La gente debería preocuparse por el Green New Deal porque incluye políticas radicales que buscan implantar el socialismo y permitir que los gobiernos endurezcan el control sobre la sociedad, según Hayden Ludwig, investigador senior de Capital Research Center.
“El Green New Deal, diría yo, no tiene nada que ver con el cambio climático, no tiene nada que ver con el calentamiento global, con el medio ambiente (…). Tiene todo que ver con rehacer todo Estados Unidos a la imagen de la propia izquierda radical”, dijo Ludwig al programa «Crossroads» de The Epoch Times.
Saikat Chakrabarti, exjefe de personal de la representante Alexandria Ocasio-Cortez (D-N.Y.), le dijo a The Washington Post en 2019: “Lo interesante del Green New Deal… es que originalmente no era una cuestión climática en absoluto… realmente lo consideramos como una cuestión de cómo se cambia toda la economía”.
Un organizador de la campaña, Amigos de la Tierra, declaró en una conferencia de las Naciones Unidas: «Una respuesta al cambio climático debe tener como base la redistribución de la riqueza y los recursos», según el libro de Christopher Horner «Red Hot Lies«.
Los demócratas en la Cámara de Representantes propusieron un paquete de infraestructura que incluiría aproximadamente USD 1 billón para carreteras, puentes, líneas ferroviarias, estaciones de carga de vehículos eléctricos y para la red celular, entre otros elementos. El objetivo declarado es facilitar el cambio hacia una energía más limpia y, al mismo tiempo, mejorar la competitividad económica.
Un segundo componente del paquete propondría beneficios para los trabajadores, como colegios comunitarios gratuitos, prejardín de infantes universal y licencias familiares pagadas.
“Publicaron una propuesta extensa que pretendía ser un proyecto de ley de carreteras. Pero en realidad es solo un primo de miles de páginas del Green New Deal”, dijo el líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell (R-Ky.) sobre el paquete propuesto.
«Estamos escuchando que en los próximos meses podrían traer una supuesta propuesta de ‘infraestructura’ que, en realidad, puede ser un caballo de Troya para subidas masivas de impuestos y otras políticas de izquierda que acaban con el empleo», dijo McConnell.
«Si lees el texto [del Green New Deal] de hace unos años, encontrarás referencias al calentamiento global que saltan inmediatamente a las cosas de las que realmente quieren hablar», dijo Ludwig. Dicen que “se trata de ‘justicia ambiental’ y de ‘combatir la creciente desigualdad de ingresos’, pero en realidad es una forma de decir ‘reparaciones a las comunidades negras y marrones porque han sido sistemáticamente oprimidas por las comunidades blancas’. Esto no tiene nada que ver con el medio ambiente”.
Ludwig explicó que la «justicia ambiental» es el concepto marxista de opresor y oprimido aplicado al calentamiento global. «Los ricos contaminadores, ¿verdad?, son personas que poseen casas, personas que poseen varios automóviles, que por la naturaleza de su contaminación oprimen a las personas oprimidas, y estas son personas pobres que viven en comunidades pobres, que son minorías étnicas», dijo. De este modo, «cualquier tipo de redistribución y programa de reparaciones puede justificarse señalando que todo está relacionado con el clima», agregó Ludwig.
Crear un conflicto entre «el opresor» y «el oprimido» es el núcleo de la doctrina marxista. “Los marxistas básicamente ven el mundo en términos de una clase opresora que oprime a una clase oprimida y que solía ser la clase capitalista que oprime al proletariado, la clase obrera”, dijo Ludwig. «Eso realmente no funcionó».
La misma dicotomía de opresor y oprimido se aplicó a razas como la gente blanca vs la gente negra u otras personas no blancas, u entre hombres vs mujeres, dijo Ludwig.
El ambientalismo conduce al control de la población
Ludwig dijo que «el verdadero ambientalismo conduce al control de la población». Dijo que llegó a esta conclusión después de rastrear «los orígenes del ambientalismo hasta el movimiento eugenésico y el movimiento pro-aborto, en resumen, el movimiento de control de la población del siglo XX».
El Green New Deal le permite al gobierno federal justificar políticas que controlarán cómo viaja la gente, cómo comen y cuántos hijos tienen, dijo Ludwig. “Por eso es tan peligroso. Es un mandato abierto para la transformación más radical que jamás se haya propuesto”.
