José Rodrigues dos Santos, el autor portugués del libro “A Mulher do Dragão Vermelho” (“La mujer del dragón rojo”) relata en su libro historias de ficción que más allá de lo ficticio reflejan las atrocidades reales cometidas por el Partido Comunista Chino (PCCh).
El autor señala en una entrevista reciente que, según historiadores, el régimen del PCCh es el mayor genocida de la historia en el mundo, citando que las muertes que le son atribuidas podrían oscilar entre 35 y 65 millones de personas. Sin embargo, la cifra podría ahora ser mayor, ya que para el 2020 se estimó que la cantidad de muertes durante los 70 años del régimen había causado 80 millones de muertes de chinos, además de la destrucción de la cultura tradicional china y la moral.
“Ni Genghis Khan ni el Partido Comunista de la Unión Soviética, que es el segundo mayor genocida de la historia, mataron a tanta gente. Tampoco el régimen del Partido Nacionalsocialista [Obrero] Alemán de Hitler, que es el tercero más genocida de la historia. Por lo tanto—el régimen del Partido Comunista Chino es el mayor genocida de la historia”, dijo Rodrigues a NTD en portugués.
Rodrigues lanzó su libro “La mujer del dragón rojo” a fines de octubre en Portugal, desde ese momento su novela ha sido número uno en ventas en el país.
Sobre la novela, el autor dijo “es una novela, pero es una historia ficticia. Comienza con un secuestro de dos mujeres en la India y luego, naturalmente, el héroe intentará dar con su paradero y, al mismo tiempo, cuenta otra historia, que es la historia de una mujer china en Xinjiang, al norte de China”.
“Y aquí nos vamos a referir al lado de no ficción de la novela y ese es el estado de vigilancia y opresión que existe en China y que instala el régimen del Partido Comunista Chino y que se ha convertido en este momento en el mayor estado de vigilancia del planeta, quizás el mayor régimen totalitario de la historia”, agregó.
A Rodrigues, según dijo, le llamó la atención hablar de China en su novela por la importancia que tiene el gigante asiático en el mundo como la segunda economía más grande, además del estatus de sociedad con varios países del mundo, y también por “disonancia” entre esa importancia del gigante asiático y “el respeto que tiene por la dignidad humana”.
“Estamos hablando de un país que, siendo el más grande, la segunda economía más grande del mundo, es una superpotencia—es un país que cuenta con más de cien campos de concentración, donde están recluidas entre 1 y 3 millones de personas. Son prisioneros perseguidos por motivos étnicos e identificados a través de marcadores raciales”, agregó.
El autor relató cómo es que muchas de estas personas que son prisioneras en campos de trabajo forzado son utilizadas como esclavas, con trabajos forzados quienes trabajan sin una remuneración, bajo un régimen que vigila constantemente a sus ciudadanos y oprime sus derechos.
“Esto es algo que me parece bastante impactante y por lo tanto requiere denuncia y requiere exposición”, señaló.
En un régimen, donde “la gente no tiene derecho a decir la verdad”, agregó, al tiempo que recordaba lo que pasó durante el inicio de la pandemia de COVID-19 causada por el brote de virus del PCCh, donde varios médicos que alertaron de la propagación del virus fueron arrestados por el régimen comunista chino.
Si esos médicos “hubieran mentido, habrían sido recompensados. Pero, como dijeron la verdad, fueron arrestados”, enfatizó. “Todo esto me dejó bastante impactado y pensé que era importante a través de la forma de una novela, que es una lectura más fácil para llamar la atención sobre el problema de este régimen totalitario”.
Rodrigues al hablar en su libro sobre los derechos humanos en China donde el PCCh persigue a diversas minorías espirituales incluidos cristianos, musulmanes uigures, budistas e incluso practicantes de Falun Gong, se cuestiona “¿Por qué China hace esto?”.
Falun Gong conocida también como Falun Dafa, es una práctica de autocultivación basada en los tres principios universales de Verdad, Benevolencia, y Tolerancia, junto con una serie de ejercicios suaves de meditación diarios.
A inicios de 1992, Falun Dafa ganó mucha popularidad dentro de China, por lo que el PCCh—liderado en ese entonces por el recientemente fallecido Jiang Zemin—lo consideró una amenaza a su régimen ateo. Y el 20 de julio de 1999 empezó una sistemática persecución—considerada una de las más brutales de la historia—contra los practicantes de Falun Dafa que continúa hasta el día de hoy.
“China lo hace por la misma razón por la que la Iglesia católica tenía la Inquisición y perseguía a todos los que no eran católicos. Esto se debe a que para el Partido Comunista Chino, el comunismo es una religión y es una religión que no acepta la existencia de otras religiones”, respondió Rodrigues a su misma interrogante.
El autor considera que la comunidad internacional “tolera” la gravedad de la violación a los derechos humanos en China por dos razones.
Una de ellas es “porque el comunismo, que es una ideología dictatorial que defiende la igualdad, pero en realidad cuando se aplica en un régimen termina generando regímenes de opresión y mucha pobreza”, señaló.
Y la segunda, dijo, es que China además de ser una de las dos mayores economías del mundo y ser una gran potencia nuclear y militar en expansión, “es un país que, [a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI)] que son las Nuevas Rutas de la Seda, (…) está colonizando una serie de países, obligándolos a entrar deuda y después, cuando se endeudan totalmente, está en el bolsillo del Partido Comunista Chino”.
Rodrigues en su libro también relata cómo es que el PCCh intenta boicotear la presentación de un espectáculo de Shen Yun Performing Arts, la compañía de danza clásica china con sede en Nueva York fundada en el 2006, que busca rescatar la cultura tradicional china para compartirla con el mundo, donde muchos artistas son practicantes de Falun Gong.
“Lo que hacen [en] cada posible boicot y cualquier actividad de Falun Gong es precisamente a través de las nuevas Rutas de la Seda, ese instrumento del neocolonialismo chino [hacen] inversiones en ciertos países y luego esos países son destrozados”, dijo. “Entonces, hacen creer [que] hacen una gran inversión, en un teatro y todo (…) y luego presionan para que [Shen Yun] no se emita”.
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