Comentario
Canadá se encuentra entre los 20 países del mundo con más casos de infección por COVID-19, a pesar de su población relativamente pequeña y su baja densidad de población. Dentro de Canadá, Quebec ha sido la región más afectada por mucho.
A mediados de junio, Canadá tenía alrededor de 100,000 casos de infección y más de 8000 muertes. De ese total, más de la mitad de las infecciones y el 65% de los fallecimientos se produjeron en Quebec, que tiene menos de una cuarta parte de la población del país.
El artículo editorial del Epoch Times “Donde hay vínculos cercanos con la China comunista, aparece el coronavirus» señala que «las regiones más afectadas fuera de China comparten un hilo común: relaciones cercanas o lucrativas con el régimen comunista de Beijing».
Durante décadas, líderes canadienses de alto nivel, una élite bien conectada y poderosas empresas, muchas de ellas con sede en Quebec, han presionado para que se estrechen los lazos entre Canadá y China.
Ottawa desempeñó un papel fundamental al permitir que el régimen chino obtuviera reconocimiento mundial en sus primeros días y lo ayudó a lo largo del camino a convertirse en una de las superpotencias emergentes del mundo, mientras que el régimen siguió reprimiendo a su propio pueblo en el país y extendiendo sus tentáculos de influencia en el extranjero. Mientras tanto, los dirigentes canadienses a menudo han hecho la vista gorda ante los abusos de los derechos humanos de Beijing en momentos críticos.
Fijando el rumbo
En 1970, el gobierno del primer ministro Pierre Trudeau se convirtió en uno de los primeros gobiernos occidentales en establecer relaciones diplomáticas con el Partido Comunista Chino (PCCh) como mandatario de China. El reconocimiento del régimen por parte de Canadá allanó el camino para que otros países occidentales siguieran el ejemplo y para que el PCCh se uniera a organismos internacionales como las Naciones Unidas.
Establecer relaciones con China comunista e incorporarla a las Naciones Unidas fue uno de los principales objetivos de la política exterior de Trudeau después que se convirtiera en primer ministro en 1968.
Mucho antes de convertirse en primer ministro, durante una visita a Moscú para asistir a una conferencia de propaganda en la década de 1950, Trudeau, entonces activista político de Quebec, habría dicho a la esposa del Chargé d’Affaires de Estados Unidos que era comunista y católico y que había venido a Moscú para criticar a Estados Unidos y alabar a la Unión Soviética, según el libro de 2013 «The Truth About Trudeau» de Bob Plamondon.
Trudeau había viajado a China en 1949 cuando era joven, y de nuevo en 1960 en un viaje patrocinado por el régimen. Hizo una crónica de este último viaje con el coautor Jacques Hébert en su libro «Dos inocentes en la China Roja».
Durante su visita, los dos fueron testigos de escenas de uno de los períodos más oscuros del régimen comunista, el Gran Salto Adelante, como se señala en un artículo de The Globe and Mail. Durante este período, que duró de 1958 a 1962, el líder Mao Zedong quiso llevar rápidamente la industrialización a China y obligó a los agricultores a producir acero en lugar de cosechar, los que no cumplieron se enfrentaron a la tortura e incluso a la muerte. El Gran Salto Adelante provocó una devastadora hambruna que mató a decenas de millones de personas.
Sin embargo, en su libro, Trudeau y Hébert escriben: «Estamos convencidos de que estamos siendo testigos del comienzo de una revolución industrial».
Durante su visita oficial a China como primer ministro en 1973, donde se reunió con Mao y el primer ministro Zhou Enlai, Trudeau elogió al régimen por su gobierno, diciendo que el sistema que había desarrollado «en comparación con todos los sistemas sociales chinos anteriores, se esfuerza por proporcionar dignidad humana e igualdad de oportunidades al pueblo chino».
El comentario de Trudeau se produjo en un momento en que Mao se encontraba en medio de su desastrosa y sangrienta Revolución Cultural, que tuvo como resultado un número estimado de muertes que oscilaba entre cientos de miles y 20 millones, con millones de chinos sufriendo torturas y humillaciones, la confiscación de bienes y la destrucción de la economía y la cultura tradicional.
