Cómo las misiones diplomáticas chinas trabajan encubiertas para subvertir a Estados Unidos

Por Cathy He
29 de julio de 2020 3:11 PM Actualizado: 29 de julio de 2020 3:11 PM

La misiones diplomáticas chinas son caldo de cultivo para el espionaje y actividades maliciosas dirigidas a subvertir Estados Unidos, advierten expertos, después de que Estados Unidos tomara recientemente una acción sin precedentes al ordenar el cierre del consulado chino en Houston.

El consulado cerró sus puertas el pasado vienes después de que la administración lo acusara de ser un «centro de espionaje y robo de propiedad intelectual».

Funcionarios de Estados Unidos dijeron durante una conferencia de prensa el 24 de julio que el consulado de Houston era «particularmente agresivo y particularmente exitoso» en el robo de investigación y tecnología estadounidense. Un alto funcionario del departamento de estado vinculó la actividad de espionaje desde el consulado hasta la búsqueda de la investigación de una vacuna para COVID-19.  Houston es un centro para varios campos de alta tecnología, incluyendo la investigación biomédica.

De acuerdo con un alto funcionario de inteligencia, en los últimos 10 años, han habido más de 50 casos de empleados del consulado en Houston promocionado y reclutando para los planes de talentos respaldados por el estado chino, apuntando especialmente a los centro de investigación en el área. Estos programas de talentos, los cuales tienen como propósito atraer expertos extranjeros para trabajar en China, han sido criticados por facilitar la transferencia de la investigación y el conocimiento para beneficiar a Beijing.

En un caso, los funcionarios consulares se comunicaron con científicos de un instituto de investigación en Texas, orientándolos sobre qué información recolectar, dijo un funcionario de alto rango del departamento de justicia.

David R. Stilwell, jefe del Departamento de Estado para Asia Oriental y el Pacífico, dijo a The New York Times que el cónsul general de Houston y otros dos diplomáticos fueron atrapados el 31 de mayo utilizando identificaciones falsas para escoltar a viajeros chinos en un vuelo chárter en el Aeropuerto Intercontinental George Bush, en Houston, Texas.

Un exdiplomático chino y expertos dijeron a The Epoch Times que estos intentos de robar tecnología se extienden a todas las misiones diplomáticas chinas alrededor del mundo.

«Las embajadas chinas y los consulados chinos son un punto focal para las actividades de espionaje [del régimen] a nivel mundial», dijo Nicholas Eftimiades, un exfuncionario de alto rango de inteligencia estadounidense y autor del libro, Chinese Intelligence Operations (Operaciones de inteligencia chinas).

Describió el puesto remoto como un «centro para extender los intereses chinos, legal e ilegalmente».

Mientras se entiende generalmente que cada misión diplomática de una nación lleva a cabo cierto nivel de espionaje en el país anfitrión, las acciones de la embajada china y los funcionario consulares cruzan la línea en su maldad y daño a la seguridad nacional estadounidense, dijo James Carafano, vicepresidente del instituto de Heritage Foundation para la seguridad nacional y política exterior.

«Es completamente desproporcionado a lo que estamos haciendo», dijo Carafado, agregando que en este momento «no tiene sentido para nosotros ignorarlo».

Las actividades ilegales realizadas de manera encubierta por las misiones diplomáticas chinas no se limitan al espionage militar y económico, señalan expertos. Los consulados y embajadas chinas son también centros de mando para las operaciones de gran influencia del régimen en el extranjero. Utilizando técnicas que van desde incentivos económicos hasta amenazas, el régimen chino intenta influir en la opinión pública y coaccionar a las élites locales para actuar de maneras favorables para Beijing.

Al mismo tiempo, los puestos de avanzada diplomáticos trabajan para suprimir a los disidentes en el extranjero y silenciar los discursos críticos hacia el Partido Comunista Chino (PCCh) en el ámbito gubernamental, de negocios y académico. Coordinan a los grupos del «frente unido» —como las comunidades fuera del país de chinos, profesionales, y cuerpos estudiantiles— para que actúen de forma favorable a Beijing.

Espionaje

Chen Yonglin, antiguo alto diplomático del consulado chino en Sydney, Australia, que desertó en 2005, dijo a The Epoch Times que el consulado de Houston tenía una gran importancia estratégica para Beijing debido a los sectores de alta tecnología que tienen su sede en la región de Houston, incluidas las industrias aeronáutica, biomédica y petrolera. Describiendo al PCCh como un «parásito», Chen dijo que el Partido se basa en el robo de tecnología estadounidense en estos campos avanzados para alimentar su crecimiento tecnológico y económico.

