La principal agencia de inteligencia de Beijing ha puesto en marcha una nueva normativa contra el espionaje, que somete a instituciones y empresas a una vigilancia más estricta, incluso sobre los estudiantes y becarios que salen al extranjero desde China.
Este anuncio se hizo el mismo día en que Estados Unidos anunció que, en aras del interés nacional, permitirá la entrada de estudiantes y becarios de ciertos países, como China, Irán, Brasil y Sudáfrica. Estarán exentos de las prohibiciones de viaje existentes.
Las primeras normas antiespía del régimen chino, que se anunciaron y entraron en vigor el 26 de abril, permiten al Ministerio de Seguridad del Estado, la agencia de inteligencia, elaborar una lista que identifique las instituciones y empresas clave que son «susceptibles de infiltración extranjera».
Una vez incluidos en la lista, los grupos sociales, las instituciones y las empresas están obligados a capacitar al personal con acceso a información sensible o a los que trabajan en el extranjero. La premisa para que ese personal asuma su trabajo es firmar una carta de obediencia.
Según las nuevas normas, se desplegarán diferentes tipos especiales de equipos e infraestructuras antiespía para las entidades clave de la lista. La agencia de inteligencia tendrá derecho a examinar su equipamiento tecnológico, incluidas las herramientas de comunicación electrónica, los dispositivos, las instalaciones o las redes.
Aunque escaso en detalles sobre los nombres de la lista, el nuevo reglamento hace mención específica a los requisitos para las escuelas e instituciones de investigación.
Además, los estudiantes, becarios y profesores que participen en programas de estudios, intercambios o visitas en el extranjero están obligados a llevar a cabo una «formación previa al viaje» antes de salir de China y deben llevar a cabo una » sesión informativa a su regreso».
Uno de los periódicos del Partido Comunista Chino (PCCh), Global Times, informó que un miembro del personal encargado de los asuntos exteriores en la sede de una empresa estatal dijo que los métodos de formación previa a la salida para los estudiantes o el personal que trabaja en el extranjero podrían incluir seminarios o ver películas sobre casos de trabajo de inteligencia en el extranjero.
Según el artículo, las autoridades chinas piden a las organizaciones y al personal de las áreas críticas que dejen en casa los dispositivos eléctricos, incluidos los celulares, los laptops y las unidades USB, que suelen contener información sensible, y que lleven otros nuevos cuando salgan al extranjero.
El reglamento afirma que esto es una respuesta a la «intensificación» de la infiltración de «espías, agencias de inteligencia extranjeras y otras fuerzas hostiles», según el artículo que cita a un funcionario de inteligencia que no fue identificado.
Sin embargo, en los últimos años, varios estudiantes y académicos chinos han aparecido como acusados en una serie de casos relacionados con universidades estadounidenses y las conexiones de éstas con el PCCh.
En junio de 2019, un becario chino de la Universidad de California, en Los Ángeles, fue condenado por enviar a su país chips de semiconductores utilizados en misiles y aviones de combate.
A finales de enero de 2020, una antigua estudiante de la Universidad de Boston fue acusada de fraude en la obtención de visados tras no revelar supuestamente su condición de teniente del Ejército Popular de Liberación.
En 2019, un estudiante chino del Instituto de Tecnología de Illinois, en Chicago, fue acusado de ayudar a reclutar espías para la agencia de espionaje de su país con el fin de robar secretos comerciales de las empresas aeroespaciales estadounidenses.
El «Informe de Puertas Abiertas» de 2019 mostró que los estudiantes chinos representaban el 34 por ciento de todos los estudiantes internacionales matriculados en las escuelas estadounidenses.
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