Ante la insistencia de Beijing, Trudeau se negó a expedir permisos para permitir que Taiwán participara en los Juegos Olímpicos de 1976 en Montreal, a pesar de que el equipo estaba reconocido por el Comité Olímpico Internacional (COI). Negar la entrada a un país reconocido por el COI no tenía precedentes y fue objeto de fuertes objeciones por parte de Estados Unidos.
La admiración de Trudeau por el PCCh tenía implicaciones a largo plazo y puso en marcha décadas de políticas de atracción para China.
En 2013, cuando se le preguntó a su hijo Justin Trudeau, entonces líder del Partido Liberal que buscaba convertirse en el próximo primer ministro, qué país admiraba más, dijo: «Hay un nivel de admiración que realmente tengo por China. Su dictadura básica les permite dar un giro instantáneo a su economía».
Lazos corporativos
Detrás de algunos de los esfuerzos de lobby más agresivos para fortalecer los lazos entre Canadá y China hay un puñado de grandes empresas con extensas operaciones comerciales en China, muchas de ellas con sede en Quebec.
Power Corporation, con sede en Montreal, una empresa de servicios financieros multimillonaria, fue descrita como «la principal guardiana de las relaciones formales [de Canadá] con China» por el autor Jonathan Manthorpe en su libro de 2019 «Claws of the Panda».
En 1968, la empresa pasó a estar bajo el control de Paul Desmarais senior y fue dirigida por sus hijos Paul Jr. y André como co-directores generales hasta el año pasado, cuando anunciaron que dejaban sus funciones como directores generales pero que permanecían como presidente y vicepresidente respectivamente.
Algunas de las personas más influyentes de Canadá tienen vínculos con Power Corp., incluidos cuatro exprimeros ministros.
La hija del exprimer ministro Jean Chrétien está casada con André Desmarais. Chrétien, Pierre Trudeau y el exprimer ministro Brian Mulroney fueron miembros de la junta asesora de Power Corp. después de dejar el cargo. El exprimer ministro Paul Martin fue presidente de una de las subsidiarias de la empresa, Canada Steamship Lines, y más tarde la compró con un socio en la década de 1980.
En 2019, Chrétien dijo que el ministro de justicia de Canadá debería usar su autoridad para detener la extradición de la ejecutiva de Huawei Meng Wanzhou, quien fue arrestada en Vancouver en diciembre de 2018 por una solicitud de extradición de Estados Unidos. Mulroney aconsejó que se enviara a Chrétien y André Desmarais a China en nombre del Canadá para negociar la liberación de dos canadienses detenidos por Beijing en represalia por la detención de Meng.
Varios otros políticos canadienses prominentes, incluidos exministros del gabinete, también han trabajado para Power Corp.
Otro ejecutivo influyente de la empresa fue Maurice Strong, que posteriormente trabajó como secretario general adjunto de Naciones Unidas. Strong es sobrino de la destacada periodista procomunista Anna Louise Strong. Según la serie de Epoch Times «Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo«, Maurice Strong fue profundamente influenciado por su tía y se describió a sí mismo como «un socialista en ideología y un capitalista en metodología».
Después de retirarse, Strong se mudó a Beijing, donde vivió el resto de su vida. En una entrevista en 2010 con The Guardian, dijo que aún mantenía cierta cooperación con las Naciones Unidas «en particular con China y esa región».
Power Corp. es miembro fundador del Consejo de Negocios de China y Canadá (CCBC), que fue encabezado por Paul Desmarais senior.
Consejo de Negocios de China y Canadá
El CCBC aboga por relaciones fuertes con China y ha contado entre sus filas con antiguos políticos o individuos que se convirtieron en políticos.
Paul Desmarais senior fue el presidente fundador de CCBC. Su hijo André es un presidente honorario de la organización, y el actual presidente es el hijo de André, Olivier.
