«Bueno, bueno, bueno, seguro, seguro, seguro, correcto, correcto, correcto, sí, sí, sí», escribió alguien en Weibo, el equivalente chino a Twitter.
Puede que el mensaje no parezca escrito por alguien de mal humor, pero en la estrictamente controlada Internet china, el mensaje aparentemente positivo es una de las muchas formas en que el pueblo chino muestra su desafío al Partido Comunista Chino (PCCh).
Los ciudadanos chinos continuaron con sus protestas en Internet el 1 de diciembre, mientras la fuerte presencia policial en Shanghái y otras grandes ciudades chinas silenciaba el estallido público sin precedentes contra el régimen chino y sus duras restricciones por el COVID-19.
Durante el último fin de semana de noviembre, las protestas se extendieron por todo el país. Desde la bulliciosa metrópolis de Shanghái hasta el remoto condado de Korla, se pudo ver a los manifestantes coreando eslóganes contra las draconianas restricciones del COVID-19 del régimen y exigiendo libertad. Las protestas masivas se han bautizado como la «Revolución del papel blanco», debido a que muchos jóvenes manifestantes sostenían hojas de papel A4 en blanco.
Los usuarios de las redes sociales chinas trataron de burlar a los censores, corriendo para difundir contenidos relacionados con las protestas, que fueron ignoradas por casi todos los medios oficiales del país.
Algunas grabaciones de la concentración en Shanghái aparecieron con éxito en WeChat, una popular plataforma de mensajería en China, el 26 de noviembre. Aunque esos videos solo permanecieron unos minutos antes de ser retirados, entusiasmaron a muchos.
«Empecé a actualizar constantemente y a guardar los videos, y a hacer capturas de pantalla de lo que podía antes de que fuera censurado», dijo a The Associated Press Elliot Wang, un joven de 26 años de Beijing. «Muchos de mis amigos estaban compartiendo los videos de las protestas en Shanghái. Yo también los compartía, pero los retiraban rápidamente».
Censura
Las autoridades chinas mantienen un férreo control sobre la Internet del país a través de una compleja operación de censura de varios niveles que bloquea el acceso a casi todas las noticias y redes sociales extranjeras, y bloquea temas y palabras clave considerados políticamente sensibles o perjudiciales para el gobierno del PCCh. Los videos o las convocatorias a la protesta suelen ser eliminadas inmediatamente.
Si se busca en Weibo el 1 de diciembre el término «Wulumuqi Middle Road», una calle en la que muchos residentes de Shanghái protestaron el 26 de noviembre, aparecen en su mayoría posteos antiguos, el último de ellos del 2 de noviembre.
Para eludir a los censuradores, los chinos han desarrollado formas creativas de expresar su desacuerdo. Por ejemplo, algunos publicaron imágenes de papel blanco en blanco, ahora un símbolo de descontento contra la supresión de la expresión por parte de las autoridades.
Pero con gran eficacia, los censuradores se mueven para contener los comentarios y las imágenes de papel blanco.
Algunos posteos con las palabras «baizhi», que significa papel blanco en chino, que mostraban el apoyo a las protestas han sido borradas, según Free Weibo, un sitio web que documenta los posteos censurados en la popular plataforma de redes sociales del país.
Los comentarios que contenían «papel blanco» y que seguían siendo visibles en Weibo el 1 de diciembre mostraban diversas opiniones, la mayoría de ellas críticas con las protestas. No se encuentran imágenes de una sola hoja de papel en blanco ni de personas sosteniendo papel en las concentraciones.
Otros publicaron mensajes sarcásticos con una combinación de palabras aparentemente positivas, como «bueno», «correcto» y «sí».
«A partir de ahora, solo utilizaré las tres expresiones: correcto correcto correcto correcto sí sí sí seguro seguro seguro seguro», escribió un usuario de Weibo, acompañando capturas de pantalla que mostraban cuentas bloqueadas por violar la normativa de Weibo.
Otra estrategia es utilizar homónimos chinos para evocar las peticiones a la renuncia del líder chino Xi Jinping, como «musgo de camarón», que en chino suena como las palabras para «renunciar» y «cáscara de plátano», que en chino tiene las mismas iniciales que Xi.
Protesta e intento de frenar el COVID
El juego del gato y el ratón entre millones de internautas chinos y la gigantesca maquinaria de censura del país se produjo tras una avalancha de quejas e indignación desencadenada por un incendio mortal el 24 de noviembre.
El incendio, en el que murieron al menos 10 personas, se produjo en un rascacielos de la ciudad de Urumqi, en Xinjiang, que lleva más de tres meses cerrado. Muchos dijeron que las restricciones obstaculizaban la capacidad de los residentes para escapar del edificio en llamas y retrasaban las labores de rescate. Aunque los funcionarios locales negaron la acusación, en las redes sociales circularon videos en los que se veía cómo un chorro de agua procedente de un camión de bomberos distante no llegaba a alcanzar el fuego, lo que desató la ira en Internet.
La escena resonó en millones de chinos que han permanecido encerrados en sus departamentos durante semanas, o incluso meses, en virtud de la política de «cero-COVID» del régimen.
Los residentes de al menos 10 ciudades chinas salieron a la calle a finales de noviembre, una muestra poco habitual de disidencia pública en el país comunista. La última vez que China vio protestas a tan gran escala fue en 1989, cuando decenas de miles de estudiantes universitarios se reunieron en la plaza de Tiananmen de Beijing para pedir democracia y reformas. El PCCh respondió enviando tanques y tropas para aplastar a los jóvenes manifestantes.
El 28 de noviembre, se observó una fuerte seguridad en los lugares de las manifestaciones anteriores en Beijing y Shanghái. Entre patrulleros y luces de vehículos policiales, las protestas previstas en la capital para el 28 de noviembre fueron canceladas.
Tras las protestas, algunas ciudades chinas relajaron el 1 de diciembre algunas restricciones del COVID-19, aunque la mayoría de los requisitos se mantienen.
En Jinzhou, ciudad de la provincia noroccidental de Liaoning, las autoridades dijeron el 1 de diciembre que no iban a relajar las restricciones de control del COVID-19, y que seguirían aplicando el enfoque de cero COVID.
«Es una pena que no hayamos acabado con la infección cuando podíamos», dice un aviso de las autoridades locales publicado en Weibo.
«Bien, bien, bien, bien, correcto, correcto, correcto, sí, sí, sí ¿cómo me atrevo a decir que no?», se burló un comentarista.
Con información de The Associated Press.
Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.