El virus del COVID-19 puede haberse originado en un conjunto de laboratorios de China que realizaba experimentos con dinero de los contribuyentes estadounidenses, según declaró el 19 de abril el director de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés).
«¿Procedía el virus del COVID-19 del Instituto de Virología de Wuhan?», preguntó el representante Andrew Clyde (R-Ga.) al Dr. Lawrence Tabak, director interino de los NIH, durante una audiencia celebrada en Washington.
«No tengo ni idea», respondió Tabak.
Los NIH financiaron experimentos realizados en el instituto, situado en la misma ciudad donde se detectaron los primeros casos de COVID-19 a finales de 2019.
Al menos algunos de esos experimentos dieron como resultado el aumento de la transmisibilidad de un virus, según reconocieron los NIH en 2021. Los experimentos que aumentan la patogenicidad o transmisibilidad de un agente biológico como un virus se conocen comúnmente como ganancia de función.
Tabak afirmó que en el instituto no se realizaron experimentos de ganancia de función, a pesar de ser el autor del reconocimiento de los NIH.
También dijo que cree que el COVID-19 se propagó de los murciélagos a un animal intermediario antes de infectar a los humanos.
«Hay dos teorías predominantes: un accidente de laboratorio, o como usted dice una fuga de laboratorio, frente a una transferencia zoonótica de animales a humanos», dijo Tabak. «En mi opinión, las pruebas disponibles favorecen la segunda, pero por supuesto nuestra mente está abierta a la primera posibilidad».
Tabak no citó ninguna de las pruebas y los NIH, cuyos exaltos cargos se esforzaron por promover la teoría del origen natural, no respondieron a una petición de citas.
Los defensores de la teoría del origen natural han afirmado mayoritariamente que la mayoría de los casos de COVID-19 procedían de un mercado húmedo lleno de animales cerca del instituto, y un artículo reciente afirma que los nuevos datos de secuenciación apoyan la teoría. Los defensores de la teoría de la fuga de laboratorios han señalado que las autoridades chinas han ocultado pruebas clave a los laboratorios y que no se han identificado animales intermediarios más de dos años después del inicio del COVID-19.
«La aparición natural suele dejar tras de sí una historia, un rastro, una huella», declaró a los periodistas el senador Roger Marshall (R-Kan.) en una reunión informativa celebrada esta semana. «Todavía no se han presentado pruebas convincentes».
Marshall estaba celebrando una sesión informativa sobre un informe que publicó y que profundizaba en el debate sobre los orígenes y concluía que el COVID-19 se originó en el Instituto de Virología de Wuhan.
Los investigadores que pasaron 18 meses investigando el asunto dijeron que había indicios de que los investigadores chinos comenzaron a desarrollar vacunas contra el COVID-19 en el instituto a más tardar en noviembre de 2019 y que el virus «fue el resultado de fallas de contención de bioseguridad durante la investigación relacionada con la vacuna contra el SARS-CoV-2». El SARS-CoV-2 es un nombre para el virus que causa el COVID-19.
John Ratcliffe, que fue el exdirector de inteligencia nacional de 2020 a 2021, dijo a un panel del Congreso diferente esta semana que una fuga de laboratorio «es la única explicación creíblemente apoyada por nuestra inteligencia, por la ciencia y por el sentido común».
Según las últimas informaciones, las agencias de inteligencia estadounidenses están divididas sobre el origen del COVID-19: varias se inclinan por un origen natural y otras afirman que lo más probable es una fuga de laboratorio. El presidente Joe Biden firmó el 20 de marzo un proyecto de ley que ordena la desclasificación de información de inteligencia «relativa a los posibles vínculos entre el Instituto de Virología de Wuhan y el origen de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19)», pero aún no se ha hecho pública ninguna nueva información de inteligencia.
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