La CBCC, anteriormente llamada Consejo de Comercio de Canadá y China, fue fundada en 1978 por ocho grandes empresas canadienses y la empresa estatal china CITIC.
La mitad de los miembros fundadores canadienses, concretamente, Power Corp., BMO Financial Group, Bombardier y SNC-Lavalin, tienen su sede en Montreal. Los otros miembros fundadores son Barrick Gold Corp., Export Development Canada, Manulife Financial y Sun Life Financial, esta última con sede en Montreal hasta 1978.
El libro «Claws of the Panda» dice que los miembros fundadores de CCBC «se convirtieron en un persuasivo grupo de presión para mejorar las relaciones con China, para lo cual los beneficios del comercio se consideraron de suma importancia».
La comunidad empresarial canadiense y china tiene fuertes vínculos con un antiguo y poderoso funcionario chino, Bo Xilai.
Bo era una estrella en ascenso del PCCh hasta que fue destituido de su cargo como jefe del Partido de la megaciudad de Chongqing después de un escándalo que involucró al funcionario de Chongqing Wang Lijun. Wang dio cuentas de la participación de Bo y la esposa de Bo, Gu Kailai, en el asesinato de un hombre de negocios británico al consulado de EE.UU. en Chengdu.
Bo formaba parte de una facción leal al exlíder chino Jiang Zemin, rival del actual líder Xi Jinping. Según algunos relatos, Bo y algunos otros oficiales de la facción de Jiang habían estado conspirando para derrocar a Xi, y esta fue una de las principales razones por las que Bo fue removido del poder.
Ambos, Bo y su esposa Gu, estaban muy involucrados —y se beneficiaban— de la sustracción forzada de órganos de los prisioneros de conciencia de Falun Dafa autorizada por el estado.
Chrétien llamó una vez a Bo un «viejo amigo», también fue llamado «uno de nuestros puentes clave» por Sergio Marchi, un exministro de comercio liberal y expresidente del CBCC, según The Globe and Mail.
La relación entre Bo y la comunidad de negocios está enraizada en los estrechos vínculos que tenía con la familia Desmarais.
The Globe informó el año pasado que el hijo de Bo, Bo Guagua, trabaja para Power Corp. Pero los lazos se remontan a la época de Paul Desmarais senior y el padre de Bo Xilai. Según The Globe, el padre de Bo, Bo Yibo, en ese momento viceprimer ministro del PCCh, visitó a Paul Desmarais senior en los años 70 mientras se dirigía a Washington para sentar las bases del viaje del presidente de EE. UU. Richard Nixon a China.
Poco después que Bo se convirtiera en el ministro de comercio de China en 2004, Power Corp. fue una de las primeras empresas extranjeras designadas para comprar y vender acciones denominadas en yuanes en las bolsas de valores chinas, señala The Globe.
Vínculos entre CITIC y Power Corp.
CITIC Group Corporation, el único miembro fundador de la CBCC con sede en China, es una de las entidades chinas con las que Power Corp. tiene profundos vínculos. La compañía es una empresa de inversión estatal establecida para traer inversiones occidentales a China.
CITIC fue fundada con la aprobación personal de Deng Xiaoping, el líder del régimen chino después de la muerte de Mao. Su fundador, Rong Yiren, más tarde vicepresidente de la República Popular China, fue conocido como «el capitalista rojo».
André Desmarais fue miembro del consejo de CITIC Pacific, una subsidiaria de CITIC, desde 1997 hasta 2014. Durante este período, Power Corp. compró participaciones en CITIC Pacific.
Power Corp. también tiene una participación del 13.9 por ciento en China Asset Management, una filial de CITIC. Mackenzie Financial Corporation, una subsidiaria indirecta de Power Corp., también tiene una participación del 13.9 por ciento en China Asset Management.
«Con una participación directa en una franja tan amplia de la economía china, los Desmarais seguramente se beneficiarán de la relación cada vez más acogedora de Canadá con los comunistas de Beijing», dice un artículo de 2005 de Western Standard titulado «Títeres de Beijing».
