El senador Joe Manchin (D-W.Va.) pidió al presidente Joe Biden que relaje las normas contra la producción de petróleo de Estados Unidos que han dejado a la nación muy dependiente del petróleo de Oriente Medio y de Rusia. Incluso después de la invasión de Ucrania, que el presidente ha condenado, Estados Unidos ha seguido comprando unos 500,000 barriles de petróleo ruso al día.
«El mundo entero está viendo cómo [el presidente ruso] Vladimir Putin utiliza la energía como un arma en un intento de extorsionar y coaccionar a nuestros aliados europeos», dijo Manchin en un comunicado. «Mientras los estadounidenses denuncian lo que está ocurriendo en Ucrania, Estados Unidos sigue permitiendo la importación de más de medio millón de barriles diarios de crudo y otros productos petrolíferos desde Rusia durante este tiempo de guerra. Esto no tiene ningún sentido y representa un peligro claro y presente para la seguridad energética de nuestra nación».
«Estados Unidos puede y debe aumentar la producción nacional de energía y aumentar el acceso a nuestros abundantes recursos y tecnologías tanto para proteger nuestra independencia energética como para apoyar a nuestros aliados en todo el mundo», dijo.
«Si alguna vez hubo un momento para ser independientes energéticamente, es ahora», añadió Manchin, acusando a Biden de ser «hipócrita» por seguir permitiendo la importación de petróleo ruso. «Seguir dependiendo de la energía rusa mientras atacan a Ucrania no tiene sentido».
«En los próximos días y semanas, el valor estratégico de la energía estadounidense y lo que se puede hacer para posicionar mejor a nuestra nación en la escena mundial será un tema constante en el Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado», concluyó el senador.
Al asumir el cargo, Biden, citando la llamada «crisis climática», firmó una serie de órdenes ejecutivas que ponen fin o revierten las políticas de la era Trump.
La acción más destacada fue que Biden puso una moratoria al arrendamiento de tierras federales a los productores de petróleo y gas natural. También detuvo la construcción del oleoducto Keystone XL, que ha sido un tema controvertido desde la época del presidente Barack Obama en el Despacho Oval.
Estas políticas, sin embargo, han hecho que Estados Unidos vuelva a depender de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y del petróleo ruso. Incluso cuando Estados Unidos ha condenado rotundamente la invasión rusa de Ucrania, el petróleo de esta nación ha seguido entrando en Estados Unidos.
Los republicanos, tanto antes como después de la invasión de Ucrania, han pedido insistentemente a Biden que revierta estas «políticas energéticas antiamericanas» y que restablezca las políticas energéticas del presidente Donald Trump, que aumentaron drásticamente la producción de petróleo de Estados Unidos y lo convirtieron en un país energéticamente independiente por primera vez en décadas.
Aunque muchos demócratas se han alineado con la Casa Blanca en materia de política energética y climática, Manchin, que a menudo ha roto con su partido durante el 117º Congreso, ha expresado durante algún tiempo su escepticismo hacia su partido en este tema.
En noviembre, Manchin pidió a Biden que reanudara la construcción del oleoducto Keystone XL después de que la Casa Blanca anunciara que retiraría petróleo de la Reserva Estratégica para reducir los precios altísimos de la gasolina. A principios del mismo mes, Manchin anunció su oposición a un plan incluido en el ya desaparecido paquete de gastos Reconstruir mejor para dar beneficios fiscales a determinados fabricantes de vehículos eléctricos.
Manchin también ha rechazado las peticiones de su partido para acabar con la industria del carbón, lo que sería desastroso para sus electores de Virginia Occidental. En este estado, rico en carbón y con poco dinero, los ciudadanos dependen de esta industria para obtener alrededor del 90% de su energía. La minería del carbón es también uno de los principales empleadores del estado, cuyos residentes se encuentran entre los más pobres de la nación.
Dado que Biden tiene el control unilateral de gran parte de la política energética de Estados Unidos, la Casa Blanca podría aumentar considerablemente la producción nacional de petróleo mediante un puñado de órdenes ejecutivas.
Aunque Estados Unidos y sus aliados occidentales han impuesto duras sanciones a Rusia, sacando a varios de sus mayores bancos del sistema financiero SWIFT, la nación sigue siendo tan dependiente del petróleo ruso como antes de la invasión de Ucrania.
Si Biden hace caso a la petición de Manchin de introducir cambios en su política energética, es probable que la medida sea alabada por el Partido Republicano, pero se enfrentará a un fuerte escrutinio por parte de los demócratas progresistas y los grupos ecologistas.
En noviembre, mientras los precios de la gasolina subían rápidamente, Biden subvirtió discretamente su anterior moratoria, arrendando unos 80 millones de acres de tierra en el Golfo de México a los productores de petróleo. La medida, que seguía dejando a Estados Unidos casi totalmente dependiente de la OPEP y de Rusia, fue criticada por el Centro para la Diversidad Biológica y otros grupos ecologistas alarmistas.
«El presidente Biden no puede pretender abordar la emergencia climática o preocuparse por la justicia medioambiental si sigue tratando el Golfo de México y las comunidades costeras como zonas de sacrificio», dijo Kristen Monsell, directora jurídica del grupo, que pidió a Biden que revocara el contrato de arrendamiento.
Canadá —que es el quinto productor mundial de petróleo a pesar de la oposición del primer ministro Justin Trudeau a los combustibles fósiles— ya ha prohibido la importación de petróleo ruso.
En una entrevista con ABC News, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que impulsar la producción nacional de petróleo mediante el fin de la moratoria de los arrendamientos petroleros y la reanudación del oleoducto Keystone es un «diagnóstico erróneo».
«También señalaría que, sobre los arrendamientos petrolíferos, lo que esto justifica en realidad, en opinión del presidente Biden, es el hecho de que necesitamos reducir nuestra dependencia del petróleo extranjero, del petróleo en general, y necesitamos buscar otras formas de tener energía en nuestro país y en otros», argumentó Psaki.
Dijo que las sanciones energéticas contra Rusia «siguen sobre la mesa».
Todavía no hay indicios de que Biden vaya a poner en marcha esas sanciones o a cambiar radicalmente de rumbo en su actitud hacia la política energética nacional, pero la declaración de Manchin indica que hay al menos cierto apoyo bipartidista a la medida.
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