El Partido Comunista Chino (PCCh) está manipulando a las empresas estadounidenses para que lo ayuden a dar forma a la opinión pública, influir en las decisiones gubernamentales y adquirir tecnología estadounidense, advirtieron los legisladores republicanos el 27 de junio.
«Las empresas estadounidenses están recibiendo orientación y dirección de funcionarios chinos para influir en las operaciones comerciales, la estrategia de inversión y las direcciones estratégicas», según las conclusiones provisionales facilitadas a The Epoch Times por los legisladores del Comité Permanente Selecto de Inteligencia de la Cámara de Representantes.
La investigación también encontró que los ejecutivos y empleados corporativos estadounidenses practicaron la «autocensura», ajustando sus estrategias comerciales «debido a las preocupaciones de la oposición china».
Parte de la influencia de China provino del interior de las empresas estadounidenses. Se sabe que los miembros del PCCh, ya sea en las juntas directivas o en puestos ejecutivos en empresas estadounidenses, están «impulsando las iniciativas de China para adquirir tecnología y penetrar en los mercados estadounidenses», según los hallazgos provisionales.
El régimen chino también está ansioso por poner sus manos en la tecnología estadounidense. Según los hallazgos, las empresas estadounidenses han sido «manipuladas y/o coaccionadas para que compartan tecnologías clave con China y ayuden a Beijing a adquirir propiedad intelectual sensible, lo que beneficia a las empresas con sede en China a expensas de la industria estadounidense».
El régimen chino busca suplantar a Estados Unidos como la superpotencia número uno del mundo. En un discurso pronunciado en el XIX Congreso Nacional del PCCh en octubre de 2017, el líder chino Xi Jinping dijo que China «se convertirá en un líder mundial en términos de fuerza nacional combinada e influencia internacional» a mediados del siglo XXI.
Para lograr su hegemonía global, el PCCh se ha centrado en académicos e investigadores extranjeros a través de programas de reclutamiento estatales, participación en espionaje y robo de propiedad intelectual. El régimen ha ejecutado una estrategia conocida como «fusión civil-militar» para ayudar al avance de sus fuerzas armadas al desplegar tecnologías desarrolladas por el sector privado.
Además, Beijing ha implementado planes económicos, entre los que se incluyen Made in China 2025 y China Standards 2035, en un esfuerzo por transformar China en una potencia de fabricación de alta tecnología.
El almirante Philip Davidson, exjefe del Comando Indo-Pacífico de Estados Unidos, advirtió sobre las ambiciones globales de China. Durante una audiencia en el Congreso en marzo, Davidson expresó su preocupación sobre cómo China estaba acelerando sus «ambiciones de suplantar a Estados Unidos y nuestro liderazgo en el orden internacional basado en reglas».
Los legisladores republicanos también encontraron que Beijing tenía razones muy específicas para intentar influir en las empresas estadounidenses. Quiere que los líderes corporativos estadounidenses «presionen a los ejecutivos y legisladores locales, estatales y federales para que tomen acciones que beneficien a Beijing».
Otra razón fue «suprimir los comentarios negativos sobre China» de quienes trabajaban en empresas estadounidenses. Tal autocensura fue posible porque China amenazaría con cancelar contratos a empresas estadounidenses o con negarles el acceso a los mercados chinos, según los hallazgos.
Apple, YouTube, Hollywood y la NBA se encuentran entre las entidades estadounidenses que han recibido críticas en los últimos años por su inclinación al PCCh y sus demandas de censura. Más recientemente, varios legisladores estadounidenses, incluidos los senadores Tom Cotton (R-Ark.), Marsha Blackburn (R-Tenn.) y Ted Cruz (R-Texas), han condenado a Nike después de que el director ejecutivo de la empresa dijo: “Nike es una marca que es de China y para China”.
El régimen comunista también se ha aprovechado de la industria financiera estadounidense. Según los hallazgos, las empresas chinas recaudaron fondos en Estados Unidos para «mejorar su credibilidad internacional».
Además, Beijing ha utilizado a los administradores de inversiones y los bancos de EE.UU. para «obtener oportunidades de inversiones estratégicas en nuevas empresas, tecnologías innovadoras, biociencias y fabricación de EE.UU.», dicen los hallazgos provisionales.
Mientras tanto, las firmas financieras estadounidenses siguieron la guía del PCCh cuando tomaron decisiones de inversión en los fondos de origen estatal de China, según los hallazgos.
«Las empresas chinas utilizan estructuras complejas que ocultan riesgos, vínculos estatales y otros detalles corporativos, lo que dificulta la supervisión del gobierno de Estados Unidos y el uso de recursos legales por parte de los inversores estadounidenses en caso de fraude», dijeron los legisladores.
También señalaron la dependencia de Estados Unidos a las cadenas de suministro de China, incluidos los minerales de tierras raras y los productos farmacéuticos.
«China ha expresado que entiende que su posición en la cadena de suministro de Estados Unidos podría usarse para poner en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos», dijeron los legisladores.
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