Dentro de la prisión china de Xinyang: abusos y trabajos forzados

Por ALEX WU
18 de enero de 2021 3:47 PM Actualizado: 18 de enero de 2021 3:47 PM

La prisión de Xinyang es descrita como la «peor» prisión de la provincia china de Henan. Un activista de los derechos humanos compartió con The Epoch Times la historia de su padre, un exrecluso que experimentó y fue testigo de varios abusos en la prisión.

Xing Jian es un activista de los derechos humanos de Henan y actualmente vive en Nueva Zelanda. Su padre, Xing Wangli, le contó que el abuso es desenfrenado en la prisión de Xinyang.

«Mi padre parecía un anciano cuando salió de la prisión. Eso fue un infierno», dijo Xing Jian.

Después de que Xing Wangli fue liberado de la prisión de Xinyang, le contó a su hijo Xing Jian sobre los abusos que experimentó y presenció en la prisión. Esta foto muestra a Xing Wangli, con Xing Jian en la esquina superior derecha de la pantalla del teléfono. (Cortesía de Xing Jian)

Xing Wangli fue un peticionario nativo de Henan. En febrero de 2018, fue condenado a dos años y tres meses por «provocar peleas y problemas», un cargo impreciso que en China se utiliza a menudo para detener a disidentes. En su caso, fue detenido al dirigirse a un hospital de Beijing para recibir tratamiento. Los peticionarios que van a Beijing, por cualquier razón, suelen ser arrestados y detenidos por las autoridades. En la prisión de Xinyang, el pasó más de un año y fue liberado el 26 de mayo de 2020.

Xing Jian dijo que los reclusos de la prisión de Xinyang eran tratados como esclavos y eran obligados a trabajar más de diez horas al día. Los guardias de la prisión a menudo los golpeaban causándoles heridas graves. Los peticionarios eran torturados y se les prohibía comunicarse con sus familias y con el mundo exterior; mientras que los funcionarios locales corruptos del Partido Comunista Chino (PCCh), que cumplían condena en la misma prisión recibían un trato especial y gozaban de privilegios debido a su riqueza y sus conexiones.

Tratamiento especial para exfuncionarios del PCCh en la cárcel

La prisión de Xinyang, según Xing Jian, es la peor prisión de la provincia de Henan. Los reclusos son obligados a trabajar trece horas al día, siete días a la semana y sin poder tomarse un día libre.

Esta prisión también es conocida como la «Granja del 1 de Mayo», en referencia al 1 de mayo, que es el Día del Trabajo o el Día de Mayo que se celebra en los países socialistas/comunistas, incluyendo China. Hay un dicho en el sistema penitenciario de China: «Prefiero tener una sentencia de por vida que pasar un día en el 1 de mayo [Granja]». Xing reveló que los prisioneros allí tenían tareas de trabajo pesado. Los que no cumplían con su cuota eran golpeados por los guardias de la prisión con un palo de cuero, mientras eran inmovilizados por otros reclusos. Cuando la fiscalía local hacía una inspección, la prisión presentaba un espectáculo, mintiendo a los inspectores que los prisioneros solo trabajaban ocho horas. Se presionaba a los reclusos para que guarden silencio sobre los abusos, de lo contrario serían castigados.

La economía carcelaria de China ha sido un gran negocio para el régimen chino durante décadas, apoyado por mano de obra gratis y/o muy barata. Según los datos proporcionados por el ministerio de Justicia, «en comparación con 1984, en 2001 el valor total de la producción de las empresas penitenciarias en todo el país aumentó de 2770 millones de yuanes (1984) a 11,720 millones de yuanes, lo que supone un aumento más que el cuádruple. Los activos fijos aumentaron de 3400 millones de yuanes a 11,600 millones de yuanes».

Según un informe de 2019, de la Organización Mundial para Investigar la Persecución de Falun Gong (WOIPFG), hay por lo menos 681 empresas estatales de trabajo esclavo en prisiones en 30 provincias, ciudades y regiones de China.

El PCCh aprovechó la pandemia para ejercer su influencia y obtener enormes beneficios a través de empresas chinas que utilizan el trabajo esclavo en las prisiones para producir mascarillas y exportarlas al resto del mundo.

El sistema penitenciario chino es criticado hace mucho tiempo por la comunidad internacional. Los legisladores estadounidenses llamaron a un boicot de los productos de trabajo esclavo en las prisiones de China y promovió proscribir las compañías que utilizan trabajos forzados en prisiones y campos de concentración chinos. Desde 2019, el gobierno de Donald Trump impuso restricciones a dichos productos y empresas.

En la prisión de Xinyang en promedio los prisioneros son forzados a realizar trabajos en régimen de esclavitud y a menudo se les hace pasar hambre. Ellos no reciben una nutrición adecuada, como la carne. Por el contrario, los prisioneros que tienen conexiones, como los exfuncionarios locales encarcelados por corrupción, se les mantiene bien alimentados disfrutando además de otros privilegios. Pueden evitar hacer cualquier trabajo sobornando a los guardias de la prisión. En algunos casos, pagan a la prisión 12,000 yuanes (USD 1762) al año por un «puesto de trabajo» que no requiere que hagan ningún trabajo. Por ejemplo, los presos de la zona de educación no hacen más que utilizar el ordenador de vigilancia de turno para jugar.

