Los primeros pacientes de una vacuna experimental contra el coronavirus en Estados Unidos recibieron dosis el 16 de marzo, aproximadamente dos semanas después del inicio del reclutamiento para el estudio.
Los científicos del Instituto de Investigación Kaiser Permanente Washington en Seattle inyectaron a Jennifer Haller, una mujer de 43 años, madre de dos hijos, que vive en Seattle, mientras otros voluntarios esperaban en la fila.
«Todos nos sentimos tan indefensos. Esta es una oportunidad increíble para hacer algo», dijo Haller a The Associated Press.
Después de la inyección, salió de la sala de examen con una gran sonrisa: «Me siento genial».
Las inyecciones marcaron el comienzo de una serie de estudios en personas necesarias para probar si las vacunas son seguras y podrían funcionar. Incluso si la investigación va bien, una vacuna no estaría disponible para un uso generalizado durante 12 a 18 meses, dijo el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Institutos Nacionales de Salud.
En un comunicado del 16 de marzo, dijo que encontrar una vacuna segura y efectiva para bloquear el virus SARS-CoV-2, que comenzó en China en 2019, «Es una prioridad de salud urgente».
La nueva prueba experimental se lanzó en un tiempo récord, dijo Fauci, y lo llamó «un primer paso importante para lograr ese objetivo».
No hay vacunas para el nuevo virus en este momento. Tampoco existen tratamientos probados, aunque una gran cantidad de medicamentos han demostrado efectividad en algunos entornos y están siendo probados por investigadores.
La prueba experimental en Seattle está estudiando una vacuna llamada ARNm-1273 desarrollada por científicos del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas en colaboración con Moderna, una compañía con sede en Massachusetts. La vacuna utiliza una plataforma genética llamada mensajero ARN para dirigir las células del cuerpo para enviar una proteína viral que se espera que provoque una respuesta inmune resistente.
La vacuna no contiene el coronavirus en sí.
“No sabemos si esta vacuna inducirá una respuesta inmune o si será segura. Es por eso que estamos haciendo una preba», dijo a The Associated Press la Dra. Lisa Jackson, investigadora principal de Kaiser que dirige el estudio. «No es en la etapa en que sería posible o prudente dárselo a la población en general».
La vacuna se ha mostrado prometedora en modelos animales. El ensayo es el primero en examinarlo en humanos, dijo la agencia. Estudios previos sobre vacunas para coronavirus relacionados, como el SARS y el MERS, contribuyeron al inicio rápido de un ensayo.
Los 45 participantes, de entre 18 y 55 años, recibirán dos dosis de la vacuna mediante inyección en el brazo con aproximadamente 28 días de diferencia. Serán examinados a intervalos durante un año después de la segunda inyección.
«Este trabajo es crítico para los esfuerzos nacionales para responder a la amenaza de este virus emergente», dijo Jackson.
Jackson dijo que el estado de ánimo de su equipo estaba «apagado» después de trabajar durante todo el día para prepararse para el inicio de la prueba, pero calificó de breve la línea de tiempo, de alrededor de dos meses, para obtener una vacuna experimental sin precedentes.
Si la vacuna resulta efectiva en la fase uno de prueba, se analizará una población mucho más amplia en una prueba de fase dos.
Otras vacunas están en proceso. Docenas de grupos de investigación en todo el mundo están compitiendo para crear una vacuna contra COVID-19. Se espera que otro candidato, realizado por Inovio Pharmaceuticals, comience su propio estudio de seguridad —en Estados Unidos, China y Corea del Sur— el próximo mes.
Debido a que las vacunas se administran a millones de personas sanas, lleva tiempo probarlas en cantidades lo suficientemente grandes como para detectar un efecto secundario poco común, dijo el Dr. Nelson Michael, del Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed, que está desarrollando una aspirante a vacuna diferente.
«La ciencia puede ir muy rápido pero, primero, sin hacer daño, ¿verdad?», dijo a los periodistas la semana pasada.
El experimento de Seattle comenzó días después de que la Organización Mundial de la Salud declarara el nuevo brote de virus como una pandemia debido a su rápida propagación mundial, infectando a más de 169,000 personas y matando a más de 6500.
El COVID-19 ha cambiado el tejido social y económico del mundo desde que surgió el primer caso en la ciudad china de Wuhan a fines de 2019, con regiones cerrando escuelas y negocios, restringiendo los viajes, cancelando eventos de entretenimiento y deportivos, y alentando a las personas a mantenerse alejadas los unos de los otros.
Associated Press contribuyó a este informe.
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