Zhang Zhan, la periodista ciudadana encarcelada en China después de publicar unos vídeos en los que ofrecía una visión de los primeros días de la pandemia de COVID-19, fue puesta en libertad, informaron sus defensores.
Estaba previsto que Zhang se reuniera con su familia el 13 de mayo tras cumplir una condena de cuatro años, pero su situación no fue aclarada durante más de una semana, lo que suscitó la preocupación de Estados Unidos y la Unión Europea.
En imágenes posteadas en la plataforma de redes sociales X, Zhang dijo que la policía la había enviado la mañana del 13 de mayo al apartamento de su hermano en Shanghai.
«Gracias a todos por vuestra ayuda y preocupación», dijo la Sra. Zhang. «Espero que todo el mundo esté bien».
No está claro cuándo ni dónde se grabó el breve vídeo. Jane Wang, organizadora de la campaña «Liberen a Zhang Zhan», posteó la grabación en su cuenta de X el 21 de mayo, afirmando que la habían obtenido de un «intermediario» anónimo.
Sus partidarios afirmaron que Zhang sigue bajo vigilancia.
«Al igual que otros exdetenidos políticos, ella está sometida a una intrusiva vigilancia y acoso por parte del gobierno», afirmó la Sra. Wang en una declaración.
Ella corre un alto riesgo de volver a quedar como «desaparecida» o «detenida».
Zhang fue una de las primeras ciudadanas chinas castigadas por el régimen comunista por tratar de revelar información sobre la pandemia de COVID-19.
Desde que a finales de 2019 surgió por primera vez el brote de COVID-19 al centro de China, en la ciudad de Wuhan, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha controlado férreamente la información relacionada —desde las cifras de víctimas mortales y las vidas bajo confinamiento hasta el laboratorio de Wuhan, en el centro de la teoría de que el virus se originó tras una filtración de un laboratorio— en un intento de suprimir cualquier noticia desfavorable para el régimen.
La Sra. Zhang, una exabogada de Shanghái, viajó a Wuhan en febrero de 2020 para registrar las caóticas escenas que se desarrollaban en el epicentro de la pandemia durante el bloqueo inicial y proporcionar al público información de primera mano.
Ella detalló sus visitas y entrevistas realizadas en hospitales, centros de cuarentena y el Instituto de Virología de Wuhan en docenas de vídeos subidos con teléfonos móviles a plataformas de redes sociales, como WeChat y YouTube, cuestionando la versión del PCCh de que el brote estaba bajo control.
La policía de Shanghái detuvo a la Sra. Zhang en mayo de 2020 y la mantuvo recluida durante varios meses sin proporcionar un motivo oficial.
El 28 de diciembre de 2020, la Sra. Zhang fue condenada a cuatro años de cárcel por «provocar disputas y crear problemas», un cargo que suele utilizarse para procesar a los disidentes. Zhang se negó a declararse culpable.
Durante su reclusión, el peso de esta mujer de 1.90 m de estatura se redujo a menos de 90 libras debido a una prolongada huelga de hambre en protesta por las acusaciones en su contra. Gobiernos extranjeros, legisladores y grupos de defensa de los derechos humanos expresaron repetidamente su preocupación por el bienestar de la Sra. Zhang.
Aquellos que defendieron a la Sra. Zhang también fueron un objetivo de las autoridades. Shen Yanqiu, activista con sede en Shanghai y cercana a la familia de Zhang, declaró a The Epoch Times que la policía local la citó el 20 de mayo por hacer un llamado público para la liberación de la periodista ciudadana.
Aunque los grupos de defensa de los derechos aplauden la noticia de su liberación, sigue preocupando la situación de la Sra. Zhan, estando bajo vigilancia.
El 21 de mayo, Reporteros Sin Fronteras (RSF) afirmó en un mensaje en las redes sociales que su petición de una «liberación plena e incondicional» sigue siendo una urgencia.
«RSF sigue preocupada por su situación y subraya que una libertad parcial no es libertad en absoluto», afirmó el grupo de vigilancia de los medios de comunicación en una declaración actualizada ese mismo día. «La intervención diplomática sigue siendo crucial para garantizar su liberación plena e incondicional sin demora».
Amnistía Internacional afirmó que la Sra. Zhang debe poder moverse y hablar libremente con la gente.
«Ella y su familia no deben ser objeto de vigilancia ni hostigamiento, y debe tener pleno acceso a tratamiento médico tras su traumática experiencia», afirmó el grupo de defensa de los derechos humanos en una declaración publicada el 21 de mayo en X.
«El encarcelamiento de Zhang Zhan por parte de China ha sido un vergonzoso atentado contra sus derechos humanos. Su liberación debe marcar un nuevo comienzo».
Con la contribución de Li Xi y Eva Fu.
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