El director del FBI (Buró Federal de Investigaciones) Christopher Wray dijo recientemente que la agencia tiene más de 2000 investigaciones en todo el país que se relacionan con China. Más del 80 por ciento de todos los cargos de espionaje económico presentados por los fiscales federales desde 2012 implicaban a China, según el Departamento de Justicia.

Eftimiades dijo que todos los consulados supervisan y apoyan las actividades de espionaje del régimen en el país anfitrión. Si bien puede haber algunos actos de espionaje económico que no conocen, estarían al tanto de la mayoría de ellos, señaló.

Los consulados apoyan una red de oficiales militares chinos encubiertos que estudian en universidades estadounidenses en 25 ciudades, dándoles orientación sobre cómo evadir y obstruir la aplicación de la ley, dijo un alto funcionario del Departamento de Justicia en la sesión informativa para la prensa. Recientemente, el FBI ha realizado una serie de arrestos de estudiantes chinos acusados de fraude de visados, por presuntamente ocultar su condición de empleados del Ejército de Liberación Popular del régimen en su solicitud de visado.

En un documento judicial presentado el 20 de julio, los fiscales dijeron que «existen pruebas en al menos uno de estos casos de que un científico militar copió o robó información de las instituciones estadounidenses bajo la dirección de los superiores militares en China».

Añadieron que también había pruebas de que el régimen instruía a esos estudiantes para que destruyeran las pruebas y coordinaran los esfuerzos para evacuarlos de Estados Unidos, en particular después del 7 de junio, cuando un ciudadano chino, investigador en la Universidad de California en San Francisco, fue detenido en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles cuando intentaba abordar un vuelo a China.

Uno de los acusados fue Tang Juan, investigadora de la Universidad de California Davis, que huyó al consulado chino en San Francisco después de ser interrogada por agentes del FBI el 20 de junio. Finalmente fue detenida el 23 de julio.

Otra estudiante acusada fue Song Chen, una investigadora de neurología visitante en la Universidad de Stanford. Según los documentos del tribunal, el FBI recuperó un documento borrado del disco duro de Song que era una carta dirigida a la sección de educación del consulado chino en Nueva York. En esa carta, explica que planeaba extender sus estudios en Estados Unidos por un año y que su empleador listado, el «Hospital Xi Diaoyutai» de Beijing, era una fachada. Dice que recibió una carta de aprobación de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación, que era clasificada, por lo que no podía enviarla a través Internet.

Además de desempeñar un papel de apoyo, los funcionarios chinos han estado implicados en esfuerzos de recaudación más activos, en particular en las campañas de reclutamiento.

El embajador chino en Estados Unidos, Cui Tiankai, y un alto diplomático chino en Nueva York facilitaron el reclutamiento encubierto de científicos estadounidenses para trabajar en China, según documentos de la corte que fueron revelados en abril.

En 2019, Liu Zhongsan, de nacionalidad china, fue acusado en relación con un plan para obtener fraudulentamente visados de investigación de Estados Unidos para empleados del gobierno chino cuyo propósito real era presuntamente reclutar expertos estadounidenses para trabajar en China. Liu «coordinaba regularmente» sus actividades de reclutamiento de talentos con funcionarios de la embajada china en Washington, D.C., y el consulado chino en Nueva York, dijeron los fiscales.

En septiembre de 2019, Estados Unidos expulsó a dos funcionarios de la embajada china que habían entrado en una base militar «sensible» en Virginia. Según se informa, los funcionarios llevaban a sus esposas con ellos cuando pasaron por un puesto de control de entrada en la base militar a pesar de que se les negó el permiso, y evadieron al personal militar que los perseguía.

El consulado chino en San Francisco también estuvo implicado en el caso de Chung Dongfan, un exingeniero de Boeing que fue condenado a 10 años de prisión por robar secretos de transbordadores espaciales para Beijing en 2010. El consulado ayudó a Chung a enviar manuales de ingeniería sobre el diseño del bombardero B-1 a China utilizando una valija diplomática, según alegaron los fiscales.

La misión permanente de China ante las Naciones Unidas y el consulado chino en Nueva York también pagaron a Lin Ying, gerente de la aerolínea estatal china Air China, para contrabandear equipaje a bordo de vuelos de oficiales militares chinos asignados a la misión del régimen en las Naciones Unidas. Lin, ciudadana estadounidense, se declaró culpable de actuar como agente del régimen en abril de 2019.

