Un alto funcionario de la administración Biden hizo hincapié, el 14 de noviembre, en la necesidad de una colaboración mundial para combatir la campaña de coerción económica de Beijing antes de la reunión del líder del Partido Comunista Chino (PCCh), Xi Jinping, con el presidente Joe Biden.
El Sr. Xi se encuentra en San Francisco, para asistir a la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que se realiza entre el 14 y el 17 de noviembre, donde se reunirá por segunda vez con el presidente Biden. También es la primera visita de Xi a Estados Unidos desde abril de 2017.
Durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, el martes, un alto funcionario de la administración Biden expresó la opinión de que el PCCh ha empleado la coerción económica en varias regiones, causando trastornos y preocupación entre las naciones.
Cuando se le preguntó por la postura de la Casa Blanca sobre la campaña de coerción económica de China y si el presidente Biden plantearía la cuestión al Sr. Xi en su reunión del miércoles, el funcionario se refirió a la Cumbre del G7 en Hiroshima, Japón, en la que se abordó el tema en una declaración conjunta en mayo.
«Existe un reconocimiento de que la coerción económica es muy perjudicial y ha afectado a varios países», dijo el alto funcionario de la administración a NTD.
«A nivel mundial, lo hemos visto en Europa», agregó a continuación. «Lo hemos visto en Australia, lo hemos visto en Filipinas, en Japón en varios momentos».
El PCCh impuso alrededor de USD 20,000 millones en sanciones económicas comerciales contra Australia cuando su anterior gobierno, de tendencia derecha, solicitó una investigación mundial sobre los orígenes de la pandemia de COVID-19. En respuesta, el PCCh presentó una lista de 14 exigencias a Australia, entre ellas la restricción de la libertad de prensa, antes de retirar sus sanciones.
Japón se convirtió en el último objetivo de la coerción económica china, luego que Beijing impuso una prohibición sobre el marisco japonés, alegando motivos de «seguridad», después de que Japón empezara a verter en agosto aguas residuales tratadas procedentes de su paralizada central nuclear de Fukushima. Para contrarrestar la prohibición de China, el ejército estadounidense estacionado en Japón ha estado comprando marisco japonés a granel para alimentar a sus soldados.
Mientras tanto, Corea del Sur lleva años haciendo frente a la campaña de influencia de China, y ahora los dos principales teatros de Seúl se niegan a presentar Shen Yun Performing Arts, compañía artística con sede en Nueva York, conocida por su misión de revivir la cultura tradicional china. Una investigación de The Epoch Times descubrió que el PCCh utilizó su embajada en Seúl para presionar a los teatros para que no albergaran la representación.
Mientras tanto, el mensaje del Congreso estadounidense a los países que enfrentan la coerción económica del PCCh es claro: «Nosotros les respaldamos», dijo el presidente del Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre China, Mike Gallagher (R-Wis.), a principios de esta semana.
El Sr. Gallaguer calificó la prohibición de Beijing sobre las exportaciones japonesas de productos del mar como “guerra económica” y dijo que las preocupaciones del régimen sobre la calidad del pescado eran “absolutamente ridículas”.
El 11 de noviembre, hablando desde donde se celebra la APEC, el Sr. Gallagher aseguró a los aliados en el Indo-Pacífico que el Congreso los apoya frente a la agresión del PCCh.
“Mi mensaje es que, al menos en el Congreso, les respaldamos”, dijo el representante. “Creo que una de nuestras grandes fortalezas, relacionada con el Partido Comunista Chino, es la red de aliados y socios que hemos construido a lo largo de los años. Esa es una fuente clave de nuestra fuerza”.
El martes, un alto funcionario de la administración Biden, dijo que la coerción económica del régimen es una “característica preocupante de la diplomacia china”, lo que sugiere que socava el buen funcionamiento del sistema de capital global.
El alto funcionario de la administración no proporcionó detalles específicos sobre los pasos o acciones propuestas que los países deberían tomar para contrarrestar la coerción económica del régimen chino, pero enfatizó la importancia de trabajar juntos para fomentar la resiliencia y explorar alternativas.
«Será importante que los países tomen medidas en el futuro para tratar de trabajar juntos para crear una mayor resiliencia, más de otras opciones en general, así como también para enviar un mensaje colectivo de que tales medidas son antitéticas para el buen funcionamiento de un sistema de capital global», dijo el funcionario.
A principios de esta semana, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, calificó la reunión entre líderes del miércoles en San Francisco como fundamental para que el presidente Biden gestione «responsablemente» la competencia entre Estados Unidos y China en medio de crecientes tensiones globales.
«Estados Unidos y China están en competencia. El presidente Biden está tratando de gestionar esa competencia de manera responsable para que no desemboque en un conflicto”, dijo el Sr. Sullivan en el programa State of the Union de CNN.
Sullivan añadió que cuando se trata de gestionar la compleja relación de Estados Unidos con China, el presidente cree que «no hay sustituto para el compromiso de un líder frente a un líder, cara a cara».
Por su parte, los republicanos en el Congreso expresaron su deseo de que Xi «demuestre» que Beijing se toma en serio la mejora de los vínculos con Washington antes de que los dos líderes se reúnan.
En una carta al presidente Biden, 13 representantes republicanos del Comité Selecto de la Cámara sobre el Partido Comunista Chino, encabezado por el Sr. Gallagher, expresaron su preocupación por los continuos esfuerzos de la administración para colaborar con el PCCh.
También acusaron que, al «costo inaceptable» de retrasar o frustrar «acciones competitivas o defensivas», Washington ha hecho «concesiones repetidas» y ha hecho pocas exigencias a Beijing en un esfuerzo por reanudar el diálogo.
«Hasta ahora, estas compensaciones muy reales han dado lugar a beneficios insignificantes», escribieron los congresistas.
Altos funcionarios de Biden revelaron previamente que la guerra entre Israel y Hamás, la guerra de Ucrania, Taiwán y el restablecimiento de las comunicaciones esenciales entre China y Estados Unidos formarán parte de las discusiones de los dos líderes el miércoles.
En mayo, la Cumbre del G7, celebrada en Japón, concluyó con una declaración conjunta que esbozaba la postura compartida del grupo sobre varios aspectos de sus relaciones con China.
Su declaración hizo referencia a la campaña de coerción económica del PCCh, enfatizando la necesidad de resiliencia económica a través de la «eliminación de riesgos» y la diversificación de China, pero no el desacoplamiento.
«Buscaremos abordar los desafíos planteados por las políticas y prácticas no comerciales de China, que distorsionan la economía global», se lee en la declaración.
El grupo prometió contrarrestar las «prácticas malignas», proteger las tecnologías avanzadas y crear «resiliencia a la coerción económica».
Con la contribución de Frank Fang y Dorothy Li
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