Opinión
Luego de eludir y esquivar las críticas al régimen del Partido Comunista Chino en Beijing durante meses, ahora la NBA está atrapada por su propia arrogancia.
Y es hermoso.
Un inesperado escándalo explotó en la conciencia del mundo del deporte la semana pasada y parece que finalmente causó de que al menos una luminaria de alto perfil de la NBA comenzara a decir lo que piensa.
Primero, un breve resumen: Escribí sobre la relación cada vez más problemática entre esta gran liga deportiva estadounidense y los brutales dictadores de China en una columna en octubre pasado, luego de que el director general de la franquicia de los Houston Rockets de la NBA, Daryl Morey, se encontrara repentinamente en medio de una controversia internacional luego de publicar un simple tuit que mostraba una imagen que decía “Lucha por la libertad. Apoya a Hong Kong”.
Ni un solo jugador, entrenador o compañero ejecutivo pareció defender públicamente a Morey, ya que fue duramente criticado por «politizar» su trabajo. Solo jugadores retirados como Shaquille O’Neal hablaron públicamente en apoyo de Morey en ese momento.
Luego de las continuas protestas por la democracia en Hong Kong, el brote viral de Wuhan envió rápidamente un nuevo virus a los rincones más alejados del mundo en diciembre.
A estas alturas, ya ni siquiera es discutible que el régimen comunista de Beijing eligió deliberadamente mentir sobre esta pandemia en las primeras etapas y, sin embargo, durante meses los principales jugadores de la NBA no pudieron decir nada en las raras ocasiones en que se les preguntó sobre ello, incluso después de que la liga suspendiera su temporada 2020 el 12 de marzo debido al virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
Y mientras tanto, los jugadores estrellas, entrenadores y ejecutivos de la NBA tartamudeaban y titubearon durante numerosas entrevistas en las que desplegaron una ingeniosa y ágil gimnasia mental en su búsqueda sin tapujos para evitar decir algo que pudiera cerrar el grifo del dinero de China.
Porque de eso se trata todo esto. Se trata de la enorme cantidad de dinero que la NBA obtiene por su acceso a los mercados chinos.
Si bien la NBA está lejos de ser la única corporación estadounidense que hace negocios muy lucrativos en China, ciertamente ha sido la más visible y expresiva sobre su entusiasta asociación con Xi Jinping y sus compañeros tiranos.
Ha sido irritante observar al malvado régimen del PCCh aprovechar con entusiasmo su enorme influencia económica fuera de sus fronteras a través de sus lazos financieros con empresas extranjeras.
Vimos el desagradable espectáculo de las industrias de EE. UU. y Europa censurando a sus propios empleados, y en algunos casos, a miembros del público, como fanáticos con carteles de «Liberen a Hong Kong» siendo arrojados fuera de los estadios de la NBA.
Ciertamente, esto no fue lo que se nos dijo que esperáramos luego de la visita histórica del entonces presidente Richard M. Nixon a China en 1972, de que veríamos a las empresas estadounidenses involucrarse en una cobardía abyecta al arrodillarse ante una dictadura.
Entra Black Lives Matter
Lo que empeoró aún más el muro de silencio de la NBA sobre China fue la adopción instantánea por parte de las ligas del «Black Lives Matter» tras las protestas y disturbios a nivel nacional que siguieron a la muerte de George Floyd en mayo. Mientras que la NBA condenaba enérgicamente el racismo y la injusticia en Estados Unidos, como corporación continuó su práctica de ignorar cuidadosamente los abusos de los derechos humanos en China.
Solo ahora, luego de casi dos meses completos de la insufrible adulación del Black Lives Matter por parte de la NBA, un impactante informe de ESPN vinculó directamente a la liga deportiva de baloncesto con los abusos de los derechos humanos dentro de la propia China.
En su búsqueda del próximo Yao Ming, el exjugador estrella de China, la NBA lanzó una iniciativa en asociación con el PCCh que llevó a la creación de tres de las «academias de baloncesto» de la liga dentro de la propia China.
Una de las academias se abrió en la provincia de Xinjiang, lo cual resultó ser un gran problema.
ESPN explica en su informe:
«La NBA se encontró con innumerables problemas al abrir una de las academias en Xinjiang, un estado policial al oeste de China donde más de un millón de musulmanes uigures están ahora detenidos en campos de alambre de púas. Los entrenadores estadounidenses fueron frecuentemente acosados y vigilados en Xinjiang, dijeron las fuentes. Un entrenador estadounidense fue detenido tres veces sin motivo; él y otros no pudieron obtener alojamiento debido a su condición de extranjeros».
Resulta que muchos de los niños que los entrenadores encontraron y llevaron a la academia para entrenar eran de hecho uigures, y los entrenadores estadounidenses observaron a los entrenadores del PCCh con los que se asociaron abusar físicamente de estos niños.
Al menos dos de los entrenadores estadounidenses dejaron sus puestos por el trato que se les daba a los niños uigures que observaban personalmente. Uno de los exentrenadores dijo a ESPN con evidente disgusto que «vio a un entrenador chino lanzar un balón a la cara de un joven jugador a quemarropa y luego ‘patearlo en el estómago'».
«Imagina que tienes un niño de 13, 14 años, y un entrenador adulto de 40 años golpea a tu hijo», dijo el entrenador. «Somos parte de eso. La NBA es parte de eso».
La buena noticia es que parece que esta reciente conmoción en el sistema de la NBA está causando que algunas figuras prominentes dentro de la liga deportiva empiecen a expresar sus dudas.
Steve Kerr es el entrenador principal de los Golden State Warriors, un equipo que ha dominado la liga durante los últimos seis años, apareciendo en las últimas seis series de campeonatos consecutivos y ganando tres de ellas.
El pasado mes de octubre, cuando se le preguntó sobre el controvertido tuit de Morey y las protestas por la democracia en Hong Kong, así como sobre las recientes imágenes virales donde se ve a uigures siendo embarcados en trenes con destino a campos de trabajo forzado, Kerr se quedó sin palabras. Tartamudeó un par de penosas frases antes de esquivar rápidamente el tema.
Guy Benson de Townhall.com recuerda:
«He sido bastante duro en mi evaluación del entrenador de los Golden State Warriors, Steve Kerr, un izquierdista sin pelos en la lengua cuya hipocresía con respecto a la justicia social y a China ha sido flagrante. A finales del año pasado, Kerr esquivó cobardemente las preguntas sobre los innumerables abusos de Beijing, regurgitando más o menos la línea oficial de la NBA de ‘no ver el mal’. Se rebajó a repugnantes equivalencias morales como medio para desviar la conversación de los atroces y sistemáticos abusos del régimen, y llevarlos hacia los defectos de Estados Unidos».
Bueno, hoy debo darle algo de crédito a Kerr. Se ha retractado públicamente, admitiendo ante la reportera Candace Buckner del Washington Post durante una reciente entrevista que lamenta profundamente no haber expresado su apoyo a Daryl Morey en octubre.
Ahora que Kerr se puso de pie y rompió el cortafuegos del silencio de la NBA sobre los problemas de derechos humanos en China, queda por ver si otras figuras importantes de la liga pueden encontrar su voz.
Brian Cates es un escritor que radica al sur de Texas y autor de “obody Asked For My Opinion … But Here It Is Anyway!» Lo pued contactar en Twitter @drawandstrike.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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