Argentina ya alcanzó el millón de contagios por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino) y se encuentra entre los 6 países—sin contar a China—con más infecciones en el mundo y el segundo país con más casos en Latinoamérica. Sin embargo, a pesar de la gran crítica internacional contra China por la gestión de la pandemia, Argentina sigue fortaleciendo sus vínculos con el régimen chino.
De acuerdo con expertos, la cantidad de muertes en Argentina “está creciendo más rápido que en cualquier otro país”, y si el ritmo sigue así, podrían superar los países con más muertes por millón de habitantes, como en el caso de Brasil, Chile, Italia o España. Sin embargo, la crisis sanitaria no es la única que azota al país austral: fruto de la parálisis provocada por el COVID-19, la economía argentina se desplomó un 19.1 por ciento en el segundo trimestre de este año, el desempleo trepó hasta el 13.1 por ciento de la población activa y la pobreza aumentó hasta afectar al 40.6 por ciento de los argentinos.
En los últimos meses, diversos países se han pronunciado en contra del régimen chino por su gestión y encubrimiento de la pandemia, ya que las autoridades chinas minimizaron la gravedad del brote durante semanas, y ocultaron información vital sobre el COVID-19 pese a las evidencias, permitiendo que se propagara por el mundo. Sin embargo, el régimen chino aprovechó la pandemia para seguir ganando mayor influencia en Latinoamérica, usando como puente la «diplomacia de las vacunas» y la «diplomacia de las mascarillas».
A pesar de ello, Argentina siguió solidificando sus lazos con Beijing. Los expertos señalan que el vínculo entre ambos países volvió a consolidarse con la llegada de Alberto Fernández a la presidencia, ya que las relaciones se enfriaron un poco durante el gobierno de Macri, quien cuestionó varios acuerdos con China signados por Cristina Fernández.
Sin embargo, las relaciones de Argentina con líderes del Partido Comunista Chino se remontan al presidente Juan Domingo Perón.
Durante su exilio en 1965, Perón escribió una carta a Mao Tse Tung donde alabó al dictador y al Partido Comunista Chino. En 1973, Mao invitó a Perón a China–convirtiéndose en el tercer invitado latinoamericano que invitaba Mao, luego del Che Guevara y Salvador Allende.
En 1990, el entonces líder del régimen comunista chino Yang Shangkun visitó Argentina por primera vez para firmar el Acuerdo de Establecimiento del Mecanismo de Consulta Política y el Acuerdo sobre la Promoción del Establecimiento de Empresas Conjuntas.
Un año antes, Yang dio la orden de reprimir a los estudiantes que se manifestaban en favor de la democracia en la Plaza de Tiananmen. Se estima que al menos 10,454 personas fueron asesinadas por el régimen comunista el 4 de junio, aunque las cifras reales son difíciles de determinar.
Diez años después, el entonces cabecilla del PCCh, Jiang Zemin, llegó a Argentina en abril de 2001 como parte de una gira por América Latina y el Caribe. En esta visita, se firmaron acuerdos de cooperación en materia jurídica y en las áreas de biotecnología y bioseguridad.
Dos años antes, en 1999 Jiang ordenó la sistemática erradicación de la disciplina espiritual Falun Dafa en China, la cual continúa hasta la actualidad y ha causado cerca de 4000 muertes por golpizas o torturas hacia los practicantes de Falun Dafa, según los números incompletos de Minguhi.org. Se cree que el número real de muertes es sustancialmente mayor.
Posteriormente en 2004, Hu Jintao devolvería la visita del entonces presidente Néstor Kirchner a China. El mandatario argentino dijo que la visita generaba “lazos de consolidación muy fuertes entre los dos países” y señaló que su gobierno reconocía la soberanía de China sobre Taiwán. Beijing no reconoce a Taiwán como un país independiente, sino como parte de su territorio.
Proyectos
De 2005 a 2019 Argentina concentró el 39% de la inversión directa de China en América Latina y el Caribe, con un valor de USD 30,600 millones divididos en 17 proyectos, de acuerdo con el Observatorio Sino-Argentino.
Hay al menos 15 proyectos vigentes con financiamiento chino en Argentina, de entre los cuales, la Fundación para el Desarrollo de Políticas Sustentables consideran a seis como emblemáticos por su magnitud o por sus implicancias geopolíticas: las centrales nucleares IV y V en Buenos Aires; las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz; la estación de energía fotovoltaica “Cauchari” en Jujuy; la planta hidroeléctrica “El Tambolar” en San Juan; la rehabilitación del sistema ferroviario de cargas del ferrocarril Belgrano en Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Tucumán, Chaco y Santa Fe; y la rehabilitación del sistema ferroviario, en Mendoza-Córdoba-Santa Fe.
