Hay una relación significativa entre el incremento de la actividad física en los niños y la disminución de las infecciones de las vías respiratorias agudas.
En otras palabras, cuanto más activos son los niños, menos probabilidades tienen de enfermar.
Esta conclusión se basa en una investigación clínica realizada por un equipo de científicos polacos.
Este estudio, llamado «Asociación de una baja actividad física con una mayor frecuencia de infecciones de las vías respiratorias en niños en edad preescolar», se publicó en la revista científica Pediatric Research en enero de 2023.
Mientras más activos, mejor
Los investigadores polacos crearon el estudio para examinar a dos grupos de niños de edades entre cuatro y siete años.
En total, participaron en el estudio 114 niños. Su edad promedio era de 5.3 años.
Los científicos separaron a los niños en dos grupos diferentes: uno era un grupo de baja actividad física (formado por 47 niños que daban una media de 5668 pasos al día) y otro era un grupo de mayor actividad física (47 niños, que daban una media de 9368 pasos al día).
Luego determinaron el número de días que los niños pasaron enfermos de las vías respiratorias.
Hicieron un seguimiento de los niños durante 60 días, basándose en los informes de los padres (una versión polaca de la Encuesta para niños del Sistema Respiratorio Superior de Wisconsin).
Para evaluar con precisión la actividad física de los niños, los participantes llevaban monitores que registraban sus pasos diarios, la intensidad de su actividad física y sus horas de sueño. Llevaron estos dispositivos 24 horas al día durante 40 días.
Los científicos descubrieron que cuanto más activos físicamente eran los niños (de acuerdo con el número de pasos que daban en días normales), menos probabilidades había de que enfermaran con síntomas de infección de las vías respiratorias.
En concreto, los niños que daban 1000 pasos más al día tenían 4.1 días menos de resfriados.
Además, los niños que pasaban tres horas o más a la semana haciendo deporte tenían menos infecciones de las vías respiratorias altas que los niños que no practicaban deporte con frecuencia.
Este estudio fue observacional. En primer lugar, los investigadores establecieron ciertos criterios, como la mayor o menor actividad física, la práctica de deportes y la exposición a toxinas ambientales como el tabaco y los alérgenos. Después definieron los resultados que pretendían obtener, que eran el número de días que los niños pasaban enfermos. Con esta información en mente, pudieron detectar una señal.
Es decir, observaron una relación evidente entre el aumento de la actividad física y la disminución del número de días que los niños pasaban enfermos.
Pero como se trataba de un estudio observacional, no resultó inmediatamente claro por qué los niños que eran más activos registraban menos días de enfermedad.
No hubo relación entre la exposición al humo, el sueño y las infecciones respiratorias
Curiosamente, el estudio no encontró una conexión entre la exposición al pelo de animales domésticos o al humo de otros fumadores y un mayor o menor número de días de baja por enfermedad.
Tampoco parece haber correlación entre el número de horas que duermen los niños, el número de hermanos que tienen, su sexo o si están vacunados y el número de días que pasan enfermos con infecciones respiratorias.
Del mismo modo, los niños que participaron en actividades deportivas mostraron un ligero descenso en el número de días de enfermedad.
Una mayor inmunidad mejora la calidad de vida de los niños
«En los pacientes pediátricos de hasta 5 años, la morbilidad y la mortalidad debidas a las ITR [infecciones de las vías respiratorias] siguen predominando en cifras considerables», escribieron los investigadores en su análisis.
Entre esas infecciones respiratorias se encuentran los rinovirus (causantes de los resfriados comunes), el VSR, la gripe y las enfermedades similares a la gripe, así como los coronavirus estacionales.
«Además, el 45% de los niños en edad preescolar que habían padecido resfriados frecuentes sufrieron infecciones más tarde, en edad escolar», escribieron los científicos. «Las infecciones respiratorias recurrentes, definidas como ocho o más infecciones al año, perjudican significativamente la CdV [calidad de vida] de los niños en edad preescolar y pueden provocar asma en el futuro. Demostramos que un mayor número de pasos al día en preescolares se reflejaba en una inmunidad más eficaz, que se manifestaba en un menor número de días con síntomas…»
De este modo, tal y como comentaron los científicos, un estilo de vida que ayude a los niños pequeños a mantenerse libres de infecciones respiratorias puede mejorar su calidad de vida tanto de forma inmediata como en el futuro.
Para ser más concretos, según este estudio, una práctica de estilo de vida muy importante para los niños pequeños es el ejercicio físico. En otras palabras, una mayor actividad física puede mejorar la vida de los niños.
Cuanto más activo sea un niño en edad preescolar, más sana será su infancia.
Este estudio coincide con muchos otros que demuestran que la actividad física es importante tanto para el bienestar mental como para el físico.
Por ejemplo, otra investigación publicada recientemente demostró que el ejercicio es más eficaz que los medicamentos para tratar las dolencias mentales de los adultos.
El consejo para padres y educadores parece claro: alejar a los niños de las pantallas y sacarlos al aire libre. Los preescolares necesitan correr, saltar, jugar y mover el cuerpo para mantenerse sanos.
Necesitamos una revolución
El Dr. Collin Lynn es médico de familia en Redding, California. Padre de dos hijos, Lynn no participó en el estudio polaco, pero lo revisó detenidamente.
«¿Necesitamos realmente, como comunidad médica, este tipo de datos antes de que se acepten?», dijo Lynn.
«¿Por qué necesito que una revista científica me diga que tengo que hacer ejercicio para estar sano?», continuó Lynn, con tono frustrado. «A mí me parece de sentido común».
Al mismo tiempo, señaló Lynn, este estudio —junto con otros cientos— pone en entredicho muchos de los protocolos COVID-19 que las autoridades sanitarias pusieron rápidamente en marcha en ausencia tanto de datos científicos como de sentido común.
Las recomendaciones de mantener a los niños en casa, por ejemplo, que dificultaban mucho más que hicieran ejercicio y aumentaban las probabilidades de que pasaran el día frente a pantallas, sobre todo de videojuegos, se basaban en el miedo, no en datos científicos ni en la lógica.
De hecho, el ejercicio físico y la actividad diaria de los niños disminuyeron al menos un 20 por ciento durante el distanciamiento social ordenado por el gobierno, según un metaanálisis publicado en JAMA Pediatrics en julio de 2022.
«En esta era de COVID, nos encerramos en nuestras casas», dijo Lynn. «Y sigue así. Estamos permanentemente conectados a nuestras reuniones de Zoom, creyendo falsamente que nos ‘mantenemos a salvo’ detrás de nuestras máscarillas. Quizá antes de que nos perdamos para siempre en el sedentarismo permanente (ya sé que no es una palabra, pero debería serlo), necesitamos datos contundentes que nos recuerden que, en realidad, es más sano salir a la calle y hacer ejercicio».
Lynn dijo que esperaba que la comunidad científica y el sector médico empezaran a prestar atención a la investigación.
«Espero que este artículo sea el comienzo de una revolución científica que nos ayude a todos, en todo el mundo, a ser más activos físicamente», afirmó. «Así viviremos en un mundo más sano».
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