CITIC ha incluido a muchos «príncipitos» del PCCh—hijos de líderes del Partido—en sus filas de liderazgo, incluyendo a Wang Jun, que es hijo de uno de los ocho ancianos del PCCh, y a Bo Xicheng, hermano de Bo Xilai e hijo de Bo Yibo, una de las figuras políticas más importantes del Partido.
Paul Desmarais Sr. y André se reunieron por primera vez con Rong durante una misión de negocios a China por invitación del primer ministro Pierre Trudeau, según La Presse. Antes de que Power Corp. comprara una participación en CITIC, la relación Desmarais-Rong había dado lugar a otra empresa conjunta en 1986: una inversión en un aserradero en Columbia Británica.
«Expandiendo la relación»
El exprimer ministro Mulroney, que ha prestado servicios profesionales a Power Corp. en diferentes ocasiones, también se sentó en el consejo de CITIC después de dejar el cargo. Según un artículo del Globe, Paul Desmarais senior fue uno de los dos principales mentores de Mulroney cuando era joven. Power Corp. usaba regularmente a Mulroney como abogado laboralista.
Según el libro «Engaging China» de 2014, después de una visita oficial a China en 1986 como primer ministro, Mulroney escribió: «Queda mucho por hacer para ampliar la relación, pero el trabajo persistente de los sucesivos primeros ministros canadienses, principalmente Pierre Trudeau, está dando claramente sus frutos».
Tras la masacre de la Plaza de Tiananmen en 1989, cuando gran parte del mundo occidental rehuyó las relaciones diplomáticas con Beijing, Mulroney dijo a Zhu Rongji, viceprimer ministro de China en ese momento, que Canadá «estaría dispuesto a colaborar plenamente con China en los años venideros», pero que tendría que ser cauteloso debido a las preocupaciones de los canadienses en materia de derechos humanos.
Mulroney desempeñó un papel fundamental en la creación de una asociación entre Desmarais y el empresario Peter Munk para invertir en depósitos de oro en China en 1994, un año después de que finalizara su mandato como primer ministro. Durante un viaje a China, Munk quedó impresionado de que Mulroney pudiera organizar una cena con Zhu Rongji, entonces jefe del Banco Central de China, sin el cual no podrían tener acceso a los depósitos de oro de China.
«Este es un buen ejemplo de cómo Brian [Mulroney] utiliza sus conexiones y contactos y los convierte en oportunidades de negocios internacionales para las empresas con las que está involucrado», dijo Munk al Globe.
«Giro a favor de Beijing»
El artículo «Títeres de Beijing» señala que Ottawa tomó un «claro giro pro-Beijing» bajo Chrétien.
Chrétien dijo una vez a la cadena de noticias estatal china CGTN que visitó China «muchas, muchas» veces cuando era primer ministro.
«Durante los 10 años como primer ministro, me reuní con el presidente de China 17 veces, por lo que fui cercano a China», dijo Chrétien a la CGTN. El líder chino durante el mandato de Chrétien fue Jiang Zemin, que llegó al poder tras la masacre de la plaza Tiananmen, ya que el anterior líder, Zhao Ziyang, fue considerado demasiado simpático con el movimiento de protesta. Jiang lanzó una brutal campaña de persecución contra la disciplina de meditación tradicional Falun Dafa en 1999.
Después de la masacre de la plaza Tiananmen en 1989, Chrétien fue uno de los primeros líderes mundiales en sacar a China del aislamiento, reiniciando las relaciones con Beijing después de que Occidente hubiera rechazado al régimen por su asesinato de manifestantes desarmados.
Chrétien realizó una visita comercial a China en 1994, en la que trajo a primeros ministros, funcionarios de asuntos exteriores y unos 400 ejecutivos de negocios. La delegación firmó 9000 millones de dólares en acuerdos comerciales mientras estaba en China.
Antes del viaje, Chrétien y otros funcionarios dijeron que utilizarían la visita para discutir el tema de los derechos humanos. Pero ese tema fue dejado de lado, según un artículo de Maclean’s.
