Legisladores, figuras políticas y defensores bipartidistas han pedido a las universidades estadounidenses que desinviertan de China por sus abusos contra los derechos humanos.
Una carta del Instituto Athenai, un grupo de defensa dirigido por estudiantes que lucha contra la influencia china que hay en los campus universitarios, enviada a los presidentes y juntas directivas de las principales universidades públicas de Estados Unidos pide que desinviertan de todas las entidades cómplices de la «campaña global para exterminar la cultura, la religión y la lengua del pueblo uigur» del Partido Comunista Chino, junto con otras prácticas represivas por parte de Beijing.
La carta del organizador John Metz, lleva la firma de docenas de destacados legisladores, activistas, periodistas y organizaciones de todo el espectro político, incluida Nikki Haley, quien se desempeñó como embajadora de EE. UU. ante las Naciones Unidas, el representante Mike Gallagher (R-Wis.), la representante Claudia Tenney (R-N.Y.), Hong Kong Watch, Human Rights Foundation, College Republican National Committee, College Democrats of America, Tibet Action Institute y Elisha Weisel, hijo del sobreviviente del Holocausto y autor Elie Weisel.
«Las atrocidades del gobierno chino contra los uigures, incluida la detención forzada de más de un millón de civiles, la esterilización forzada de miles de mujeres uigures, las restricciones generalizadas a las prácticas religiosas libres, el uso generalizado de la tortura y los esfuerzos para reducir o eliminar por completo el uso de la idioma uigur, equivalen a genocidio», dice la carta.
La carta continúa señalando que en marzo de 2021, la administración Biden respaldó formalmente la amplia determinación bipartidista de que la conducta de Beijing hacia los uigures equivale a genocidio. Cita las conclusiones de una corte popular independiente con sede en Londres, que hizo una declaración formal en diciembre de que los innumerables abusos infligidos contra los uigures del oeste de China han cruzado la línea del genocidio.
El genocidio, así como otros abusos contra los derechos humanos de Beijing, también provocó que una serie de naciones, incluidas Gran Bretaña, Canadá, Estados Unidos, Australia y Lituania, anunciaran boicots diplomáticos a los Juegos Olímpicos de Invierno celebrados en Beijing.
Lejos de ser observadores pasivos del genocidio y otros abusos, las empresas chinas son activamente cómplices, acusa la carta. El papel de las empresas chinas como pioneras en la tecnología de reconocimiento facial utilizada para identificar y monitorear a los uigures, y en experimentos médicos de dudosa ética, significa que la inversión en dichas empresas apoya los abusos del régimen, según la carta. Muchas de estas empresas chinas han sido incluidas en la lista negra de Washington como consecuencia de estas actividades.
«Por estas razones, le pedimos que tome todas las medidas posibles para investigar la financiación de su institución, incluida la donación de cualquier fundación relacionada con la institución, para detectar vínculos con entidades cómplices en el genocidio de los uigures, y que se deshaga de tales participaciones», dijo la carta.
“Al hacerlo, protegerá la independencia necesaria para mantener la seguridad de sus estudiantes, promoverá la libertad académica y se mantendrá fiel a los valores que profesa», añade la carta.
El papel de las universidades estadounidenses en el apoyo a las empresas chinas, incluidas algunas controladas por el Partido Comunista Chino (PCCh), a través de inversiones o la colaboración, ha sido objeto de escrutinio en los últimos años.
Más de dos docenas de universidades estadounidenses celebraron acuerdos financieros con entidades con sede en China durante el año pasado por un total de más de USD 120 millones, según datos federales.
En respuesta a estas revelaciones, el senador Marco Rubio (R-Fla.) dijo a The Epoch Times que el PCCh «está aprovechándose de nuestras instituciones educativas y de investigación para robar nuestros secretos y ganar influencia».
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