El senador Tom Cotton (R-Ark.) pide que Estados Unidos se desvincule del régimen chino, ya que éste sigue robando la propiedad intelectual de Estados Unidos y espiando a los estadounidenses, según un nuevo informe elaborado por su oficina.
«La voluntad y la necesidad de enfrentarse a la China comunista es cada vez mayor. Ahora es el momento de actuar», dijo Cotton en un discurso pronunciado en el Instituto Reagan el 18 de febrero, donde también dio a conocer su informe titulado «Vencer a China: Desacoplamiento selectivo y la larga guerra económica».
Pidió el desacople de los sectores estadounidenses y chinos que son críticos para la economía, «con el fin de explotar la influencia que tenemos sobre China y minimizar su influencia sobre nosotros».
Entre esas áreas se encuentran la inteligencia artificial, los minerales críticos, el entretenimiento, la educación superior, las inversiones, la medicina y los equipos médicos, las telecomunicaciones y los semiconductores.
Cotton explicó que Estados Unidos necesitaba enfrentarse ahora al Partido Comunista Chino (PCCh) —un régimen que pretende sustituir a Estados Unidos como «la gran potencia del mundo»— porque las administraciones anteriores han tenido «políticas fallidas y defectuosas durante los últimos 30 años, aplicadas por ambos partidos».
Señaló especialmente la concesión por parte de Estados Unidos del estatus de relaciones comerciales normales permanentes a China, realizada bajo el presidente Bill Clinton. Esta medida allanó el camino para que Beijing ingresara en la Organización Mundial del Comercio en diciembre de 2001.
Cotton dijo que el estatus debería ser revocado y se debería adoptar un sistema antiguo por el que «el presidente y el Congreso revisaran los privilegios comerciales de China cada año a la luz de sus progresos en materia de derechos humanos».
También elogió a la anterior administración de Trump por sentar las bases para un desacoplamiento selectivo de China mediante políticas que buscaban frenar la influencia maligna de Beijing.
«[Su] administración emprendió una campaña para endurecer nuestras defensas contra el comportamiento agresivo de China, y para hacer sonar la alarma diplomática en todo el mundo (…) y debería ser el punto de partida para una estrategia nacional bipartidista a largo plazo», según el informe.
Desacoplamiento selectivo
La estrategia de Cotton se centra en los semiconductores, pequeños chips que alimentan todo tipo de dispositivos, desde teléfonos inteligentes hasta misiles. El informe señala que las actuales prohibiciones de exportación a determinadas empresas chinas, incluido el colocar al fabricante de chips chino SMIC en una lista negra comercial, no son suficientes.
Cotton recomendó que el gobierno estadounidense «prohíba la venta de semiconductores de última generación desarrollados o producidos con software o tecnología estadounidense a todas las entidades chinas».
Además, para evitar que las empresas chinas eludan la prohibición propuesta, Cotton declaró que debería prohibirse la exportación de herramientas estadounidenses de automatización de diseño electrónico (EDA, por sus siglas en inglés) a consumidores finales chinos.
Los EDA son programas informáticos utilizados para diseñar circuitos integrados y semiconductores. Actualmente, el desarrollo de los EDA está dominado por empresas estadounidenses como Cadence y Synopsys.
«La maquinaria de semiconductores y las herramientas de diseño de software representan importantes puntos de atasco que pueden ralentizar los esfuerzos de los semiconductores chinos», según el informe.
«Retrasar el progreso de la industria china de semiconductores incluso unos pocos años impondría una inmensa dificultad al PCCh y protegería las ventajas comerciales y militares estadounidenses», añadió el informe.
Cotton también recomendó la creación de un «bloque comercial de semiconductores». Los países que se adhieran al bloque podrían reunir recursos para la investigación y el desarrollo y establecer un «régimen multilateral de control de las exportaciones contra China», según el informe.
Proteger los campus de EE. UU.
El robo «metódico» de tecnología estadounidense por parte de China ha ayudado a las empresas chinas a vencer a las estadounidenses con imitaciones baratas, al tiempo que ha facilitado el ascenso del ejército chino hasta convertirse en el segundo más poderoso del mundo, de acuerdo con el informe.
Según el informe, es necesario actuar para «acabar con la capacidad de China de aprovecharse de la investigación robada» a las universidades estadounidenses y obligar a China a invertir en su propia investigación elemental.
Pide a Estados Unidos que prohíba la financiación china en las instituciones de investigación estadounidenses y exija una mayor transparencia sobre el origen de la financiación de las escuelas; que restrinja que el personal universitario acepte pagos de China —ya sea de programas de contratación, subvenciones o viajes— o que retenga las subvenciones federales; que impida que los ciudadanos chinos realicen revisiones por pares de la investigación financiada por el gobierno estadounidense; que ponga fin a las empresas de investigación conjuntas con China; y, por último, que ponga fin al programa de visados de 10 años de duración para ciudadanos chinos y que mantenga a los estudiantes chinos fuera de los campos sensibles STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
El programa de visados de 10 años comenzó en 2014 bajo la administración Obama, a pesar de las objeciones de los funcionarios de inteligencia sobre su potencial para permitir la transferencia de inteligencia a China, según el informe. En diciembre del año pasado, el Departamento de Estado revisó las normas de los visados de visitante para los miembros del PCCh y sus familiares directos, reduciendo la duración máxima de su estancia de 10 años a un mes.
El informe reconoce que estas medidas probablemente serán rechazadas. Pueden surgir objeciones a la desvinculación académica, debido a la «cultura políticamente correcta» de las instituciones, a la dependencia existente de las matrículas de los estudiantes chinos o a la falta de financiación.
Para mitigar la posible resistencia, el gobierno estadounidense debería explicar las graves amenazas y recompensar la cooperación, recomienda el informe.
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