El virus COVID-19 tuvo un origen «no natural», con una alta probabilidad de que procediera del Instituto de Virología Wuhan (WIV) de China, concluye un estudio reciente.
El estudio, revisado por expertos y publicado en la revista Risk Analysis el 15 de marzo, utilizó una herramienta de análisis de riesgos para determinar el origen del virus COVID-19. El análisis halló una probabilidad del 68% de un «origen no natural del SARS-CoV-2». Aunque el estudio no probó definitivamente el origen del virus COVID-19, subrayó que «la posibilidad de un origen de laboratorio no puede descartarse fácilmente».
Desde que comenzó el brote en diciembre de 2019, las fuentes animales y la filtración de laboratorio fueron las dos hipótesis clave para el origen. Aunque se ha sospechado que una amplia gama de animales, incluidos los murciélagos, han sido la fuente del virus, «ningún animal ha sido identificado aún como el huésped natural o el intermediario del virus», señalaron los investigadores.
«Uno de los coronavirus de murciélago conocidos más parecidos, el RaTG13, estaba siendo estudiado en el Instituto de Virología de Wuhan (WIV) y tiene un 96.1 por ciento de homología con el SARS-CoV-2». La homología se refiere a la similitud entre organismos diferentes, que podría sugerir un antepasado común. «La existencia y la secuencia de este virus no se conocieron hasta después de que comenzara la pandemia de COVID-19».
Para el estudio, los investigadores utilizaron una herramienta modificada de Grunow-Finke (mGFT) de análisis de riesgos epidemiológicos que diferencia entre epidemias naturales y ataques biológicos deliberados.
Los autores recopilaron datos de COVID-19 por países desde el 1 de enero de 2020 hasta el 31 de octubre de 2022, y los evaluaron mediante la herramienta mGFT basándose en 11 criterios: riesgo biológico, cepa inusual, distribución geográfica, concentración ambiental, intensidad epidémica, modo de transmisión, tiempo, propagación inusualmente rápida, limitación de la población, manifestación clínica y conocimientos especiales.
«Utilizando el algoritmo GFT modificado, el resultado muestra un total de 41 puntos (68%) de los 60 puntos máximos, lo que indica que el SARS-CoV-2 tiene más probabilidades de tener un origen no natural», indica el estudio.
Los investigadores señalaron que los accidentes de laboratorio son «comunes» y que si el patógeno es altamente contagioso, un solo trabajador infectado podría desencadenar una epidemia.
«El hecho de que el primer grupo de casos se produjera en las inmediaciones de un laboratorio líder mundial en coronavirus, conocido por sus experimentos con virus similares al SARS, así como de un segundo laboratorio que también trabajaba con coronavirus, no puede considerarse irrelevante», dice el estudio.
Algunos de los primeros casos de infección por COVID-19 se reportaron en el mercado de mariscos de Hunan, ubicado a solo ocho millas del WIV. El 2 de diciembre de 2019, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Wuhan, una instalación que estudia los coronavirus, se trasladó a solo 280 metros del mercado de mariscos.
Los investigadores recomendaron incluir la mGFT en la caja de herramientas para la investigación de brotes, dada su naturaleza altamente sensible cuando se trata de distinguir entre orígenes naturales y no naturales de los virus.
El estudio fue financiado por el Medical Research Future Fund, el gobierno australiano y el Balvi Filantropik Fund.
Algunos autores declararon tener intereses contrapuestos. Un investigador recibió una subvención del National Health and Medical Research Council. Un segundo investigador recibió apoyo del Balvi Filantropik Fund.
El laboratorio filtró el virus
El Epoch Times informó sobre la posibilidad de que el COVID-19 tuviera su origen en el Instituto de Virología de Wuhan (WIV), en abril de 2020, publicando un documental que indicaba que un origen de laboratorio del virus era el escenario más probable.
El documental destacaba la implicación de la viróloga Shi Zhengli, conocida como la «mujer murciélago», que realizaba estudios sobre coronavirus de murciélagos en el WIV.
La Sra. Zhengli «fue la primera en localizar la clave de cómo los coronavirus pueden superar las barreras entre especies para infectar directamente a los cuerpos humanos», dice el documental, añadiendo que ella podría ser un «eslabón importante» en el origen del virus.
En abril de 2023, el Subcomité Selecto sobre la Pandemia de Coronavirus de la Cámara de Representantes de Estados Unidos dijo que había solicitado entrevistas en persona con Zhengli. Sin embargo, la embajada china se opuso a la solicitud.
Múltiples agencias estadounidenses creen que el virus COVID-19 se filtró desde el WIV. La Oficina del Director de Inteligencia Nacional publicó un informe en junio del año pasado que daba credibilidad a la teoría.
En enero, los documentos publicados por U.S. Right to Know, un grupo de investigación de salud pública sin ánimo de lucro, mostraron que unos científicos estadounidenses tenían como objetivo trabajar con el WIV para crear nuevos coronavirus similares al virus COVID-19 en 2018, antes de que comenzara la pandemia.
Los documentos revelaron que los científicos «planeaban utilizar nuevos sistemas de genética inversa y probar virus in vivo, es decir, crear nuevos virus vivos». Algunos de los documentos describían los virus que se iban a estudiar en el marco del programa como «un peligro claro y presente de una nueva pandemia similar al SARS».
Un virólogo estadounidense de la Universidad de Carolina del Norte, el profesor Ralph Baric, trabajó con el WIV, con la intención de diseñar nuevas proteínas de espiga. La organización U.S. Right to Know afirmó que el Sr. Baric ya había creado proteínas de espiga cuando se presentó una propuesta a la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de Estados Unidos (DARPA), que acabó rechazando la propuesta.
El estudio del 15 de marzo destaca una «serie de acciones inusuales» que tuvieron lugar en el WIV en la época de la pandemia.
«En septiembre de 2019, el control del laboratorio pasó del mando con control civil al militar, y se contrató a un contratista para renovar el sistema de ventilación dentro de las instalaciones. Simultáneamente, por razones desconocidas, el WIV eliminó una gran base de datos de virus que contenía aproximadamente 20,000 especies de murciélagos y ratones que anteriormente habían sido accesibles al público», se indica en el estudio.
«No está claro si la base de datos incluía secuencias que pudieran ser relevantes para el origen del SARS-CoV-2 y si se intentó encubrirlo».
En las instalaciones también se observaron «varios casos» en los que las medidas de bioseguridad no se aplicaron correctamente.
Por ejemplo, algunos científicos no siguieron los protocolos de equipamiento adecuados al manipular murciélagos y acabaron siendo mordidos por las criaturas. A principios de noviembre de 2019, «algunos miembros del personal del instituto fueron hospitalizados con síntomas similares a los del COVID-19», dice el estudio.
Durante una audiencia en un comité del Congreso en marzo de 2023, el doctor Robert Redfield, exjefe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, dijo que fue «marginado» de las primeras discusiones sobre el origen del COVID-19 después de sugerir que podría haberse filtrado de un laboratorio, según la BBC.
«Se me dijo que querían una única narrativa y que yo, obviamente, tenía un punto de vista diferente (…) La ciencia tiene debate y ellos aplastaron cualquier debate», afirmó el Sr. Redfield.
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