Un centro de yoga en Moscú, lanzó un programa para ayudar a las personas que han sido afectadas por el virus del PCCh para tener una mejor recuperación ante la enfermedad COVID-19.
Ante la actual pandemia, diversas acciones han emergido en el mundo para prevenir y tratar la enfermedad que ocasiona el virus del PCCh, con investigaciones médicas y científicas llevándose a cabo constantemente. Sin embargo, el ejercicio físico y un buen estado de salud, son fundamentales para poder combatir al virus.
En el programa ruso de yoga, los participantes se reúnen en pequeños grupos para realizar los ejercicios basados principalmente en la respiración y evitan la agitación excesiva, informó NTD.
El programa además está basado en programas previos de rehabilitación postneumonía y fue adaptado a las necesidades actuales.
“Esto es ambas cosas, ejercicio físico y respiración, lo que significa que la persona se mueve y se concentra en la respiración al mismo tiempo”, dijo Elena Ulmasbaeva, fundadora del programa, en una entrevista para NTD.
Irina Kosmynina, una de las participantes, que había practicado yoga anteriormente, tuvo el virus en octubre y noviembre y posteriormente se recuperó. La mujer señaló que estaba “segura que el yoga le ayudó”.
Además, investigaciones previas han revelado que la práctica de yoga puede aportar beneficios funcionales al cerebro iguales a los que aportan los ejercicios aeróbicos.
A la fecha, se han registrado en Rusia más de 3.2 millones de casos de personas con COVID-19 y alrededor de 57,700 muertes causadas por el virus del PCCh.
Otras prácticas como el qigong y la meditación, también han demostrado tener beneficios a la salud física de las personas, mostrando incluso recuperaciones inesperadas ante diversas enfermedades, incluida COVID-19.
Sobreviviente de COVID-19 dice que recitar estas palabras le ayudó a recuperarse
Osnat Gad, residente de Long Island , sufrió síntomas de COVID-19 durante más de un mes.
El primer síntoma extraño que notó fue perder el sentido del gusto y el olfato. Dos días después, ni siquiera podía levantarse de la cama. Gad tuvo la sensación de que había contraído el virus.
Al día siguiente, sintiéndose aún peor, solicitó atención urgente de un hospital. Allí, dio negativo por gripe estacional y le dijeron que se fuera a casa, se pusiera en cuarentena durante dos semanas y tomara Tylenol cada cuatro horas. Aunque los médicos y enfermeras aún no realizaron alguna prueba para COVID-19, le dijeron que era probable que lo tuviera.
Gad realizó un seguimiento de sus niveles de oxígeno y temperatura, que se mantuvieron en niveles normales. Después de una semana, pensó que había mejorado. Entonces, un día, se levantó para lavar la ropa y comenzó un “segundo ataque”.
“No podía moverme”, dijo Gad. Después de un tiempo, se recuperó y tuvo una videoconferencia con su médico, quien le dijo que había otros pacientes con COVID-19 que también tuvieron un segundo ataque después de una semana de retroceso de los síntomas.
“[El COVID-19] se quedó conmigo más de un mes, tal vez seis semanas. Si no respiraba, tal vez no podría mejorar”, dijo.
Gad se sentía profundamente sola. Llamó a sus amigos para pedirles consejos. Algunos le aconsejaron respirar vapor. Nada funcionó. Entonces, una de sus amigas, Anna, le dijo algo en chino y la cabeza de Gad estaba tan borrosa que no pudo escuchar ni recordar la explicación.
Anna le dijo que simplemente repitiera estas palabras: “Falun Dafa Hao. Zhen Shan Ren Hao”.
¿Qué tenía que perder? Ella dijo las palabras y sintió que el oxígeno volvía a entrar en su sistema.
“Estaba muy enferma e indefensa. Confié en que mi amiga Anna tenía el mejor interés en su corazón. Sé que ella se preocupa por mí y quería que sanara. Su pasión y fuerza fue la razón por la que comencé a recitar [esas palabras]”, dijo.
Nunca imaginó que recitar simplemente tres palabras salvaría su vida. Gad dijo que era como si estas palabras le enseñaran a su cuerpo a respirar de nuevo y cuanto más las decía, mejor se sentía.
Las palabras están formadas por nueve caracteres en chino que se traducen como “Falun Dafa es bueno. Verdad, Benevolencia y Tolerancia son buenas”.
Ella comenzaba sus mañanas con las palabras y las decía antes de quedarse dormida. El efecto había sido inmediato, pero ella quería seguir diciendo las palabras.
Después de lo que pareció un milagro, Gad tenía que saber qué era exactamente Falun Dafa. Así que llamó a Anna para preguntarle.
“Tengo que estar muy agradecida con Falun Dafa”, dijo. “Puedo decir que me salvó. Me enseñó a respirar”.
La cultura tradicional china tiene una larga historia de sistemas de “autocultivación”, o prácticas de mente y cuerpo. Falun Dafa es una práctica espiritual que se introdujo al público en China en la década de 1990, promueve ejercicios suaves, meditación y vivir según los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia para superarse a sí mismos.
Gad se dio cuenta y sintió que decir esas palabras como un mantra era una forma de “autoayuda”.
“[Decir esto] cambió completamente mis niveles de energía. No sé si está asociado o no, no soy médico, pero sé que esto me salvó, porque aprendí a respirar diciendo el mantra, ¿entiendes lo que digo? Fue increíble”, dijo.
Gad investigó más sobre Falun Dafa y se interesó por aprender los ejercicios y la meditación.
“Estoy leyendo sobre la fuerza interior que tenemos dentro de nosotros y solo depende de nosotros usarla siendo buenos humanos”, dijo Gad. “Espero poder estudiarlo profundamente”.
Gad continuó diciendo las frases todo los días y, poco después, decidió comenzar a practicar Falun Dafa: “Estoy extremadamente feliz de practicar e incorporar Falun Dafa a mi vida”, dijo. “Me ha mostrado una nueva manera de ver la vida”.
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