El 31 de marzo de 2020, Christian Solidarity Worldwide (Solidaridad Cristiana Mundial), una organización cristiana con sede en Londres, y una de las ONG más respetadas en lo referente a denunciar la persecución religiosa a nivel internacional, publicó su informe del 2020 sobre China.
El informe, titulado Reprimidos, eliminados, reeducados: el control absoluto de la vida religiosa en China e ilustrado con bellas y sobrias caricaturas realizadas por el artista y activista defensor de los derechos humanos chino Badiucao, afirma que «el nivel de libertad religiosa o de creencias en China está disminuyendo de manera veloz y significativa», especialmente desde que en febrero de 2018 entraran en vigor los actualizados Reglamentos sobre asuntos religiosos.
Como ejemplos de una represión religiosa generalizada, el informe menciona:
- «La demolición de edificios de iglesias no registradas, tales como la Iglesia Candelero de Oro (Jindengtai), la cual contaba con 50,000 miembros y se encontraba emplazada en la provincia de Shanxi.
- El cierre forzoso de iglesias no registradas, tal es el caso de la iglesia Hogar de Cristo con más de 20 años de antigüedad y emplazada en Shantou, en la provincia de Cantón; en la cual la policía confiscó más de 5000 libros, dispositivos electrónicos y materiales religiosos, y posteriormente calificó a la iglesia como una ‘organización religiosa ilegal’.
- La orden impartida por las autoridades y dirigida tanto a las iglesias registradas como a las no registradas, de instalar sistemas de vigilancia de circuito cerrado por televisión dentro de las habitaciones donde se celebran los servicios religiosos; en septiembre de 2018, las autoridades clausuraron la Iglesia de Zion emplazada en Beijing luego de que la misma se negara a instalar 24 cámaras de circuito cerrado en su edificio.
- El arresto y detención de líderes de iglesias no registradas, como por ejemplo el caso del pastor de la iglesia del Pacto de la Lluvia Temprana de Chengdu; el pastor Wang Yi y su esposa, Jiang Rong, quienes fueron detenidos en diciembre de 2018. El pastor Wang fue sentenciado a nueve años de prisión por ‘incitar a subvertir el poder estatal’ y por efectuar ‘operaciones comerciales ilegales’.
- La remoción y destrucción de pancartas, carteles y azulejos con mensajes religiosos en viviendas privadas y edificios de iglesias.
- Las amenazas de suspensión del apoyo estatal a familias cristianas de bajos recursos si las mismas no renunciaban a sus creencias religiosas.
- La presión ejercida sobre los arrendadores para que no les alquilen espacios de reunión a iglesias no registradas y desalojen a los cristianos pertenecientes a las iglesias que han sido clausuradas por las autoridades.
- La presión ejercida sobre las iglesias registradas en el Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías (MPTA) para que demuestren su lealtad al Partido Comunista cantando canciones ‘rojas’ y enarbolando la bandera nacional».
El informe incluye un estudio de caso sobre la Iglesia Roca Viviente (Iglesia de Huoshi), una iglesia doméstica protestante emplazada en Guizhou, la cual fue allanada por las autoridades del Partido Comunista Chino (PCCh) y sus principales pastores fueron arrestados y condenados a años de prisión. El mismo también menciona que los católicos que se niegan a unirse a la Iglesia Patriótica Católica controlada por el régimen aún siguen siendo hostigados y perseguidos, y que tras el acuerdo entre el Vaticano y China del 2018 la situación parece empeorar en lugar de mejorar.
El documento resume evidencia creíble de que tres millones de uigures y otros creyentes musulmanes túrquicos se encuentran detenidos en campamentos de transformación por medio de educación emplazados en Xinjiang, los cuales no son «escuelas», tal y como sostiene la propaganda del PCCh, sino cárceles donde se practica libremente la tortura. En centros de detención similares se confina a monjes y a activistas budistas en el Tíbet, y en los mismos también se denuncian casos de tortura, mientras que en lo que respecta a los monasterios, los mismos corren la misma suerte que las mezquitas de Xinjiang y son destruidos.
El informe menciona que «Bitter Winter, una revista en línea sobre libertad religiosa y derechos humanos en China publicada por CESNUR, el Centro de Estudios sobre Nuevas Religiones, también ha denunciado una campaña represiva contra el taoísmo y las religiones populares tradicionales, incluyendo la clausura de templos y la destrucción de estatuas y materiales religiosos», y continúa explicando que los grupos más perseguidos son aquellos que han sido catalogados como organizaciones xie jiao (enseñanzas heterodoxas), en particular Falun Gong (también llamada Falun Dafa, una disciplina budista milenaria) y la Iglesia de Dios Todopoderoso, contra cuyos miembros se aplica sistemáticamente el artículo 300 del Código Penal Chino.
El texto les recuerda a sus lectores que la sustracción de órganos de presos de conciencia pertenecientes a Falun Gong y a otras minorías religiosas ha sido documentada por el Tribunal independiente de China, y ofrece detalles sobre la persecución llevada a cabo contra la Iglesia de Dios Todopoderoso.
El documento informa que “la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) fue etiquetada como xie jiao en el año 1995 por el Comité Central y el Consejo de Estado. Según el informe anual de la IDT del año 2018, solo en ese año, 11,111 miembros de la Iglesia fueron arrestados por participar en actividades religiosas y aproximadamente 20 personas murieron como resultado de la persecución. El informe cita documentos gubernamentales procedentes de varias provincias que describen campañas contra la IDT. El mismo también detalla las violaciones en curso llevadas a cabo contra miembros de la IDT, entre las que se incluyen torturas en prisión, vigilancia intrusiva y una intensa presión para que los miembros de dicha Iglesia se retracten, y afirma que los miembros de la Iglesia que han regresado a China desde el extranjero han desaparecido”.
El documento continúa afirmando que «el Informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre Libertad Religiosa Internacional del año 2018 cita numerosas denuncias de violaciones perpetradas contra miembros de la IDT, incluyendo la muerte bajo custodia de una miembro de la Iglesia acaecida en Guizhou en marzo de 2018; las autoridades le dijeron a su familia que la mujer se había suicidado. Cuando sus familiares cuestionaron dicha determinación, las autoridades los amenazaron con la pérdida de sus empleos y la prohibición del acceso a la universidad para sus hijos. En otro caso denunciado por la Iglesia y citado en el informe del Departamento de Estado, una miembro de la Iglesia fue arrestada y torturada durante 25 días antes de ser enviada al hospital con graves heridas en su cráneo. La mujer murió varios meses después”.
El texto también menciona que los defensores de la libertad religiosa, entre los que se incluyen abogados y periodistas, son arrestados o «desaparecen». Al menos, antes de la crisis del virus del PCCh, algunos de los perseguidos lograron escapar de China y buscar asilo en el extranjero. Pero, así como propagó la COVID-19, el PCCh también está propagando el virus de la persecución religiosa, tratando de que las solicitudes de asilo sean rechazadas y de que los refugiados sean deportados de regreso a China.
El comentario propuesto en el informe en lo referente a la Región Autónoma Uigur de Xinjiang (XUAR) puede, de hecho, ser aplicado a toda China. «Dado el alto riesgo de detención arbitraria y de malos tratos para quienes regresan a la XUAR desde el extranjero, los distintos Gobiernos nacionales también deberían garantizar que las personas procedentes de la XUAR pertenecientes a minorías étnicas, religiosas y/o de creencias no sean deportadas por la fuerza a China».
Este artículo fue publicado originalmente en Bitter Winter, una publicación sobre libertad religiosa y derechos humanos en China.
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