Quietud y curiosidad, ¿qué tienen en común?

Estas poderosas habilidades convierten las dificultades en exploración

Por Leo Babauta
08 de diciembre de 2021 12:10 AM Actualizado: 08 de diciembre de 2021 12:10 AM

Gran parte de nuestras vidas la vivimos en piloto automático.

Pasamos de una tarea a otra, de un mensaje a otro, de una reunión a otra, de una pestaña del navegador a otra. Reaccionamos de forma habitual ante otras personas, ante situaciones. Y lo justificamos como la forma en que debe ser.

No hay nada malo en ello, pero ¿y si exploráramos otras posibilidades?

¿Cómo sería hacer una pausa y encontrar la quietud en un momento en el que normalmente estaríamos en piloto automático?

Esto es lo que he estado explorando: Cada obstáculo que normalmente consideramos un problema que hay que arreglar, cada «defecto» en nosotros mismos o en los demás que juzgamos como algo que hay que arreglar, ¿qué pasaría si pudiéramos hacer una pausa y sentirnos curiosos en lugar de intentar arreglarlo?

Por ejemplo, si alguien actúa de una manera que me parece grosera o incorrecta, tal vez mi respuesta en piloto automático sea juzgarlo, quejarme de él interna o externamente, y tratar de arreglar el problema o evitar a la persona. Pero he estado explorando la posibilidad de quedarme quieto, y de aportar curiosidad a mi reacción: ¿qué se siente, por qué me provoca esa reacción? Luego, la curiosidad hacia la otra persona: ¿cómo puede tener sentido para ella lo que está haciendo?

Si he estado postergando algo, mi respuesta en piloto automático podría ser juzgarme y sentirme inadecuado, o tal vez evitar siquiera pensar en ello. ¿Qué pasa si me quedo quieto y traigo la curiosidad a cómo se siente procrastinar en esto, y qué miedo podría estar conduciendo a la procrastinación? ¿Podría llevar la curiosidad a por qué esta tarea es incluso importante para mí?

Si me quejo de algo o me siento agobiado por algo, mi respuesta en piloto automático es simplemente superarlo, sintiéndome agobiado y un poco impotente. ¿Podría quedarme quieto y llevar la curiosidad a mi sentimiento de queja, de carga, de impotencia? ¿Podría haber algo que explorar en lo que realmente quiero en esta situación, y por qué estoy evitando hablar de ello?

De esta manera, cada dificultad se convierte en un lugar para explorar con curiosidad, y hay crecimiento y aprendizaje y deleite que se encuentra en todo.

Este proceso, para mí, comienza con la quietud. Y luego se profundiza con la curiosidad.

¿Cómo podría ser para ti?

Leo Babauta es autor de seis libros y escritor de Zen Habits, un blog con más de 2 millones de suscriptores. Visita ZenHabits.net


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