El régimen chino ha aprovechado la actual pandemia para intensificar la vigilancia de los ciudadanos, en particular haciendo que las oficinas locales de seguridad —que llegan hasta los departamentos de policía— trabajen en estrecha colaboración con los hospitales y otras instituciones médicas.
Sobre la base de una serie de documentos filtrados obtenidos por The Epoch Times y una revisión de los anuncios hechos por las autoridades chinas, la policía obtuvo amplios poderes para recopilar datos sanitarios y seguir los movimientos de los ciudadanos mientras las autoridades intentaban detener la propagación del virus del Partido Comunista Chino (PCCh), comúnmente conocido como el nuevo coronavirus.
Recopilación de datos
En un documento filtrado emitido por la Comisión de Salud del Distrito de Daxing de Beijing el 26 de junio, las autoridades solicitaron que la policía y los funcionarios de salud trabajen en estrecha colaboración para «entrar en los hogares e investigar».
La operación se denominó «las oficinas de seguridad inspeccionan y recopilan gran cantidad de datos», en la cual la policía grababa sus entrevistas con las personas en los hogares. Los funcionarios de salud recogerían entonces muestras biológicas, incluidos tejidos de la garganta y sangre, de «personas de alto riesgo» que hubieran estado en un mercado local llamado Xinfadi.
A mediados de junio, la ciudad de Beijing experimentó una nueva oleada de infecciones. Las autoridades locales afirmaron que el mercado de Xinfadi era la zona cero del brote.
En una notificación fechada el 26 de junio, emitida por las autoridades sanitarias de la ciudad de Baoding, provincia de Hebei, se enumeraban las principales tareas de los equipos gubernamentales especiales que se crearon para combatir el virus. «El plan para recopilar gran cantidad de datos no debe descuidarse», decía la nota. Las autoridades debían identificar «objetivos importantes» para analizarlos en busca del virus en los tres días siguientes, añadía.
La recopilación de gran cantidad de datos también implica el uso de cámaras de reconocimiento facial. Por ejemplo, la oficina de seguridad, o la policía, del Condado de Wenshang de la provincia de Shandong, en el este de China, anunció en su cuenta de redes sociales de Weixin en febrero que acababa de terminar la tarea de actualizar sus cámaras de vigilancia en la región para combatir el virus del PCCh.
Según el posteo de Weixin, se instalaron cámaras de reconocimiento facial de alta resolución en 3 hospitales públicos locales, 14 centros de salud y 30 supermercados.
La policía de Wenshang exigió que estos lugares «fortalecieran su esfuerzo» para asegurar que las cámaras permanecieran en activadas, ya que serían usadas para «investigaciones epidemiológicas».
La cobertura de la prensa estatal sobre tales investigaciones describen el rastreo de quiénes podrían haber estado en contacto con los pacientes infectados.
Y en Shanghai, la policía exigió que los centros de salud de la ciudad instalaran cámaras de reconocimiento facial capaces de distinguir los rostros de las personas, incluso cuando llevan una cubierta facial, según un anuncio del 13 de marzo. También pidió a estas instalaciones que compraran un sistema que pudiera pasar los datos a la policía.
Las autoridades chinas también adoptaron el uso generalizado de aplicaciones de códigos de salud para vigilar los movimientos de las personas. Un código de barras que indica el riesgo de COVID-19 de un ciudadano es escaneado en los puntos de control públicos, o en algunos casos, en las entradas del complejo de apartamentos de uno.
En al menos un área, la aplicación de código de salud fue desarrollada por la policía local. En febrero, la policía de Hure Banner, situada en Mongolia Interior, declaró que había ampliado con éxito un sistema de registro existente para vigilar a las personas que entraban y salían de la región a un sistema de código QR que se utilizaría en todas las «instituciones médicas» de la región, según la prensa estatal china.
Ese seguimiento de los movimientos de las personas en lugares públicos plantea problemas de privacidad, dijo Chou Kuan-ju, responsable de proyectos de la ONG Asociación de Taiwán para los Derechos Humanos, con sede en Taiwán.
«¿El método [se aplica] de forma proporcionada? ¿Recopilan los datos mínimos necesarios para contener la pandemia? (…) Una vez que se construyan las herramientas de vigilancia, podría ser difícil detenerlas en el futuro», dijo Chou en una entrevista por correo electrónico.
Tampoco está claro si las autoridades eliminarían o retendrían los datos que recogen, añadió Chou.
También le preocupa si existe un medio para que los ciudadanos «cuestionen las decisiones tomadas a través de los sistemas de rastreo».
Cooperación estrecha
La pandemia también allanó el camino para que la policía china ampliara su presencia física en los centros de salud.
La Comisión de Salud del gobierno municipal de Beijing emitió un documento el 18 de junio, exigiendo que los centros locales de prevención de enfermedades envíen cada uno un responsable a la oficina de policía de la ciudad. Dicho personal debe estar en alerta las 24 horas del día. Además, estos centros deben reportar «información básica sobre todos los casos de infección» a la oficina de policía de inmediato.
La Comisión de Salud afirmó que estas medidas estaban destinadas a «facilitar la comunicación» para tratar de localizar mejor a las personas que entraron en contacto con los infectados con el virus.
Dos anuncios públicos muestran también que se movilizaron unidades de policía para imponer un estricto control social durante la pandemia.
El Hospital General de la Navegación del Río Yangtsé, situado en Wuhan —ciudad donde surgió el virus—, emitió una carta pública de «agradecimiento» a la policía local en marzo. El hospital agradeció a la policía por desplegar agentes en el hospital las 24 horas del día y «hacer un buen trabajo en el control de la estabilidad de pensamiento de los pacientes y sus familias».
Un mes antes, el 15 de febrero, la policía del Condado de Changbai, situado en la provincia de Jilin, en el noreste de China, declaró en su cuenta de Weixin que había destinado a varios de sus agentes a los hospitales del condado las 24 horas del día con el objetivo de «mantener una fuerte estabilidad».
Tanto «estabilidad del pensamiento» como «mantener la estabilidad» son la jerga del Partido Comunista para el control de las poblaciones locales.
Por ejemplo, el término se utiliza en los anuncios de las autoridades de Xinjiang para la represión de cualquier indicio de protesta o disidencia pública. El régimen chino ha reprimido duramente a la población local de uigures y a otras minorías étnicas musulmanas, e incluso ha recluido a aproximadamente un millón de personas en campos de concentración.
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