CIUDAD DEL VATICANO—En una conferencia de prensa celebrada el 25 de junio, centrada en la próxima Jornada de Oración y Reflexión de la Santa Sede por el Líbano, The Epoch Times pidió al arzobispo Paul Gallagher, secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados (ministro de Asuntos Exteriores), que comentara sobre unos disturbios similares en Hong Kong.
The Epoch Times preguntó: «Con la agitación financiera y política —y especialmente el descontento popular contra la corrupción política que hemos visto en el Líbano y en la región en general—, ¿qué hace que esta situación sea diferente para la Santa Sede y la Secretaría de Estado (fuera de, por supuesto, la ubicación estratégica) de los levantamientos populares en Hong Kong, donde los líderes católicos han sido encarcelados, y una solicitud de apoyo ha sido puesta sobre la mesa personalmente por el cardenal Joseph Zen hace más de dos años?»
El arzobispo inglés respondió: «Bueno, obviamente Hong Kong es un objeto de preocupación para nosotros. El Líbano es un lugar donde percibimos que podemos hacer una contribución positiva. No percibimos eso en Hong Kong. Se pueden decir muchas… palabras apropiadas que serían apreciadas por la prensa internacional, por muchos países del mundo, pero yo —y creo que muchos de mis colegas— aún no estamos convencidos de que eso vaya a marcar alguna diferencia. Creo que aquí [en el Líbano] tenemos una oportunidad, pero en Hong Kong tenemos una situación totalmente diferente».
El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, añadió: «Permaneciendo abiertos, por supuesto, a la actuación del Espíritu Santo». El arzobispo Paul Gallagher, asintió con la cabeza y continuó: «Sí, y esperamos que el nuevo obispo haga un buen trabajo también allí. Gracias».
Desde la renovación del acuerdo entre China y el Vaticano el pasado mes de octubre, el papa Francisco —que ha sido muy franco en otras crisis de derechos humanos y ecológicas— ha guardado silencio sobre China y Hong Kong. La brutalidad del Partido Comunista Chino y las violaciones de los derechos humanos, tanto en China continental como en Hong Kong, han provocado que líderes mundiales —como el exsecretario de Estado, Mike Pompeo— pidan al Vaticano que ponga fin a su acuerdo «preliminar» con China.
Pompeo declaró en una serie de tuits en septiembre de 2020, poco antes de que se renovara el acuerdo, que «el Vaticano pone en peligro su autoridad moral, si renueva el acuerdo… Los católicos son una de las voces más fuertes de Hong Kong en favor de los derechos humanos, incluyendo a Martin Lee y Jimmy Lai… El Vaticano debe estar al lado de sus compañeros católicos y del pueblo de Hong Kong».
El Vaticano anunció esta semana que el secretario de Estado estadounidense Anthony Blinken se reunirá con el papa Francisco, junto con el arzobispo Gallagher y otros funcionarios del Vaticano, el 28 de junio. Todavía está por ver si China está en la agenda.
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