«No practicamos la diplomacia del megáfono, pero tampoco practicamos la diplomacia de dejarse pisotear», dijo un alto funcionario del Departamento de Asuntos Exteriores a Maclean’s en ese momento.
El artículo señala que lo más cerca que Chrétien estuvo de discutir el tema fue en una reunión con el primer ministro chino Li Peng.
«Chrétien planteó el tema tan brevemente que un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores chino insistió después en que no había surgido en absoluto, y el primer ministro de Nueva Escocia, John Savage, que estaba en la reunión, no recordó inicialmente ninguna mención del tema», dice el artículo.
Durante el mandato de Chrétien, Canadá retiró su apoyo a una resolución de la ONU que censuraba a China por violaciones a los derechos humanos en 1997. En cambio, toda conversación sobre derechos humanos se reservaba para las reuniones privadas, en las que los representantes chinos se limitaban a pasar por alto el tema.
El año 1997 fue también un año clave para la incursión de Power Corp. en CITIC, ya que fue entonces cuando adquirió una participación significativa en la filial de la empresa, CITIC Pacific, y André Desmarais se convirtió en miembro de la junta directiva de la filial.
Chrétien también apoyó la admisión de China en la Organización Mundial del Comercio, lo que fue fundamental para enriquecer las arcas del régimen.
Martin, que sucedió a Chrétien como primer ministro, mantuvo la política de su predecesor con respecto a China. Durante un viaje realizado en 2005 por el dirigente chino Hu Jintao a Canadá, Martin y Hu acordaron establecer una «asociación estratégica» entre los dos países.
Algunos de los pedidos más importantes para el negocio de construcción naval de Martin antes de convertirse en primer ministro procedían de China. Según un artículo publicado en el Walrus, en 1995 su empresa Canada Steamship Lines encargó tres nuevos buques autodescargables a los astilleros estatales chinos de Jiangnan.
Reanudación de los lazos estrechos
Cuando Stephen Harper se convirtió en primer ministro en 2006, se produjo un cambio considerable en la política de Canadá respecto a China, ya que Harper se refirió con más fuerza a las violaciones de derechos humanos en Beijing. También se negó a ir a las Olimpiadas de Beijing de 2008, lo que enfureció al PCCh.
Sin embargo, en los últimos años de su mandato, su gobierno comenzó a suavizar el tono sobre China.
Manthorpe escribe en «Claws of the Panda» que detrás de este cambio de tono estaba «una gran operación de lobby montada usando a los agentes de influencia del PCCh en los negocios y en la academia para conseguir que el gobierno de Harper cambiara su actitud hacia China».
Después que el Partido Liberal ganara las elecciones federales de 2015, comenzó casi inmediatamente una política de búsqueda de lazos más estrechos con China, en un momento dado incluso considerando un tratado de extradición con el régimen. El gobierno también gastó dinero en iniciativas de relaciones públicas para animar a los canadienses a tener lazos más estrechos con China.
Trudeau visitó China en 2016 y 2017, prosiguiendo las conversaciones preliminares para un acuerdo de libre comercio, a pesar del desequilibrio de 50,000 millones de dólares en el comercio entre los dos países a favor de China. Las conversaciones fracasaron en 2017 después de que la parte china no quiso atender la petición de Trudeau de considerar valores progresistas en el acuerdo.
Ese mismo año, Canadá se comprometió a invertir cientos de millones de dólares en la iniciativa de construcción de prestigio de Beijing, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, destinado a rivalizar con otros bancos multilaterales de desarrollo como el Banco Mundial.
A pesar de una cláusula en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (USMCA) que impide a los países miembros formar acuerdos de libre comercio con economías «no mercantiles» —una clara referencia a China—Trudeau dijo en 2018 que Ottawa tiene la intención de buscar lazos comerciales más profundos con el régimen comunista chino.