Estos han sido objeto de numerosos cuestionamientos, relacionados principalmente con la falta de transparencia y el impacto sobre el medio ambiente, señaló Fundeps.
A estos proyectos se suma la controvertida estación de la Administración Espacial Nacional China (CNSA) en la Patagonia, en la provincia de Neuquén, la cual está compuesta por dos antenas circulares en un terreno donde China no tendrá que pagar renta durante 50 años, mientras que la base es gestionada por la agencia China Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC) y controlada por el Ejército Popular de Liberación de China, señala el medio AsiaNews.it.
“La estación terrestre de la Patagonia, acordada en secreto por un gobierno corrupto y financieramente vulnerable hace una década, es otro ejemplo de los opacos y depredadores tratos chinos que socavan la soberanía de las naciones anfitrionas», dijo Garrett Marquis, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, a Reuters.
Estados Unidos ha expresado su preocupación de que la estación esté siendo utilizada con fines militares. La CONAE dijo que el acuerdo firmado entre China y Argentina establecía el uso pacífico del proyecto, sin embargo, algunos dudan que el PCCh actúe de acuerdo con esto.
«Realmente no importa lo que diga el contrato o el acuerdo, ¿cómo te aseguras de que jueguen según las reglas?», dijo Juan Uriburu, un abogado argentino que trabajó en dos importantes empresas conjuntas entre Argentina y China, a la agencia de noticias.
Las inversiones de China en Argentina se podrían ampliar con la adhesión del país a la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
En una reciente charla telefónica entre Alberto Fernández y Xi Jinping, el mandatario argentino expresó su determinación por «comenzar las negociaciones pendientes» para su ingreso a la iniciativa de La Franja y La Ruta (OBOR). Esta iniciativa ha sido objeto de escrutinio, ya que la mayoría de los proyectos se financian a través de prestamistas controlados por el régimen chino, lo cual deja a los países prestatarios con enormes cargas de deuda y debiendo ceder recursos naturales como forma de pago.
Vínculos en materia sanitaria
Bajo el acuerdo de «asociación estratégica integral» que firmó la entonces presidenta Cristina Fernández en 2004 con el líder del Partido Comunista Chino, Xi Jinping, Argentina pudo comprar material sanitario de China para hacer frente a la pandemia de COVID-19. Este acuerdo es el segundo mayor estatus que confiere Beijing a un país en sus relaciones bilaterales.
Hasta septiembre, Aerolíneas Argentinas realizó 35 vuelos especiales por un total de 887 toneladas de mascarillas, guantes, máscaras, trajes de bioseguridad y componentes para la fabricación de reactivos. Además, dos barcos zarparon desde Shanghai hacia la provincia de Buenos Aires con un total de 33 contenedores de insumos, una carga equivalente a lo que pueden transportar quince aviones.
“Los gestos humanitarios de China tienen por objeto encubrir su propia complicidad en la propagación del virus, dividir a los países europeos desesperados por un salvavidas económico y médico, y ganarse a los occidentales crédulos que se inclinan por proclamar un siglo chino”, dijo Peter Rough, un experto en política exterior de EE.UU. y miembro del Hudson Institute, a The Epoch Times en un correo electrónico.
Luego de la diplomacia de las mascarillas, el Partido Comunista Chino lanzó una ambiciosa diplomacia de las vacunas contra el virus del PCCh para ganar el control sobre los países, según expertos en China.
En agosto, Argentina llegó a un acuerdo con Beijing para realizar en el país ensayos clínicos de la vacuna producida por Sinopharm, parte del China National Biotec Group (Grupo Farmacéutico Nacional de China). Hasta octubre, ya se aplicó la primera dosis a 500 voluntarios.
Para el comentarista de asuntos de China, Tang Jingyuan, el verdadero propósito de regalar la vacuna no es salvar las vidas de las personas en esos países, sino sobornar a estos países para que el PCCh pueda eventualmente controlarlos.
Cuando el virus comenzó a propagarse por el mundo, Argentina no se vio muy afectada. Pero al contrario de otros países que comenzaron a denunciar al PCCh por el encubrimiento de la pandemia, Argentina decidió estrechar sus lazos con el régimen chino, convirtiéndose en su peón para la diplomacia de las vacunas y de las mascarillas. Poco después, los casos en el país se dispararon.
El artículo editorial de The Epoch Times, “Donde hay vínculos cercanos con la China comunista, aparece el coronavirus“, señala que el virus del PCCh se dirige específicamente al régimen chino y a quienes lo apoyan. La propagación del virus en todo el mundo muestra que los países y regiones con vínculos estrechos con el PCCh se han visto seriamente afectados. Argentina es otro claro ejemplo de ello.
Con información de EFE y de las reporteras de The Epoch Times, Cathy He y Pachi Valencia.
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