del año pasado para rogarle en persona que tomara una postura contra la erosión de la autonomía de Hong Kong por parte de Beijing. Pero el Vaticano no hizo ninguna declaración sobre las protestas.
“Si el Partido Comunista Chino logra poner a la Iglesia Católica y a otras comunidades religiosas a raya, los regímenes que desprecian los derechos humanos se envalentonarán, y el costo de resistir a la tiranía se elevará para todos los valientes creyentes religiosos que honran a Dios por encima del autócrata de turno”, advirtió Mike Pompeo.
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