Eric Rosengren, presidente de la Reserva Federal de Boston, dijo el miércoles que las medidas insuficientes a nivel estado para contener al COVID-19, no solo ponen en peligro las vidas sino también pueden debilitar el rebote económico.
«Los esfuerzos inconsistentes o limitados de los estados para controlar el virus basados en las pautas de salud pública, no solo están poniendo a los ciudadanos bajo un riesgo innecesario de grave enfermedad y posible muerte, sino también probablemente prolonguen la recesión económica», dijo Rosengren en declaraciones que serán presentadas a la Cámara de Comercio de la Costa Sur de Massachusetts.
Rosengren relacionó el camino a la recuperación económica con el curso del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), diciendo que mientras el potencialmente mortal virus represente una amenaza significativa a la salud de los estadounidenses, cualquier rebote será limitado. La economía de Estados Unidos sufrió su golpe más grande desde la Gran Depresión en el segundo trimestre de este año, con el producto bruto interno (PBI) cayendo a su tasa más baja en al menos 73 años.
«Mientras el virus sea una amenaza significativa para la salud pública, una recuperación económica completa será muy difícil ya que los individuos, a menudo voluntariamente, evitan actividades que ponen en riesgo su salud», dijo.
Días después de que el modelo económico de la Fed de Atlanta elevara sus predicciones para el crecimiento anualizado en el tercer trimestre al 20.5 por ciento, el presidente Donald Trump expresó su confianza de que la economía pronto muestre una recuperación robusta.
«No hay razón por la que la economía no pueda crecer al ritmo del 20 por ciento en el tercer trimestre; eso sería un récord», dijo Trump a periodistas en la Casa Blanca el lunes. «Estamos creando nuevos incentivos para trabajar y para empleos, y estamos también proveyendo la muy necesitada asistencia para quienes aún sufren los efectos de la contracción por la pandemia», agregó.
Legisladores en el gobierno y en el sistema de la Reserva Federal, adoptaron medidas sin precedentes para atenuar el impacto económico del virus: el Congreso autorizó unos 3.6 billones de dólares en nuevos gastos desde marzo y la Reserva Federal bajó los tipos a casi cero he hizo estallar su balance para inundar los mercados con liquidez.
Aún así, Rosengren argumenta que aunque las acciones de políticas ayudaron a aliviar los efectos del COVID-19, no pueden hacerlo todo.
«De hecho, la trayectoria de la recuperación económica será determinada más por el camino del virus que por el camino de las políticas, aunque las políticas monetarias y fiscales pueden mitigar, y han mitigado, algunos de los impactos adversos más significativos», dijo.
Él apuntó a los datos del crecimiento del gasto que muestran que los estados que se movieron temprano a la reapertura experimentaron rápidamente una ganancia económica a corto plazo pero a medida que resurgían los contagios, esto fue seguido por un dolor más grande.
«Los estados que reabrieron temprano y levantaron rápido las restricciones aumentaron la actividad a corto plazo, pero con un costo: aumentar la tasa de contagios, lo cual resultó en menos gastos», dijo. «En resumen, levantar las restricciones muy temprano y demasiado rápido daña tanto la economía como la salud pública a lo largo del camino».
Los estados en el noreste, que impusieron cierres más estrictos y más largos, están ahora teniendo mejores resultados en la salud y una recuperación económica más vigorosa, dijo. Esto es similar a las diferencias de resultados entre Europa y Estados Unidos, en el que los países europeos impusieron restricciones más estrictas seguidas de rebotes más robustos.
«En contraste, en Estados Unidos, las tasas de contagio siguen elevadas, ya que los estados levantaron las medidas protectoras demasiado pronto y de una manera no calibrada por los verdaderos riesgos del virus», dice Rosengren.
El jefe de la Fed de Boston agregó que el pronóstico económico sigue incierto, pero él espera que la desaceleración reciente, que se ha vuelto aparente en los datos económicos de alta frecuencia, continúe.
«Actualmente, tenemos una tasa de desempleo por encima del 10 por ciento, y debido a la continua propagación del virus en la comunidad, me preocupa que la pandemia limite la capacidad de que la economía se recupere rápido», dijo.
El reporte más reciente de los sueldos mensuales no agrícolas muestran que la economía de EE.UU. agregó 1.763 millones de trabajos en julio, lo cual bajó la tasa de desempleo al 10.2 por ciento. Aunque la cifra de julio es mejor de la esperada, los empleos ganados siguen por debajo del aumento de los 4.8 millones de junio y de los 2.7 millones ganados en mayo, e indica que solo han regresado un 40 por ciento de los empleos perdidos por los confinamientos de la pandemia.
Las cifras de desempleo más recientes, que se publican semanalmente los jueves, pintan un cuadro mezclado de recuperación económica. Entre los puntos positivos de los datos de la semana pasada, se registró que el número de los nuevos seguros de desempleo cayeron en 249,000 en la semana del 1 de agosto comparado con la semana anterior, luego de venir aumentando durante dos semanas seguidas. También el número de pedidos para continuar el seguro de desempleo cayó en 844,000 hasta los 16.1 millones para la semana del 25 de julio.
No obstante, el mismo reporte de pedidos de seguro de desempleo muestra que el número de trabajadores estadounidense que piden seguro de desempleo está por encima del millón durante la 20ava semana consecutiva. También muestra que el número total de gente que pide beneficios por desempleo en todos los programas federales y de los estados para la semana del 18 de julio aumentó en 1.3 millones comparado con la semana anterior, totalizando más de 32 millones, lo cual sugiere que a pesar de las inyecciones verdes a la economía, persiste una nube de incerteza.
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