Tesla es criticada luego de inaugurar una sala de exhibición en Xinjiang en China

Por Dorothy Li
04 de enero de 2022 9:06 PM Actualizado: 04 de enero de 2022 9:07 PM

Tesla ha sido criticada por abrir una nueva sala de exhibición en la región de Xinjiang, en el extremo occidental de China, donde el régimen comunista ha detenido a más de un millón de uigures y otras minorías musulmanas.

La primera sala de exhibición de Tesla en Xinjiang comenzó a operar en la ciudad capital de la región, Urumqi, anunció la empresa en una publicación en su cuenta oficial de Weibo, el 31 de diciembre.

«El último día de 2021, nos reunimos en Xinjiang», escribió el fabricante de automóviles eléctricos estadounidense en la plataforma similar a Twitter. «¡En 2022, comencemos un viaje totalmente eléctrico en Xinjiang!» El posteo está acompañado de imágenes de la ceremonia de apertura, donde la gente sostiene pancartas como «Tesla [corazón] Xinjiang».

Sin embargo, el Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas instó el 3 de enero a Tesla y a su presidente, Elon Musk, a cerrar la sala de exhibiciones y «cesar de lo que equivale a un apoyo económico al genocidio».

Telsa, que abrió su primera fábrica fuera de Estados Unidos en Shanghái en 2019, es la última empresa occidental bajo presión para que tome una posición sobre Xinjiang. El dominante Partido Comunista Chino (PCCh) ha atacado a las marcas de ropa y a otras marcas que expresaron su preocupación por el trabajo forzado en Xinjiang, y los últimos objetivos incluyen a Walmart e Intel.

Los investigadores descubrieron que más de un millón de uigures y otras minorías musulmanas han sido encarceladas en campos de concentración en Xinjiang, donde han sido sometidos a esterilización forzada, a tortura, adoctrinamiento político y a trabajo forzado. Estados Unidos y otras democracias occidentales han calificado las acciones de Beijing de genocidio.

El régimen comunista en China ha rechazado las críticas, diciendo que la campaña en Xinjiang es para «combatir el terrorismo». También presiona a las empresas occidentales para que adopten sus posturas, mientras Washington y sus aliados aumentan la presión sobre Beijing por los abusos de derechos humanos en Xinjiang.

«Ninguna corporación estadounidense debería hacer negocios en una región que es el punto focal de una campaña de genocidio dirigida a una minoría religiosa y étnica», dijo Ibrahim Hooper, director de comunicaciones del grupo con sede en Washington, en un comunicado el lunes.

La operación de Tesla también suscitó las críticas del organismo industrial de Alliance of American Manufacturing y del senador estadounidense Marco Rubio (R-Fla.).

“Las corporaciones sin patria están ayudando al Partido Comunista Chino a encubrir el genocidio y el trabajo esclavo en la región”, escribió Rubio en Twitter.

Tesla no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.

Washington ha impuesto sanciones contra personas y entidades chinas que están involucradas en la opresión del régimen en Xinjiang. El 23 de diciembre, el presidente Joe Biden firmó el proyecto de ley que prohíbe las importaciones procedentes de Xinjiang por motivos de trabajo forzado.

Edificios en el Centro de Servicios de Capacitación para la Educación en Habilidades Vocacionales de la ciudad de Artux, que se cree que es un campo de reeducación donde se encuentran detenidas en su mayoría minorías étnicas musulmanas, al norte de Kashgar, en la región noroeste de Xinjiang de China, el 2 de junio de 2019. (Greg Baker/AFP a través de Getty Images)

Días después, el principal regulador disciplinario del PCCh amenazó a Walmart Inc. con un boicot luego de que algunos compradores chinos se quejaran online de que no podían encontrar productos de Xinjiang en sus tiendas de Walmart y Sam’s Club en China.

El gigante estadounidense de chips Intel Corp. se disculpó con los consumidores chinos después de las repercusiones por una declaración en la que pedía a los proveedores que no se abastecieran de productos ni de mano de obra de Xinjiang.

Los medios de comunicación estatales arremetieron contra la empresa y los nacionalistas convocaron a un boicot a través de las plataformas de redes sociales del país. Ante la ira de Beijing, Intel dijo que la carta cumplía con la ley estadounidense y que eso no reflejaba la postura de la compañía sobre Xinjiang.

Walmart e Intel no son las únicas empresas que enfrentan a dificultades en uno de sus mercados más grandes. El año pasado, marcas de ropa como H&M y Adidas provocaron la ira del PCCh luego de que expresaran su preocupación por el uso de trabajo forzado en el algodón producido en Xinjiang. Tras el llamamiento al boicot respaldada por la Liga de la Juventud Comunista, las principales plataformas chinas de compras online retiraron sus productos y tiendas.

Si bien estas empresas buscan evitar las cadenas de suministro expuestas en la región, muchas marcas de automóviles extranjeras, como Volkswagen, General Motors y Nissan Motor Co., tienen salas de exhibición en Xinjiang, operadas por las empresas chinas asociadas a los fabricantes de automóviles. VW también opera una fábrica en Urumqi.


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