Jessica Tapia, una maestra de California, jamás imaginó que sus creencias religiosas serían motivo de despido en la escuela pública donde enseñó por seis años, como relató en entrevista al programa ‘Opinión Pública‘ de EpochTV.
Luego de su propia experiencia como estudiante en el Jurupa Valley School en el condado de Riverside, la Sra. Tapia desarrolló un profundo deseo de enseñar y ser una guía para las generaciones más jóvenes.
Fue así que su pasión por la enseñanza y el deporte la llevó a enseñar educación física en la misma escuela secundaria donde había estudiado años atrás.
Los estudiantes, padres, y colegas profesores, a menudo destacaban el trabajo de la docente hispana, incluso sus evaluaciones de desempeño la calificaban como una “maestra distinguida”.
Sin embargo, a pocos días de finalizar el año escolar 2021-2022, la profesora Tapia empezó a recibir mensajes ofensivos en sus redes sociales, y estos provenían de sus propios estudiantes.
“Unos estudiantes me buscaron en redes sociales y encontraron mis opiniones cristianas conservadoras, las cuales no expreso en clase», dijo la Sra. Tapia en la entrevista.
«Conocieron mucho sobre mí a través de mis redes sociales y se ofendieron por eso. Así que mandaron varios de mis posteos y un video mío al distrito escolar. El distrito escolar me sacó inmediatamente de mi clase, me puso bajo licencia y comenzó una investigación”.
La maestra hispana dijo que el distrito escolar le permitió regresar al trabajo, pero solo si seguía una serie de directivas, las cuales iban en contra de su fe cristiana.
“Me sentí realmente conflictuada porque estas directivas iban a obligarme a llamar a los estudiantes por sus pronombres o géneros preferidos, iban a obligarme a ocultar esa información de sus padres, lo cual reconfirmé con el distrito», recordó la Sra. Tapia.
«Les pregunté: ‘¿Me están pidiendo que mienta a los padres?’ Y ellos dijeron: ‘Sí, por la seguridad y privacidad de los estudiantes’», agregó antes de relatar lo que esta decisión implicaba para sus estudiantes.
«Tenía que permitir que los estudiantes transgénero usaran el vestuario de niñas, ante lo cual pregunté: ‘¿Me están diciendo que debería permitir que un niño entre al vestuario de las niñas?’. Y ellos me respondieron: ‘Sí, si se identifica como niña’”, continuó diciendo.
“No estoy a favor del transgenderismo de ninguna manera. Creo que es una idea muy, muy terrible que se está implantando en las mentes de los niños; pensar que ellos nacieron en el cuerpo equivocado o que pueden cambiar su género. Hay tanta falsedad en eso, y solo está llevando a los niños por un camino realmente oscuro”, añadió.
En ese momento, la Sra. Tapia decidió tomarse tres meses de licencia para reflexionar sobre el asunto. “Sabía que debía tomar una importante decisión”, señaló.
“Básicamente tenía tres opciones: podía doblegarme ante estas directivas, aunque estuviera muy en contra, para poder mantener mi trabajo y salario; podía irme y renunciar, o podía alzar mi voz y decir que estas directivas van en contra de mis creencias y de mi fe y que no podía cumplirlas”, explicó.
Cuando se decidió por la tercera opción, el distrito escolar le planteó llegar a un acuerdo de acomodación religiosa.
En una reunión al respecto, los miembros del distrito escolar la interrogaron sobre su fe cristiana, como a qué iglesia iba, qué libros leía, con qué frecuencia leía esos libros y qué parte de su creencia estipulaba que ella no pudiera referirse a un niño según su identidad de género.
Tras esa conversación, el distrito escolar decidió que no podían acomodar las creencias religiosas de la profesora Tapia. Una semana después, el 30 de enero de 2023, la despidieron por no estar dispuesta a seguir las directivas que iban contra su fe cristiana.
“Yo había tenido una gran relación con el distrito hasta que llegó este punto en el que me pidieron que hiciera cosas que iban en contra de mis creencias. Y cuando tomé una postura, fue como si su percepción sobre mí cambió por completo. No les gustó que yo realmente quisiera ser fiel a mi fe sobre cómo debía hacer mi trabajo”, añadió.
Una acción audaz
Unos meses después de su despido, la Sra. Tapia decidió emprender una demanda legal junto a Advocates for Faith and Freedom, una organización legal pro bono.
