WASHINGTON— El director del FBI, James Comey, y otros jefes del buró federal de investigaciones se «enardecieron» con las acusaciones de que los negocios de Donald Trump se comunicaban en secreto con un banco ruso, según mensajes internos del FBI revelados en la corte el 23 de mayo.
«El personal del séptimo piso hasta el director están enardecidos por ese servidor», dijo Joseph Pientka, un agente con sede en Washington, a Curtis Heide, un colega que trabajaba desde la oficina del FBI de Chicago, en un mensaje fechado el 21 de septiembre de 2016.
«Reachout [sic] y coloca las herramientas sobre la mesa», añadió Heide. «Esto [sic] no es una opción: debemos hacerlo».
Comey era el director del buró federal de investigaciones en el momento en que se envió el mensaje, que fue apenas unos días después de que Michael Sussmann, un abogado que representaba a la campaña de Hillary Clinton —rival de Trump por la presidencia— se reuniera con un abogado del FBI y le entregara los datos que, según él, mostraban un canal secreto de información entre la Organización Trump y Alfa Bank.
A pesar de que los expertos en cibernética del FBI consideraron falsas las acusaciones en un día —y que la CIA haría lo mismo más tarde— el brazo de contrainteligencia del FBI siguió investigando, una medida respaldada por altos funcionarios del buró, como Comey.
James Baker, el abogado que se reunió con Sussmann, entregó rápidamente la información recibida a los altos cargos e informó personalmente a Comey y al subdirector Andrew McCabe, ambos despedidos posteriormente en medio de la polémica.
«Me pareció de gran urgencia y seriedad poner en conocimiento de mis jefes esta información», dijo Baker.
Él contó que ambos hombres estaban «bastante preocupados» por las acusaciones.
El mensaje de Pientka se hizo público por primera vez en un tribunal federal durante el juicio de Sussmann, quien fue acusado de mentir al FBI por decir que no presentaba las acusaciones contra Trump en nombre de un cliente. Los fiscales dicen que Sussmann actuó en nombre de la campaña de Clinton, en un intento de influir en las elecciones presidenciales de 2016. Funcionarios de la campaña de Clinton testificaron que no aprobaron que el abogado llevase las acusaciones al FBI y prefirieron que los informes se promovieran a los medios de comunicación.
Bill Priestap, que estaba en el estrado cuando se leyó el mensaje, dijo que no lo había visto antes.
Priestap fue director adjunto de contrainteligencia del FBI en 2016. Se retiró en 2019 y fundó Trenchcoat Providers, que se anuncia como una empresa que ayuda a salvaguardar a las empresas contra las intrusiones cibernéticas.
Priestap declaró que «no recuerda» por qué es que «no había opción» sino que abrir una investigación y no está seguro de si el FBI abrió la investigación. La única razón por la que supo que ellos lo hicieron es porque se abrió un expediente oficial. El expediente decía que la investigación fue aprobada por cuatro funcionarios, entre ellos Daniel Wierzbicki, funcionario de la oficina del FBI en Chicago.
Priestap fue la primera persona con la que habló Baker tras reunirse con Sussmann y recibir las acusaciones sobre Trump y Rusia. Priestap afirmó no recordar haber tomado notas de la conversación, pero se le presentaron las notas que tomó mientras estaba en el estrado.
Las notas muestran que Priestap escribió que le dijeron que Sussmann no representaba a ningún cliente al llevar la información al FBI, lo que refuerza el caso del abogado especial John Durham.
La motivación de la persona que presenta las acusaciones es de interés, pero no es el único factor que el FBI analiza al tratar de evaluar qué medidas tomar con respecto a la información, dijo Priestap. El buró federal querría saber si una campaña política estaba detrás de las acusaciones y si una fuente confidencial del FBI estaba detrás de ellas.
Rodney Joffe, otro cliente de Sussmann, era una fuente confidencial pero, según los fiscales, utilizó a Sussmann para transmitir la información al FBI en lugar de llevarla él mismo a su responsable.
Joffe fue despedido «por causa justificada» en 2021 como fuente, según revelaron los fiscales anteriormente.
«No era algo de lo que se me informara regularmente y si recuerdo bien, al final no llegó a mucho», dijo Priestap en relación con las acusaciones.
La investigación de las acusaciones tuvo lugar principalmente en la oficina del FBI en Chicago. Ryan Gaynor, un agente del FBI en esa ciudad, relató el lunes cómo se ofreció a seguir el progreso de la investigación para la sede del buró en Washington.
Gaynor se enteró de que Sussmann representaba a los demócratas, pero decidió ocultar esa información a los agentes que realizaban el análisis de los datos. Sin embargo, también dijo que saber que Sussmann traía los datos en nombre de una fuente confidencial del FBI probablemente le habría llevado a no ofrecerse.
Allison Sands, una de las agentes que realizó el análisis, determinó que los datos, contenidos en las unidades de memoria USB que Sussmann entregó a Baker junto con varios libros blancos, no respaldaban las acusaciones.
Sands dijo que se le impidió conocer la fuente de los datos debido a la decisión de Gaynor de mantenerlos protegidos. De haberlo sabido, habría querido hablar con los responsables de la fuente. El equipo averiguó que David Dagon, un investigador del Instituto Tecnológico de Georgia, era el autor de uno de los documentos, pero el equipo no entrevistó a Dagon.
Sands indicó que «le dijeron que no lo hiciera o que se centrara en los registros» de las unidades de disco duro.
La agente dijo a continuación que solo sabía que la investigación había sido ordenada por funcionarios de «algún lugar de la sede».
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