La revista médica The Lancet actualizó el 21 de junio una declaración que publicó en 2020, en la que tildaba de «teoría conspirativa» la hipótesis de que COVID-19 podría haberse originado en un laboratorio de Wuhan, China, al mismo tiempo que esta posibilidad gana un mayor reconocimiento.
Al inicio de la pandemia, la teoría de la «fuga del laboratorio» fue rebatida en la prestigiosa revista médica en una declaración publicada el 7 de marzo del año pasado por un grupo de 27 científicos. Esa carta se convirtió en uno de los documentos más influyentes en los primeros días de la pandemia y guió el debate sobre los orígenes del virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
Titulada «Declaración en apoyo de los científicos, profesionales de la salud pública y profesionales médicos de China que combaten el COVID-19», la carta afirmaba: «Nos unimos para condenar enérgicamente las teorías conspirativas que sugieren que el COVID-19 no tiene un origen natural».
«Las teorías conspirativas no hacen más que crear miedo, rumores y prejuicios que ponen en peligro nuestra colaboración mundial en la lucha contra este virus», afirmaron los 27 científicos.
La actualización de la publicación científica del lunes, indica que uno de los principales virólogos que firmó la carta original, el investigador estadounidense Peter Daszak, no reveló los «conflicto de intereses», como exige el Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas.
«En esta carta, los autores no declararon algún conflicto de interés. Algunos lectores cuestionaron la validez de esta declaración, en particular en lo que se refiere a uno de los autores, Peter Daszak», señala la actualización.
La revista The Lancet dijo el lunes que después de invitar a los 27 científicos a reevaluar sus conflictos de intereses, Daszak presentó una declaración de situación actualizada en la que señalaba que su remuneración se paga únicamente en forma de salario de EcoHealth Alliance, una fundación de investigación sin ánimo de lucro con sede en Nueva York.
El grupo de Daszak, EcoHealth Alliance, ha trabajado directamente con los laboratorios chinos de Wuhan para investigar los coronavirus. El grupo envió fondos federales para apoyar la investigación de ganancia de función en el Instituto de Virología de Wuhan (WIV) de China, zona donde se reportaron los primeros casos potenciales de COVID-19 detectados a finales de 2019.
La organización de Daszak recibió en el pasado 3.7 millones de dólares de financiación del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) del Dr. Anthony Fauci, de los cuales al menos 600,000 dólares se enviaron al Instituto de Virología de Wuhan.
La investigación de ganancia de función incluye técnicas utilizadas para alterar el contenido genético de un virus para estudiarlo en diferentes condiciones, incluyendo virus con mayor resistencia a las vacunas, una propagación más rápida entre las víctimas, así como la comprensión de los síntomas específicos que desarrollarían las víctimas.
Daszak fue retirado de la comisión COVID-19 de The Lancet tras las revelaciones.
Por otra parte, el presidente de EcoHealth Alliance se retractó este mes de sus anteriores afirmaciones de que nunca se habían alojado murciélagos vivos en el Instituto de Virología de Wuhan, después de que la reportera de investigación australiana, Sharri Markson, informara sobre unas imágenes del interior de las instalaciones, fechadas en mayo de 2017.
Bajo el título «La construcción y el equipo de investigación del laboratorio Wuhan P4 del Instituto de Virología de Wuhan, de la Academia de Ciencias de China», la grabación de 10 minutos es un vídeo oficial de la Academia de Ciencias de China que se publicó con motivo de la puesta en marcha del Instituto de Virología de Wuhan, y muestra murciélagos encerrados en una jaula del laboratorio, así como un clip de un científico alimentando a un murciélago con un gusano.
Daszak dijo en diciembre de 2020 que la afirmación de que se mantenían murciélagos en las instalaciones era una «conspiración ampliamente difundida» y que él esperaba que fuese un «error» de información que sería «corregido».
«No se enviaron murciélagos al laboratorio de Wuhan para el análisis genético de los virus recogidos en el campo. Así es como funciona ahora esta ciencia. Recogemos muestras de murciélagos y las enviamos al laboratorio. Liberamos a los murciélagos donde los atrapamos». dijo Daszak en Twitter, en diciembre del año pasado.
Daszak admitió ahora que el Instituto de Virología de Wuhan pudo haber albergado murciélagos y que él no les pidió que confirmaran sus comentarios anteriores, informó Markson en Sky News.
La actualización de The Lancet surge luego que en las últimas semanas se intensificaran los llamados para investigar los orígenes del virus del PCCh y la hipótesis de que el virus pueda ser el producto de experimentos en el Instituto de Virología de Wuhan recibe un mayor reconocimiento.
El Dr. Peter Palese, microbiólogo de la Escuela de Medicina Icahn del Hospital Mount Sinai de Nueva York, y uno de los 27 virólogos que firmaron la carta del 7 de marzo, se retractó diciendo que es necesario investigar los orígenes del COVID-19.
«Yo creo que es necesaria una investigación exhaustiva sobre el origen del virus COVID-19», declaró Palese al Daily Mail. «Ha surgido mucha información inquietante desde la carta de Lancet que firmé, así que quiero ver respuestas que cubran todas las preguntas».
Por su parte, el firmante Bernard Roizman, profesor de la Universidad de Chicago, declaró a Wall Street Journal que cree que «el virus fue llevado a un laboratorio, empezaron a trabajar con él (…) y algún individuo descuidado lo liberó», afirmando a continuación que su personal «no puede admitir que hizo algo tan estúpido».
David Asher, un antiguo contratista del Departamento de Estado, que ayudó a dirigir una investigación sobre los orígenes del virus del PCCh indicó el mes pasado que el virus probablemente procedía del Instituto de Virología de Wuhan.
«Salió de la nada y estaba optimizado para la transmisión entre humanos de una manera que ningún otro coronavirus transmitido por murciélagos lo había hecho», dijo Asher.
El 26 de mayo, el presidente Joe Biden ordenó a la comunidad de inteligencia estadounidense que realice una evaluación con un plazo de 90 días.
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