Un nuevo estudio reveló que el uso de Hidroxicloroquina (HCQ) y Azitromicina (AZM) ajustados al peso del paciente mejoró la supervivencia de los enfermos de COVID-19 con respirador artificial alrededor de un 200 por ciento.
El estudio observacional, que aún no fue revisado por pares, se basó en un reanálisis de 255 pacientes sometidos a ventilación mecánica invasiva (VMI) durante los dos primeros meses de la pandemia en Estados Unidos.
Los investigadores descubrieron que, cuando la combinación HCQ/AZM se administraba en dosis más bajas para tratar a los pacientes de COVID-19 con respiradores, el riesgo de muerte era más de tres veces superior.
«Nosotros descubrimos que cuando las dosis acumuladas de dos fármacos, HCQ y AZM, superaban un determinado nivel, los pacientes tenían una tasa de supervivencia 2.9 veces superior a la de los demás pacientes», señalaron los autores del estudio.
«Mediante el uso de un análisis causal y teniendo en cuenta la dosis acumulada ajustada al peso, demostramos que la terapia combinada, >3 g de HCQ y > 1g de AZM, aumenta en gran medida la supervivencia de los pacientes con COVID que reciben la VMI y que la dosis acumulada de HCQ > 80 mg/kg funciona sustancialmente mejor», escribieron.
Los autores reconocieron que, como los pacientes con dosis más altas de HCQ tenían dosis más altas de AZM, «no pueden atribuir únicamente el efecto causal a la terapia combinada de HCQ/AZM».
«Es probable que la AZM contribuya significativamente a este aumento de la tasa de supervivencia. Como la terapia con dosis más altas de HCQ/AZM mejora la supervivencia en casi un 200 [por ciento] en esta población, los datos de seguridad son discutibles», añadieron.
La hidroxicloroquina —un fármaco antiinflamatorio y antipalúdico— ha sido uno de los tratamientos más controvertidos para COVID-19 durante toda la pandemia
El medicamento fue aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en 1955 para tratar y prevenir la malaria. También se prescribe para el lupus y la artritis reumatoide.
Aunque en marzo de 2020, la FDA concedió inicialmente a la HCQ una autorización de uso de emergencia (EUA) para tratar la COVID-19, la agencia la revocó el 25 de junio de 2020, porque los datos sugerían que era «poco probable que fuera eficaz en el tratamiento de la COVID-19» y que sus riesgos potenciales superaban los beneficios.
El cambio de la FDA se produjo a raíz de un estudio de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, que descubrió que la HCQ tenía un rendimiento inferior al de los protocolos de tratamiento habituales.
«Desgraciadamente, los problemas en las metodologías de investigación que evalúan la eficacia y los riesgos de la HCQ dejaron dudas persistentes», escribió el Dr. Joseph Mercola, médico osteópata, en un artículo de opinión para The Epoch Times. «Esos problemas incluyen dosis cuestionables», añadió.
Algunos, como el colaborador de The Epoch Times, Roger L. Smith, argumentaron que los estudios en torno al uso de la HCQ para tratar COVID-19 fueron politizados por los opositores al expresidente Donald Trump, quien defendió el uso del medicamento.
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