El gobierno británico detuvo todo entrenamiento del personal policial de Hong Kong, según el Ministerio de Defensa.
Históricamente, el Colegio Real de Estudios de Defensa del Reino Unido ofrece cada año una plaza a la Fuerza Policial de Hong Kong, pero nadie asistió al curso del presente año debido a la pandemia del virus del PCCh, dijo el Ministerio de Defensa.
«A la luz de las restricciones del coronavirus, todo entrenamiento con el personal de Hong Kong se interrumpió», dijo un portavoz del Ministerio de Defensa a The Epoch Times en un comunicado enviado por correo electrónico.
«Será reevaluado cuando se levanten las restricciones», añadió el portavoz.
El ejército británico proporcionó anteriormente programas limitados de instrucción a la Fuerza Policial de Hong Kong, al Servicio de Vuelo del Gobierno y al Cuerpo de Cadetes del Mar, dijo el Ministerio de Defensa.
La declaración también mencionó la severa Ley de Seguridad Nacional que Beijing impuso recientemente a la ciudad, acelerando el declive de las relaciones entre Reino Unido y su antigua colonia.
«El gobierno del Reino Unido fue claro en cuanto a que la promulgación e imposición por parte de China de la legislación de seguridad nacional para Hong Kong constituye una violación de la Declaración Conjunta Sino-Británica, amenazando directamente los derechos y libertades de los habitantes de Hong Kong», dijo el portavoz.
La Ley de Seguridad Nacional, que entró en vigor el 30 de junio, penaliza a las personas por cualquier acto de subversión, secesión y colusión con fuerzas extranjeras contra el régimen del Partido Comunista Chino (PCCh), con una pena máxima de cadena perpetua.
Como reacción a la legislación, el Gobierno británico amplió los derechos de inmigración de unos 3 millones de residentes de Hong Kong que tienen la condición de ciudadanos británicos (de ultramar) y suspendió su tratado de extradición con el territorio.
Tácticas de mano dura
El año pasado estallaron protestas a gran escala en Hong Kong en reacción a un proyecto de ley que habría permitido que los residentes de Hong Kong fueran extraditados a China continental. Desde entonces, la policía de Hong Kong fue acusada de utilizar tácticas de mano dura para reprimir a los manifestantes.
En junio de 2019 el gobierno del Reino Unido prohibió la venta a Hong Kong de equipos de control de multitudes, como el gas lacrimógeno.
En el plano internacional, Estados Unidos también suspendió las exportaciones de armas antidisturbios a Hong Kong y la Unión Europea decidió limitar la venta de equipos «sensibles» a la antigua colonia británica.
A principios de este mes, un grupo de legisladores británicos dijo que la policía de Hong Kong había «violado la ley y los principios humanitarios internacionales, los derechos humanos internacionales y la Declaración Conjunta Sino-Británica».
Por su parte el Grupo Parlamentario de Todos los Partidos en Hong Kong instó al gobierno del Reino Unido a imponer sanciones al estilo Magnitsky a la jefa ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, al Comisionado de Policía y a otros altos funcionarios por permitir a la policía que utilice una violencia excesiva contra los manifestantes.
El 7 de agosto, el gobierno de Trump impuso sanciones a la dirigente de Hong Kong, Carrie Lam, y a otros 10 funcionarios, incluidos los jefes de policía de Hong Kong actuales y anteriores y los secretarios de seguridad y justicia de la ciudad.
Con el fin de proteger a los funcionarios de las sanciones, se descubrió que las asociaciones de crédito de la policía de Hong Kong estaban transfiriendo miles de millones de dólares de Hong Kong en activos de bancos extranjeros a bancos chinos.
Una coalición internacional de activistas, abogados y organizaciones está tratando de iniciar un proceso privado contra tres altos oficiales británicos expatriados de la Fuerza de Policía de Hong Kong, que presuntamente estuvieron involucrados en la tortura contra manifestantes en favor de la democracia.
Lily Zhou, Eva Fu y Cathy He contribuyeron a este informe.
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