“Creo que hay una razón por la que el Partido Demócrata está impulsando una política ambiental tan radical en este momento, a diferencia de cualquier otra cosa, como Medicare para todos. Mi teoría es que se dan cuenta de que esta es la forma más rápida de obtener la cantidad del poder que quieren sobre la vida de las personas”, agregó. “Si puedes venderle a alguien esto: ‘Si no apruebas esta medida, te mueres, el mundo entero se esfuma’, por así decirlo; si puedes aprobar eso, puedes justificar lo que quieras”.
El socialismo tradicional, como en China, busca el poder sobre todo lo que hace la gente y “el ambientalismo es la única ideología que conozco que va más allá de eso; le da al gobierno el poder de sus propios genes, sobre lo que puede exhalar, es decir, un tipo de control a nivel celular”, dijo Ludwig. «Es la cosa más extrema que hemos visto»,
Ludwig citó al cineasta y activista Michael Moore, quien en su documental de 2019 «Planet of the Humans» señaló que, si uno considera seriamente salvar el planeta deteniendo el cambio climático, pero excluye la energía nuclear como una opción, como lo han hecho muchos ambientalistas, «entonces lo que te queda es minimizar la cantidad de humanos que quedan en el planeta», dijo Ludwig. «No hay otra forma de reducir las emisiones de dióxido de carbono que no sea por medio de los esquemas masivos de control de la población».
“Tenemos que tener cuidado con estas cosas porque finalmente terminarán controlando cuántos hijos puedes tener”, dijo Ludwig, señalando que hay organizaciones que han estado defendiendo estas políticas desde la década de 1960, como Population Connection.
Population Connection se fundó en 1968 con el nombre de Zero Population Growth (ZPG) con la misión de «concienciar al público sobre el vínculo entre el crecimiento de la población y la degradación ambiental y, a su vez, alentar a las personas a tener familias más pequeñas» limitadas a dos hijos, según su sitio web.
La organización cambió su nombre en 2002, pero su «misión nunca cambió», afirma el sitio web. El cambio de nombre le permitió a la organización tener acceso a Capitol Hill, escuelas públicas y atraer miembros y simpatizantes más jóvenes.
Originalmente, ZPG se enfocó en la clase media blanca porque la mayoría de la clase media blanca consume más recursos y contamina más, según un escrito de Paul Ehrlich, profesor emérito de Estudios de Población de la Universidad de Stanford, publicado en 1970 en el Reportero Nacional ZPG. Posteriormente, la organización decidió extender su mensaje a “los ricos, los pobres y la clase media”.
En febrero de 2021, los representantes Earl Blumenauer (D-Ore.) y Alexandria Ocasio-Cortez (DN.Y.), con el apoyo del senador Bernie Sanders (I-Vt.), presentaron la Ley Nacional de Emergencia Climática, que le otorga al presidente una «enorme capacidad para responder a una emergencia», escribió Ludwig para Capital Research Center.
En enero, el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer (D-N.Y.), le dijo a MSNBC: “Creo que podría ser una buena idea que el presidente Biden declare una emergencia climática. Entonces podría hacer muchas, muchas cosas bajo los poderes de emergencia del presidente, que no tendrían que pasar [por la rama legislativa], que podría hacer sin legislación».
Depender de las energías renovables
Las fuentes de energía renovable, como las turbinas eólicas o los paneles solares requieren una enorme cantidad de terreno, dijo Ludwig, y agregó que su aplicación a gran escala podría conducir a la deforestación total de Estados Unidos.
Las turbinas eólicas necesitan cimientos construidos con cientos de toneladas de hormigón incrustado muy profundamente en la tierra, toneladas de acero y toneladas de cableado de cobre, algunos de los cuales deben reemplazarse después de una década y no se reciclan fácilmente, dijo Ludwig. «Las cosas que se supone que están salvando el planeta, en realidad, solo están contaminando el planeta con todo tipo de materiales excedentes, recursos que podrían haberse utilizado mejor en otro lugar».
Las fuentes de energía renovable, como la energía eólica y la energía solar, son notoriamente poco confiables porque hay momentos en que el sol no brilla o el viento no sopla, dijo Ludwig. Por lo tanto, cualquier red de energía eléctrica que utilice energía solar o eólica debe incluir formas de energía estables y confiables, como la energía nuclear, el gas natural, el petróleo o el carbón.
Hasta ahora no existe una tecnología que permita el almacenamiento a gran escala de la energía producida a partir de fuentes intermitentes, dijo Ludwig.
La red eléctrica no funciona como el regulador de una bombilla, que puede aceptar menos energía y dar menos. «Se parece mucho más a un ordenador o a un televisor. Si no proporcionas exactamente la cantidad mínima de electricidad que se necesita en todo momento, simplemente se apaga».
Isabel van Brugen contribuyó a este artículo.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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