Durante su discurso ante la ONU, el secretario de Estado Anthony Blinken dijo que Estados Unidos seguirá condenando los abusos de derechos humanos en Venezuela, Cuba, y Nicaragua, y las oenegés de dichos países se han pronunciado sobre la decisión del gobierno de Biden.
Durante la sesión del 24 de febrero, el secretario de Estado anunció que el país se presentará para ser miembro del Consejo para el periodo 2022-2024 y que «continuaremos denunciando los abusos en lugares como Venezuela, Nicaragua, Cuba e Irán».
El funcionario además dijo en su discurso que Estados Unidos se enfocará en «garantizar que los miembros del Consejo reflejen un alto nivel de defensa de los derechos humanos».
«Aquellos con los peores antecedentes de derechos humanos no deberían ser miembros de este Consejo», agregó. Sin embargo, países con un gran historial del violaciones contra los derechos humanos como Venezuela, Cuba, China y Rusia se encuentran entre los 47 miembros del organismo.
Algunas organizaciones que defienden los derechos humanos en Venezuela y Cuba expresaron su apoyo a la declaración de Blinken. El presidente de la ONG cubana Prisoners Defenders, Javier Larrondo, dijo a Epoch Times que la acción de Blinker era «acertada».
«Lógicamente, si Estados Unidos se reintegra y utiliza la plataforma del Consejo de derechos humanos, debe utilizarla para lo cual fue creado y por lo tanto creo que (…) es una decisión acertada denunciar las violaciones de Derechos Humanos en Cuba, Venezuela, Nicaragua y en tantos países como estas sean cometidas», dijo Larrondo.
«Es una actitud congruente con la definición del Consejo de derechos humanos de Naciones Unidas», añadió.
Sobre si era necesario que Estados Unidos regresara al organismo de derechos humanos para abordar la crisis humanitaria en estos países, Larrondo dijo que «no hay que abandonar los mecanismos de las Naciones Unidas sino reformarlos, influir en ellos y conseguir que sean más eficientes».
«El abandono de esos mecanismos cuando tienen todavía plena legitimidad los convierte en una herramienta negativa para el mundo, por lo tanto, los países democráticos deben ser muy activos en los mecanismos que existen e incluso proponer reformas para hacerlos más ejecutivos y más útiles para la humanidad», agregó.
El presidente de la ONG venezolana Foro Penal, Alfredo Romero, también estuvo de acuerdo con que las «violaciones graves a los derechos humanos en Venezuela deben seguir siendo un tema de interés internacional y deben seguir siendo denunciadas ante todas las instancias posibles».
Romero resaltó que actualmente en Venezuela hay 328 presos políticos y que desde 2014 se han detenido «arbitrariamente por motivos políticos» a más de 15,600 personas.
La organización venezolana PROMEDEHUM dijo que las denuncias que se hagan en la ONU sobre las situaciones de derechos humanos son «valiosas» para Venezuela, y se mostró de acuerdo con que Estados Unidos vuelva al Consejo.
«Cada día necesitamos más apoyo de afuera. La agenda pública internacional sobre Venezuela se ha desvanecido. En países de Europa simplemente ya no se habla de nuestro país», agregó.
Bajo la administración Trump, Estados Unidos se retiró del Consejo de Derechos Humanos en junio de 2018 antes de que expirara su membresía en 2019, debido a la falta de reformas dentro del organismo de la ONU.
«Con demasiada frecuencia, esta organización no se ha centrado en los resultados, sino en la burocracia y el proceso», dijo Trump en su discurso en la ONU de 2017. «Es una fuente masiva de vergüenza para las Naciones Unidas que algunos gobiernos con un historial atroz de derechos humanos se sienten en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU».
Asimismo, siguen aumentando las preocupaciones de la comunidad internacional de que la ONU tendría cada vez más influencia comunista.
Recientemente se revelaron emails donde muestran que funcionarios de la organización dieron nombres de disidentes chinos al régimen comunista en Beijing antes de que esos activistas testificaran en Ginebra contra los abusos del Partido Comunista Chino.
Destacadas organizaciones de derechos humanos de todo el mundo han criticado la práctica de la ONU de poner en peligro la vida de los disidentes y sus familias.
En comentarios a The Epoch Times, la denunciante Emma Reilly lo describió como «criminal» e incluso argumentó que eso hace a la ONU «cómplice del genocidio».
Por otro lado, en una videoconferencia de la Foundation for Human Rights in Cuba el mismo miércoles, varios senadores y representantes estadounidenses de ambos partidos expresaron su compromiso para hacer frente al régimen cubano.
La representante demócrata Debbie Wasserman dijo que la respuestas de Estados Unidos al régimen cubano «debería ser un ejemplo para el mundo».
«No podemos retroceder al aislacionismo de años pasados y a la complicidad con los dictadores, que solo erosiona nuestro liderazgo y autoridad moral», declaró Wasserman.
El senador Rick Scott (R-Fla.), un vocal crítico de las dictaduras en el hemisferio occidental, dijo en un breve mensaje que seguirá «haciendo todo lo que esté en mis manos para traer un nuevo día de libertad a Cuba, Venezuela y América Latina».
El republicano de Florida ya había criticado fuertemente al Consejo de Derechos Humanos de la ONU por haber permitido a Nicolás Maduro participar en la inauguración de la sesión.
«Le han dado a Maduro una plataforma abierta para propagar su mensaje de odio”, escribió en una declaración.
“La hipocresía del @UNHumanRights continúa. Los dictadores asesinos como Nicolás Maduro no deben sentarse en la mesa”, escribió Scott en su Twitter el 22 de febrero.
Con información de EFE y el reportero de The Epoch Times, Alex Newman.
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