China comenzará un nuevo mandato de tres años en el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 1 de enero de 2021, después de ser reelegido en octubre con 139 votos, lo que supone 41 votos menos que en las últimas elecciones.
El diputado del Partido Nacional Liberal de Australia, George Christensen, dijo que fue una «decisión impactante» dados los crímenes contra la humanidad del Partido Comunista Chino y comparó esta acción con poner a «Drácula a cargo del banco de sangre».
«Estamos hablando de alguien que va al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, quien ha privado de la vida y la libertad a los practicantes de Falun Dafa, a los cristianos incluyendo a los católicos, a los budistas tibetanos, uigures, activistas de la democracia, a los propios activistas de derechos humanos», dijo Christensen a The Epoch Times el 28 de diciembre.
«Ahora están a punto de ser recompensados con un puesto, con una silla; un asiento en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Es increíble», añadió.
El miembro del Parlamento de Queensland del Norte dijo que es una bofetada a los derechos humanos y demostró que la Organización de las Naciones Unidas es «una organización completamente fracasada».
«Es literalmente poner a Drácula a cargo del banco de sangre al tener al régimen del Partido Comunista Chino sentado allí en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas», dijo el diputado. «Cuando el régimen del Partido Comunista Chino está sustrayendo por la fuerza órganos de los prisioneros políticos, entonces conseguir un asiento en el consejo de derechos humanos, como digo, es increíble».
Un tribunal popular independiente en 2019 encontró que los practicantes de Falun Dafa eran las principales víctimas de la sustracción de órganos autorizada por el estado chino, ellos son asesinados por sus órganos, que luego son vendidos en un lucrativo mercado negro de turismo de trasplantes.
Un número creciente de países, entre ellos Estados Unidos, Austria, Bélgica, Canadá, República Checa, Taiwán e Italia, iniciaron o adoptaron medidas para desalentar las prácticas de tráfico de órganos.
Rolando Gómez, portavoz del CDH de la ONU, dijo que aunque ningún país tiene un historial perfecto de derechos humanos, ningún país puede escapar al escrutinio de su historial de derechos humanos, independientemente de si es miembro del Consejo de Derechos Humanos.
«Si un Estado piensa que puede ocultar eficazmente las violaciones de derechos humanos que haya cometido, o escapar a las críticas por pertenecer al Consejo de Derechos Humanos, está muy equivocado», dijo Gómez a The Epoch Times el 29 de diciembre.
El CDH de la ONU recibe legitimidad porque la mayoría de los países miembros de la ONU sirven en el Consejo, 119 de los 193 países miembros, dijo Gómez.
«Esta amplia membresía no solo refleja la diversidad de la ONU, sino que le da al Consejo legitimidad para hablar sobre las violaciones a los derechos humanos en todos los países», dijo.
«Imaginen un órgano mundial de derechos humanos que solo rindiera cuentas y fuera representativo de un puñado de países. No podría hablar en contra de las situaciones de derechos humanos en gran parte del mundo ni influir en ellas de manera creíble o efectiva», añadió.
Gómez dijo que la cuestión de que el régimen chino cometa la sustracción forzada de órganos fue planteada por las ONG en las reuniones del Consejo de Derechos Humanos en el pasado, pero dijo que esto debe ser abordado por China.
«En última instancia, es responsabilidad de todos los Estados tomar medidas para mejorar su situación en materia de derechos humanos y remediar cualquier violación cuando se produzca», dijo.
La reelección del régimen chino en el CDH de la ONU ocurre después de que 921 legisladores de 35 países a principios de este mes emitieron una declaración conjunta en el Día Internacional de los Derechos Humanos para condenar la persecución a la práctica espiritual Falun Dafa por parte del PCCh durante décadas.
Falun Dafa, conocido también como Falun Gong, fue introducido en China en los años 90. Es conocido por sus ejercicios meditativos y enseñanzas morales centradas en tres principios: Verdad, Benevolencia y Tolerancia.
Su creciente popularidad —alrededor de 70 a 100 millones de practicantes para 1999, según estimaciones del estado chino en ese momento— fue considerada una amenaza por el régimen comunista, que luego lanzó una brutal campaña de represión en julio de 1999. Desde entonces, millones de personas han sido arrojadas a prisiones, campos de trabajo forzado, pabellones psiquiátricos y otras instalaciones. Cientos de miles han sufrido torturas, de acuerdo con las estimaciones del Centro de Información de Falun Dafa.
Levi Browde, director ejecutivo del centro, aplaudió la postura de los legisladores, llamándola «un esfuerzo sin precedentes» para «detener las injusticias del Partido Comunista Chino contra Falun Gong».
«Juntos envían un claro mensaje de solidaridad a aquellos que sufren en China y un rechazo inequívoco a la campaña del régimen chino para acabar con una fe pacífica practicada por decenas de millones de personas en China y en todo el mundo», dijo Browde en un comunicado de prensa.
Con información de Eva Fu.
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