Los globos amarillos con las palabras «No más gases lacrimógenos» volaban alto mientras muchos padres y sus hijos pequeños realizaban un acto en una plaza pública en el corazón del distrito de negocios de Hong Kong el 1 de diciembre.
Cientos de manifestantes se congregaron en un acto bajo el lema «Los niños no quieren gas lacrimógeno» en la Plaza Edimburgo. Alrededor de las 11 a.m. hora local, marcharon a la sede del gobierno, gritando consignas como «No al gas lacrimógeno, devuélveme los parques de la ciudad para que yo juegue».
Muchos manifestantes ataron sus globos amarillos en las cercas afuera del edificio de la sede central.
Many parents with their young children at this morning’s rally and parade to call attention to police excessive use of tear gas and their potential harmful effects on children’s health #HongKongProtests pic.twitter.com/3nFJYyn3aA
— Annie Wu (@annieeenyc) December 1, 2019
Entre los asistentes a la manifestación se encontraba el legislador prodemocracia Lam Cheuk-ting, quien se subió al escenario para criticar cómo el gobierno de la ciudad se negó a revelar públicamente el contenido del gas lacrimógeno disparado por la policía o los efectos del gas sobre la salud humana.
El mitin fue organizado por el grupo local Social Worker Home School.
Los organizadores pidieron a la policía de Hong Kong que dejara de usar gases lacrimógenos, ya que la táctica opresiva no ha logrado restablecer la calma en la ciudad desde que estallaron las protestas masivas en junio.
Además, los organizadores dijeron que muchos niños han tenido reacciones alérgicas al gas, incluyendo erupciones cutáneas y dolor de garganta después de ir a lugares donde anteriormente habían ocurrido operaciones antidisturbios de la policía. También expresaron su preocupación por los efectos a largo plazo sobre la salud de sus hijos como resultado de la exposición al gas lacrimógeno.
Los padres han pedido al gobierno de la ciudad que invite a terceras partes a realizar pruebas químicas para averiguar la composición del gas lacrimógeno y aliviar las preocupaciones de los padres.
El secretario de seguridad de Hong Kong, John Lee, dijo en una sesión del consejo legislativo (LegCo) el 27 de noviembre que la policía disparó un total de alrededor de 10.000 cartuchos de gas lacrimógeno desde junio, informaron los medios de comunicación de Hong Kong.
Lee se negó a responder cuando se le preguntó si la policía de Hong Kong había comprado gas lacrimógeno a otros países además de China. Se negó a comentar sobre la composición química y los efectos sobre la salud del gas lacrimógeno.
Uno de las manifestantes en el acto, la Sra. Ho, de 32 años, que vive en el área de Wan Chai, dijo a The Epoch Times que los ojos de su hija de 7 años están hinchados y a menudo se vuelven llorosos. La condición de la hija empeoró particularmente después del asedio policial a la Universidad de la Ciudad de Hong Kong (CUHK) el 12 de noviembre. Ho agregó que también tiene un bebé de un año, pero que tiene miedo de sacarlo de su casa.
Otra manifestante, la Sra. Lee de 39 años, dijo que estaba preocupada por la salud de su hija de 4 años a causa de todos los gases lacrimógenos.
«No arruinen a la próxima generación», dijo Lee, mientras pedía al gobierno de la ciudad que dejara de usar gas lacrimógeno.
La Sra. Chau, de 30 años, residente en Tsuen Wan, recordó cómo ella y su hija de 3 años fueron víctimas de gases lacrimógenos cuando salieron a comer un domingo reciente en University Drive. Explicó que en ese momento, la mayoría de las personas cercanas a ella eran ciudadanos normales, no manifestantes con máscaras antigás.
Su hija ahora tose y tiene mucha flema, y está tomando medicamentos recetados por un médico. Sin embargo, Chau dijo que el médico realmente no sabía cómo aliviar los síntomas de la flema.
«El gobierno debería revelar los componentes de los gases lacrimógenos para que los médicos sepan cómo tratarlos», agregó Chau.
Chau declaró que su hija a veces pierde el apetito porque no sabe cómo expulsar la flema y casi vomita intentándolo.
El 27 de noviembre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó un proyecto de ley (S.2710) que prohibirá a las empresas estadounidenses exportar equipos de control de multitudes a la policía de Hong Kong.
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en un artículo de opinión publicado en el South China Morning Post el 30 de noviembre, apeló al gobierno de Hong Kong a llevar a cabo una «investigación independiente e imparcial dirigida por un juez sobre los informes de uso excesivo de la fuerza por parte de la policía».
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