Influencia maliciosa

Los consulados y embajadas chinos son nodos clave en la red del «Frente Unido» del régimen. El Departamento de Trabajo del Frente Unido del PCCh, responsable de impulsar la agenda del régimen en el extranjero, coordina, a través de los puestos de avanzada diplomáticos, miles de grupos en todo el mundo para llevar a cabo operaciones de influencia política, suprimir los movimientos disidentes y reunir información de inteligencia, según un informe de junio del centro de estudios Instituto Australiano de Política Estratégica.

Controlan las Asociaciones de Estudiantes y Académicos Chinos (CSSA), grupos de estudiantes chinos en los campus universitarios de EE. UU. y en todo el mundo. Muchas CSSA dicen abiertamente que son dirigidas o financiadas por los consulados chinos locales. Tienen un largo historial de agresividad a las protestas en los campus que muestran puntos de vista críticos con Beijing, lo que suscita preocupación por sus amenazas a la libertad académica.

El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, dijo en un discurso en 2018 que las CSSA también «alertan a los consulados y embajadas chinas cuando los estudiantes chinos, y las escuelas estadounidenses, se desvían de la línea del Partido Comunista».

La sección de educación de las misiones chinas también supervisa los Institutos Confucio, centros lingüísticos y culturales respaldados por el estado, establecidos en docenas de universidades estadounidenses. Los institutos han recibido fuertes críticas por difundir la propaganda de Beijing y sofocar la libertad de expresión.

Los propios diplomáticos chinos también intentan presionar a los legisladores estadounidenses para que adopten posturas pro-Beijing, utilizando métodos que incluyen sobornos, chantaje y tratos encubiertos, dijo el director del FBI, Wray.

«Los diplomáticos chinos también utilizan tanto la presión económica abierta y desnuda como los intermediarios aparentemente independientes para empujar las preferencias de China sobre los funcionarios estadounidenses», dijo Wray.

El director dijo que identifican a los más cercanos al funcionario objetivo, como familiares y socios de negocios, e intentan influir en el legislador a través de ellos.

«Estos intermediarios, por supuesto, no le dicen al funcionario estadounidense que son peones del Partido Comunista Chino y, lo que es peor, algunos de estos intermediarios ni siquiera se dan cuenta de que están siendo utilizados como peones, porque ellos también han sido engañados», dijo.

Supresión de la disidencia

Como parte de los esfuerzos del PCCh por silenciar y demonizar a sus críticos en el extranjero, los diplomáticos chinos han atacado agresivamente a los grupos disidentes, presionando a los políticos locales para que se distancien de estos grupos y orquestando ataques.

Chen, que solía dirigir la sección de asuntos políticos del consulado chino en Sydney, reveló en 2005 que una de las principales tareas del personal consular era vigilar y reprimir a los practicantes locales del grupo espiritual perseguido Falun Gong.

«La ‘guerra contra Falun Gong’ constituye más de la mitad del trabajo total de la típica misión china», dijo Chen en ese momento, añadiendo que es la «máxima prioridad» de las embajadas y consulados chinos.

Según Chen, cada embajada y consulado chino «tiene al menos un diplomático cuyo trabajo principal es implementar la persecución de los practicantes de Falun Gong».

Dijo que el consulado había compilado una «lista negra» con los nombres de unos 800 practicantes locales de Falun Gong, con el propósito de negarles la entrada a China en caso de que soliciten visados. La lista alimentaba una lista global mantenida por las agencias de seguridad chinas, añadió.

El Epoch Times informó en 2008 que el entonces cónsul general de Nueva York Peng Keyu admitió, en una llamada telefónica encubierta, haber instigado a grupos a lanzar una serie de ataques a practicantes de Falun Gong en Flushing, ciudad de Nueva York.

Mientras tanto, los consulados y embajadas de todo el mundo han intentado durante años bloquear las actuaciones de Shen Yun Performing Arts, una compañía de danza clásica china con sede en Nueva York, cuyo programa muestra en el escenario los abusos de los derechos humanos del régimen contra los practicantes de Falun Gong. Han presionado a los teatros y gobiernos para que retiren el espectáculo, y ocasionalmente han tenido éxito.

Los funcionarios estadounidenses también han advertido que los consulados sirven de base para las operaciones de «Caza del Zorro» de Beijing, una campaña para repatriar a los fugitivos que son blanco del PCCh, incluyendo a los disidentes y funcionarios que han roto filas con el Partido.

Wray describió uno de los métodos coercitivos utilizados en los objetivos de la «Caza del Zorro»: «El gobierno chino enviaba un emisario a visitar a la familia del objetivo aquí en Estados Unidos. ¿El mensaje que dijeron transmitir? El objetivo tenía dos opciones: regresar a China rápidamente, o suicidarse», dijo.

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