El gobierno liberal fue criticado por la oposición y los políticos estadounidenses por permitir la adquisición de dos empresas de alta tecnología de seguridad sensibles por parte de empresas chinas. Una era Norsat, una empresa de comunicaciones por satélite con sede en Vancouver, y la otra era ITF Technologies, una empresa de tecnología láser con sede en Montreal.
En 2016, la asistencia de Trudeau a los eventos de dinero por acceso se convirtió en una fuente de controversia después que se revelara que uno de los invitados era Zhang Bin, un asesor del régimen chino. El evento se celebró en la mansión de Benson Wong, presidente de la Cámara de Comercio China de Toronto. El costo de la asistencia fue de 1500 dólares por persona. Zhang donó 1 millón de dólares a la Fundación Pierre Elliott Trudeau y a la Facultad de Derecho de la Universidad de Montreal, donde Pierre Trudeau había enseñado.
También asistió a uno de los eventos Liu Meng, presidente de la Cámara de Comercio Internacional Río Yangtze y miembro del PCCh, según The Globe. Otro asistente fue Shenglin Xian, fundador del Banco Wealth One de Canadá, que en ese momento estaba esperando la aprobación de los reguladores federales para iniciar su operación bancaria en Canadá.
El gobierno liberal aún no ha descartado incluir el equipo del gigante chino de las telecomunicaciones Huawei en las redes 5G de Canadá, a pesar de las preocupaciones de seguridad de la comunidad de los servicios de inteligencia y de Estados Unidos, que ha advertido que limitaría el intercambio de información de inteligencia con Canadá si permitiera a Huawei en las redes 5G del país.
Quebec y China
Una nota en el sitio web del gobierno de Quebec dice: «China es un foco importante de las relaciones internacionales de Quebec».
La provincia abrió una oficina en Beijing en 1998, y otra en Shanghai un año después. El volumen total del comercio entre Quebec y China fue de casi 13,800 millones de dólares en 2016, con importaciones de China que representaron cerca de 11,000 millones de dólares y exportaciones a China de solo 300 millones de dólares.
Existen nueve acuerdos de cooperación entre China y Quebec en diversos ámbitos, como el comercio y la enseñanza superior. La provincia también se enorgullece de que, además de sus relaciones con el régimen de Beijing, tiene estrechos vínculos con la provincia de Shandong y el municipio de Shanghai. Montreal y la ciudad de Quebec tienen ambas ciudades gemelas en China.
Sucesivos primeros ministros de Quebec han llevado muchas delegaciones a China, en un esfuerzo por profundizar los lazos comerciales.
Durante un viaje a China en 2014, el entonces primer ministro liberal de Quebec, Philippe Couillard, dijo que no sacaría a relucir el tema de los derechos humanos, diciendo «hay que escuchar el punto de vista de tus anfitriones sobre estas cuestiones».
Más tarde confirmó que nunca habló de derechos humanos, diciendo que fue a China solo para hablar de «inversión y empleo».
Después de liderar otra delegación a China en 2018, durante la cual firmó 40 acuerdos por valor de 262 millones de dólares, Couillard dijo que no quería «frustrar» el propósito de la misión con «comentarios equivocados». Dijo que los demás no deberían «dictar a China cómo se gobiernan a sí mismos internamente».
El exprimer ministro de Quebec, Jean Charest, que fue primer ministro de 2003 a 2012, criticó al gobierno de Harper en 2014 por no perseguir más agresivamente los lazos comerciales con China.
«Lo que oímos entre líneas es que puede haber algunas preocupaciones sobre el trato con China por cuestiones de derechos humanos, por otras cuestiones. Pero si ese fuera el caso, uno pensaría que eso se habría tomado en consideración antes de negociar el acuerdo», dijo Charest en una entrevista con la CBC, refiriéndose a la negociación de un acuerdo de promoción y protección de la inversión extranjera.
Charest, que visitó China en varias ocasiones durante su mandato como primer ministro, está prestando ahora servicios de consultoría a Huawei para ayudar a la empresa en el caso de extradición de Meng y en su oferta para participar en la red canadiense 5G.
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El Método del PCCh: El plan mundial del Partido Comunista Chino
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