El secretario de Estado Antony Blinken y el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan entablarán conversaciones con sus homólogos chinos en Alaska esta semana. Washington quiere ver «hechos, no palabras» si Beijing quiere mejorar los vínculos mutuos, según altos funcionarios de la administración Biden.
Blinken y Sullivan tienen previsto reunirse con el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, y con el diplomático de política exterior, Yang Jiechi, en Anchorage, Alaska, el 18 de marzo. La reunión marcará la primera reunión presencial importante de la administración Biden con funcionarios chinos.
«Beijing ha estado hablando de su deseo de cambiar el tono de la relación [chino-estadounidense] y, por supuesto, vamos a estar pendientes de los hechos, no de las palabras», dijo uno de los dos altos funcionarios de la administración en una sesión informativa celebrada el 16 de marzo.
Añadió: «Y, por supuesto, llegamos a estas discusiones con una visión muy clara sobre el historial bastante pobre de la República Popular de China en el cumplimiento de sus promesas».
El historial de promesas rotas de China incluye el incumplimiento con la autonomía de Hong Kong y del Tíbet, y con los acuerdos alcanzados para convertirse en miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001.
Ahora, los tibetanos están sujetos a una vigilancia masiva y su fe budista es fuertemente reprimida. En Hong Kong, el gobierno local pro-Beijing está tomando medidas enérgicas contra activistas locales y figuras de la oposición. Mientras tanto, el régimen chino ha seguido abusando de las reglas del comercio internacional con fuertes subsidios estatales y barreras comerciales.
«Vamos a establecer algunas áreas específicas en las que creemos que Beijing necesita tomar algunas medidas para cambiar de rumbo», dijo otro alto funcionario de la administración. Por ejemplo, señaló la coerción económica de China contra los aliados de Estados Unidos, incluida Australia, como algo que debe cambiarse antes de que Estados Unidos «pueda dar pasos sustanciales en la relación».
Beijing ha estado tomando represalias contra Australia imponiendo sanciones a varios productos australianos, incluida la carne de res, las langostas y el vino, desde que la ministra de Relaciones Exteriores de Australia, Marise Payne, pidió en abril del año pasado que se investigara de forma independiente el origen del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), causante de la enfermedad COVID-19.
A fines de febrero, Beijing decidió repentinamente utilizar la coerción económica contra su vecino democrático Taiwán, prohibiendo la importación de piñas taiwanesas. Según datos del gobierno, Taiwán exportó más del 90 por ciento de sus piñas a China en 2020.
«Muchas de las cosas que China profesa como asuntos internos son, en realidad, de interés para un gran número de países, no sólo para Estados Unidos», agregó el alto funcionario de la administración, diciendo que temas como la opresión de China en Xinjiang y Hong Kong son cuestiones de «preocupación global».
El régimen chino a menudo ha despreciado las críticas internacionales contra sus políticas al afirmar que ciertos problemas, como sus políticas en la región occidental de Xinjiang, son «asuntos internos». Estos asuntos constituyen una «línea roja» que la administración de Biden no debería cruzar, advirtió el diplomático chino Yang en un evento virtual el 1 de febrero.
En Xinjiang, más de un millón de minorías étnicas, incluidos los uigures, están actualmente recluidos en campos de concentración. Sin embargo, Beijing afirma que estos campos son «centros de formación profesional».
En enero, el entonces secretario de Estado, Mike Pompeo, declaró que Beijing había cometido “genocidio” y “crímenes de lesa humanidad” contra musulmanes uigures en Xinjiang. Blinken ha dicho que está de acuerdo con la declaración de Pompeo.
El alto funcionario de la administración agregó que Beijing no debería esperar que en la reunión Blinken y Sullivan digan cosas diferentes a las que han dicho públicamente.
«Creemos que es realmente importante que disipemos esa idea desde el principio y que seamos muy claros al entregar los mismos mensajes en privado que ustedes han escuchado de nosotros en público», explicó el funcionario.
También le advirtió a Beijing, antes de las conversaciones, que no intentara enfrentar a Blinken con Sullivan.
«En el pasado hemos visto que China ha intentado tener favoritos dentro de la administración y, en particular, enfrentar al Secretario de Estado y al Asesor de Seguridad Nacional», advirtió el funcionario.
Agregó: «La manera como China ha jugado en el pasado para dividirnos o intentar dividirnos simplemente no va a funcionar aquí».
El alto funcionario de la administración dijo que las conversaciones no serían como una «reunión» convencional. Explicó: «Se trata en gran medida de sentarse, entenderse mutuamente, y luego recordar eso y hacer un balance».
«No habrá una declaración conjunta», agregó. Sin embargo, dijo que las dos partes definitivamente hablarán sobre cuestiones cibernéticas, aunque no dio más detalles sobre si el reciente ciberataque contra Microsoft sería parte de las conversaciones.
Los expertos en ciberseguridad relacionaron a los piratas informáticos responsables del ataque al programa de correo electrónico Exchange de Microsoft con el régimen chino. Se cree que cientos de miles de organizaciones de todo el mundo han sido víctimas del ataque.
Los legisladores estadounidenses le han pedido a Blinken y Sullivan que sean duros con China cuando viajen a Alaska para reunirse con Yang y Yi.
El martes, Blinken visitó Japón con el secretario de Defensa, Lloyd Austin. Fue la primera visita al extranjero de los principales miembros del gabinete del presidente Joe Biden. En Tokio, Blinken dijo: «Nos opondremos, si es necesario, cuando China utilice la coerción y la agresión para salirse con la suya».
Blinken y Austin llegaron a la capital de Corea del Sur, Seúl, el miércoles.
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