Julianne Fleischer, asesora legal de la organización, indicó en la entrevista para el programa Opinión Pública, que las acciones y motivos del distrito escolar “claramente violaron” la libertad de expresión y libertad religiosa bajo la Primera Enmienda, así como el Título VII, el cual estipula que un empleador debe acomodar las creencias religiosas de un individuo.
“La jurisprudencia es muy clara: el gobierno no puede imponer su propia prueba religiosa para que un empleado califique para un empleo público. Eso fue esencialmente lo que hizo el distrito escolar», dijo la abogada Fleischer.
«Le dijeron a Jessica: ‘Debes cumplir con nuestra ideología religiosa sobre estas políticas transgénero, y si no lo haces, ya no estás calificada para ser maestra en una escuela pública’”, continuó diciendo Fleischer.
Asimismo, señaló que el distrito escolar les dijo que las medidas que tomaron contra Jessica fueron debido al miedo de ser demandador por los grupos transgénero.
Luego de un año de batalla legal, el distrito escolar aceptó conciliar y pagar a la Sra. Tapia USD 360,000 como parte de la indemnización, aunque no admitió ninguna falta.
Por su parte, la Sra. Tapia acordó no trabajar nuevamente en el distrito, mientras que ambas partes acordaron no presentar futuras demandas relacionadas con el caso.
La abogada del caso calificó el acuerdo como “una gran victoria” por varias razones.
“Esto envía un fuerte mensaje a otros distritos escolares de que hay un precio a pagar cuando intentas imponer una carga sobre las creencias religiosas de alguien», dijo Fleischer, y agregó: «Eso no pasará desapercibido».
Luego animó a tomar acción en situaciones similares. «Esperamos que esto anime a otros maestros a saber que no están solos, que pueden ser valientes en su postura, en su fe y sus convicciones. No necesitan abandonar sus creencias religiosas y valores en su trabajo”, añadió.
Gracias a esta amarga experiencia, la profesora hispana sintió un llamado a seguir ayudando y motivando a sus colegas docentes a través de ‘Teachers Don’t Lie‘, una iniciativa que lidera junto a Advocates for Faith & Freedom para apoyar e informar a otros maestros que sientan que sus creencias religiosas son discriminadas por las actuales políticas escolares.
“Quiero que los maestros sepan que no tienen que mentir en absoluto para salvar su trabajo», expresó la ex profesora Tapia.
«Puede haber un impacto y una influencia mucho mayor cuando tomamos esa postura audaz en la verdad. Nunca sabemos qué hay al otro lado si caminamos en fe y vemos lo que Dios tiene para nosotros”, añadió.
“Podemos tener un impacto mucho mayor cuando vivimos con valentía y coraje”.
Un mensaje a los padres hispanos
Más del 60% de la comunidad de Jurupa Valley, en California, donde la profesora Tapia enseñaba, es hispana, y la mayoría de sus alumnos eran bilingües o hablaban español. Sin embargo, su historia no se difundió mucho.
“He visto que mi historia realmente no ha circulado en la misma comunidad de la que fui despedida debido a la barrera del idioma. Mi historia fue más conocida en otras ciudades en las que ni siquiera enseñaba”, añadió.
A pesar de esto, la docente quiso dirigirse a la comunidad hispana para advertir a los padres hispanos que no descuiden a sus hijos en las escuelas y que no permitan que la barrera del idioma les impida involucrarse en la educación de los niños.
“Usted tiene que ser el defensor de su hijo y expresar a la escuela lo que quiere para su hijo, porque si no estamos en las reuniones del consejo escolar, si no hablamos con los maestros y directores, ellos harán las cosas a su manera. Y muchas veces, como lo estamos viendo, sus valores y su moral no se alinean con lo que se enseña en casa”, dijo.
Para los padres cuyo inglés no es tan avanzado, aconseja buscar ayuda de alguna persona bilingüe que pueda acompañarlos a las reuniones del consejo escolar y hacer que su voz se escuche.
“Lo más importante es que si los padres hablan español, no se retraigan, solo tienen que entrar en acción, porque sus voces son muy poderosas”, dijo la Sra. Tapia.
“Quiero que las familias hispanohablantes sepan que su voz importa, y que queremos que estén informados, que estén al tanto de lo que está sucediendo, porque son las personas más luchadoras, más aguerridas y más fuertes que conozco. Pero tienen que saber lo que está pasando en las escuelas”, añadió.
Vea la entrevista completa a Jessica Tapia en ‘Opinión Pública’ aquí.
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