La organización sin fines de lucro que defiende la libertad de prensa, Reporteros Sin Fronteras (RSF), instó a Beijing a liberar a periodistas y comentaristas políticos, y a dejar de censurar la información sobre la epidemia del nuevo coronavirus en China.
Dos periodistas, Chen Qiushi y Fang Bin, y dos comentaristas políticos, Guo Quan y Xu Zhiyong, todos chinos, fueron arrestados a principios de febrero en relación a sus posteos sobre el brote en las redes sociales, señaló RSF en un comunicado de prensa del 24 de febrero.
«La censura es claramente contraproducente en la lucha contra una epidemia, y solo puede agravarla o incluso ayudar a convertirla en una pandemia», dijo Cédric Alviani, el jefe de la oficina de RSF en Asia Oriental, según el informe.
Alviani añadió que «solo una completa transparencia permitirá a China minimizar la propagación de falsos rumores y convencer a la población de que siga las instrucciones de salud y seguridad recomendadas para frenar la epidemia».
Tanto Chen como Fang habían estado documentando la situación en Wuhan, el epicentro del brote en China, antes de desaparecer.
Uno de los videos capturados por Fang llegó a ser viral en China. Mostraba una furgoneta de una funeraria que transportaba ocho cadáveres. Sus amigos dijeron que el 10 de febrero la policía irrumpió en su casa y se lo llevó.
Chen, un abogado de 34 años convertido en video-blogger, había publicado más de 100 posteos en las redes sociales de Wuhan en un lapso de aproximadamente dos semanas, antes que su madre pidiera ayuda para localizar a su hijo desaparecido el 7 de febrero.
Ese mismo día, su amigo y compañero de artes marciales, Xu Xiaodong, dijo en un video de YouTube que Chen había sido puesto en cuarentena por la fuerza durante 14 días, a pesar de que no tenía síntomas del virus.
Guo, un activista de derechos humanos y exprofesor asistente de la Universidad Normal de Nanjing, fue arrestado el 31 de enero después de haber publicado sobre el coronavirus. Luego fue detenido en un centro de detención en Nanjing, la capital de la provincia de Jiangsu en el este de China, según Radio Free Asia.
Xu, exprofesor de la Universidad de Correos y Telecomunicaciones de Beijing, fue llevado por la policía a la ciudad sureña de Guangzhou el 15 de febrero, luego de que escribiera un ensayo en el que culpaba al líder chino por el mal manejo de la respuesta al brote, según The Guardian.
RSF criticó a las autoridades por haber «estrechado significativamente su control sobre las redes sociales y los grupos de discusión donde ciertos periodistas y bloggers se atrevían a publicar informes independientes».
Los censores chinos también aumentaron sus esfuerzos de propaganda, incluyendo la contratación de trolls de Internet para escribir artículos en las redes sociales que alaben los esfuerzos del gobierno para contener el virus.
Zhang Xiaoguo, director de la oficina de noticias del Departamento de Propaganda, anunció durante un programa de noticias el 3 de febrero, que la publicación de propaganda sobre el control de China y las medidas de prevención es la principal prioridad del departamento.
El portal de noticias chino Sina informó el 4 de febrero que el departamento central de propaganda de China planea enviar más de 300 periodistas a Wuhan y a la provincia de Hubei para cubrir la enfermedad.
RSF criticó los esfuerzos del régimen señalando que «en las últimas semanas, Beijing también ha dado instrucciones a los medios de comunicación para que cubran el heroísmo de los servicios de emergencia en lugar del sufrimiento de la población o las deficiencias de las medidas adoptadas por el gobierno».
Beijing también tomó medidas enérgicas contra las primeras advertencias médicas sobre el brote.
Li Wenliang, oftalmólogo, fue uno de los ocho denunciantes que publicaron por primera vez información sobre un brote de «neumonía desconocida» en las redes sociales chinas el 30 de diciembre del año pasado. Cuatro días después, fue convocado a una comisaría de policía local donde fue reprendido por «chismoso».
Li murió a causa del nuevo coronavirus la mañana del 7 de febrero. Contrajo el virus mientras trataba a un paciente.
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