Xing Jian dio dos ejemplos de exfuncionarios de Henan que recibían un trato especial en la prisión: Li Xinzhong, exjefe del condado de Zhengyang en la ciudad de Zhumadian y Lian Ziheng, secretario del Comité Municipal del PCCh de Sanmenxia.

Según los informes de los medios de comunicación de China continental, Li Zhongxin era el exdirector adjunto de la oficina de Henan. En febrero de 2016, se desempeñó como secretario del Comité de Trabajo del Partido de la Zona de Demostración de la Integración Urbana y Rural de Zhumadian, clasificándose en el nivel de subdirector de la oficina. En 2018, Li fue despedido y el 22 de octubre de ese mismo año fue condenado a 10 años de prisión por aceptar sobornos.

Según Xing Jian y su padre, estos funcionarios despedidos no realizaban ningún trabajo en la prisión y sus sentencias se redujeron rápidamente. Los guardias de la prisión los trataban bien, y sus familiares podían enviarles comida, así como cigarrillos y alcohol. Podían usar los teléfonos de los guardias de la prisión para hacer llamadas; mientras que a los demás reclusos se les negaba el derecho a hacer cualquier llamada telefónica.

Abusos a los peticionarios en la prisión

Xing Jian se enteró del recluso Xing Wangli, quien cumplía su condena en la prisión de Xinyang y fue testigo de que muchos prisioneros eran golpeados y gravemente heridos. Un recluso fue golpeado hasta perder la vista, y otro sufrió una fractura de brazo.

Un recluso peticionario llamado Sun Yiliang, que cumplía una larga condena, a menudo era golpeado en la prisión. Sun le contó a Xing Wangli que quería morir a causa de los abusos por lo que Wangli escribió al alcalde a su nombre, pidiendo ayuda. La prisión respondió con amenazas a Sun. El padre de Xing Jian también pidió a su hijo que informara al mundo exterior sobre la situación de Sun.

Otro peticionario, llamado Ding Jun, también era golpeado y torturado con frecuencia en la prisión.

Un veterano del Ejército Popular de Liberación de China (EPL), Chen Youhong, también sufrió abusos. Según un «informe de situación» que circuló en las redes sociales chinas, Chen fue incriminado y sentenciado a 12 años de prisión por robo. El 13 de agosto de 2016, mientras cumplía su condena en la prisión de Xinyang, fue golpeado por un guardia llamado Run Haihong y quedó discapacitado. Durante una visita, los miembros de la familia de Chen notaron que no podía levantar el brazo. La familia solicitó varias veces que Chen recibiera tratamiento médico, pero sus peticiones fueron ignoradas por la prisión.

Xing Wangli también sufrió graves heridas después de ser golpeado por la policía.

En 2016, mientras cumplía condena en el Centro de Detención de Xixian en el condado de Xi, provincia de Shanxi, fue golpeado con un instrumento contundente que le fracturó el cráneo y estuvo en coma durante más de 20 días. Luego fue forzado a hacer el trabajo a pesar de su lesión.

Mientras Xing Wangli estaba en la prisión de Xinyang, quedó separado de su familia y del mundo exterior. En una ocasión, se le permitió enviarles un mensaje a través de un compañero de prisión, que estaba a punto de ser liberado y era de su ciudad natal. Además antes de que Xing fuera liberado de la prisión en mayo, un guardia, de apellido Wu, lo abofeteó, luego le dijo que se parara en el vestíbulo por un largo tiempo, y lo alimentó con solo un panecillo al vapor por todo el día.

Cuando la policía de Henan irrumpió previamente en la casa de Xing Wangli, se llevó más de 30,000 yuanes (USD 4400) en efectivo, un ordenador de sobremesa, un portátil y dos cámaras digitales. Sin embargo, los artículos no fueron devueltos después de que Xing fue liberado de la prisión.

Xing Jian cree que su padre no es culpable de ningún delito aunque fue condenado tres veces. Él ha presentado denuncias para combatir los cargos pero no ha recibido respuesta de las autoridades.

Xing Jian declaró que los oficiales en Henan son corruptos y se protegen unos a otros. Usan pandillas para reprimir a los peticionarios y disidentes y se confabulan con los criminales para obtener ganancias financieras.

Los eslóganes oficiales «lucha contra los criminales y la eliminación del mal» son todos falsos, dijo Xing Jian. Los verdaderos criminales están sueltos: la mayor banda criminal son las autoridades del PCCh, la fiscalía y las fuerzas del orden.

Con información de Li Xin’an.

Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí.

A continuación

Cómo los médicos en China se convierten en asesinos

Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.