Tras endurecer gradualmente las restricciones de COVID-19 en las últimas semanas, los funcionarios de Beijing dijeron el 12 de mayo que «recomiendan» que los residentes se queden en casa mientras se realizan nuevas pruebas masivas.
Las compras de pánico se apoderaron de la capital debido a la creciente preocupación por un cierre en toda la ciudad, aunque las autoridades han descartado las especulaciones de cierre como «rumores».
Xu Hejian, portavoz de los funcionarios de la ciudad, dijo en una sesión informativa que Beijing realizará tres rondas de pruebas en 11 de los 16 distritos de la ciudad y en una zona económica durante tres días, a partir del 13 de mayo. E instó a las personas a reducir sus traslados durante ese período.
Con el aumento gradual de las restricciones en la capital de China—con la más reciente, la suspensión de los servicios de taxi en algunos distritos afectados por el virus—muchos temen que la ciudad se encamine hacia un cierre al estilo de Shanghái. El cierre en curso en el centro financiero comenzó a fines de marzo cuando las autoridades pidieron a sus 25 millones de residentes que se quedaran en casa para que los trabajadores de la salud pudieran completar dos rondas de exámenes masivos.
Antes de anunciar el cierre repentino el 28 de marzo, los funcionarios de Shanghái también habían descartado las especulaciones de cierre como «rumores».
Sin embargo, los funcionarios de Beijing dijeron que la orden no significa un confinamiento y pidieron a la gente que deje de hacer compras de pánico.
“El llamado cierre y el ‘período de silencio’ son todos rumores”, dijo Xu, refiriéndose a un nuevo término utilizado por los funcionarios que anuncian un cierre.
«Es innecesario acumular comida», dijo Xu en la conferencia de prensa. «Los residentes no deben preocuparse, las operaciones de la ciudad no se verán afectadas».
Sin embargo, a última hora del 12 de mayo reaparecieron largas filas fuera de los supermercados y tiendas. Los residentes se apresuraron a hacer acopio de alimentos y otras necesidades diarias, mientras escuchaban ansiosamente la conferencia de prensa diaria de Beijing sobre el COVID-19 en sus teléfonos.
“Esto es bastante insalubre porque la gente está muy nerviosa”, dijo Grace Zhao, quien hizo una fila de 160 pies afuera de un supermercado en Chaoyang, el distrito más poblado de Beijing y el epicentro de su brote actual.
La orden se produce luego de que Beijing registrara 36 casos nuevos en las 24 horas anteriores, elevando el total de infecciones a casi 1000 desde el 22 de abril. Pero el recuento oficial ha sido cada vez más cuestionado por residentes y expertos, dado el historial del régimen chino de minimizar y encubrir información sobre los brotes en todo el país.
El 12 de mayo, las autoridades cerraron más edificios residenciales en los que se registraron nuevas infecciones. Beijing ya llevó a cabo el cierre de escuelas, de algunos centros comerciales, de lugares de entretenimiento y lugares turísticos, prohibió los servicios de comidas en los restaurantes y suspendió secciones de sus sistemas de autobús y metro desde que la ciudad capital e inició las pruebas masivas el 25 de abril.
La nueva orden significa que casi todos los 22 millones de residentes de la ciudad se someterán a tres pruebas PCR. Se recomienda a los residentes de los 10 distritos principales que trabajen de forma remota el 13 de mayo y se queden en casa durante el fin de semana. En los otros cinco distritos de las zonas suburbanas se cerrarán los hoteles y los lugares de interés turístico.
El régimen chino se aferra a su política de «reducción a cero COVID», cuyo objetivo es eliminar todas las infecciones entre las comunidades mediante la restricción del traslado y la puesta en cuarentena obligatoria a cualquier persona en riesgo.
Las severas restricciones, que tienen en confinamiento a millones de personas en Shanghái en sus hogares durante más de seis semanas, están causando estragos en la economía del país y en las cadenas de suministro mundiales. Debido a que los trabajadores de las fábricas y los consumidores se han quedado en casa y muchas empresas se han visto obligadas a suspender sus actividades, el crecimiento de las exportaciones de China se encuentra en el nivel más bajo de los últimos dos años y el desempleo está cerca de su máximo.
El 12 de mayo, el yuan alcanzó un nuevo mínimo de 19 meses, después de haber caído a casi un 6 por ciento en menos de un mes.
Las críticas a la estrategia de Beijing también han aumentado entre residentes y expertos. El jefe de la Organización Mundial de la Salud, que había elogiado retiradamente la respuesta del régimen al brote al principio de la pandemia, expresó una preocupación poco inusual sobre la política de reducción a cero COVID el 10 de mayo; sus comentarios fueron rápidamente eliminados de la internet estrictamente controlada de China. El régimen ha redoblado la censura conforme más residentes recurren a las redes sociales para compartir sus luchas e informar sobre las condiciones experimentadas durante el cierre o la cuarentena forzada.
Los funcionarios de Beijing dijeron que los resultados de la evaluación masiva determinarán su próxima medida.
Beijing, el centro político del país, nunca ha pasado por un confinamiento a gran escala en toda la ciudad desde que el régimen lanzó su libro de estrategias de COVID reducción a cero al comienzo de la pandemia a principios de 2020.
Con información de Reuters.
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