Un año después de que el COVID-19 estalló por primera vez en la ciudad de Wuhan, las autoridades chinas afirmaron en una reciente conferencia de prensa que China ha sido abierto y colaborativa con la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su manejo del virus del PCCh. Sin embargo, algunos residentes que hablaron con The Epoch Times no creen en las afirmaciones del régimen.
En una conferencia de prensa el 29 de diciembre, un reportero preguntó acerca de las acusaciones sobre los intentos iniciales del régimen chino de encubrir el brote. El portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores, Wang Wenbin, afirmó que el Partido Comunista Chino (PCCh) fue «abierto, transparente, y oportuno» en su respuesta al COVID-19.
Residentes escépticos
Un residente de Wuhan de apellido Wu, quien vive cerca del mercado de mariscos de Huanan, dijo a The Epoch Times que el PCCh mintió al decir que informaron a la población sobre el brote inicial de manera oportuna. Las autoridades de Wuhan afirmaron inicialmente que el virus probablemente se originó en el mercado de mariscos, aunque desde entonces los estudios han demostrado que algunos de los primeros pacientes de Wuhan no tenían ningún vínculo con el mercado.
Wu citó un artículo de investigación de la revista de negocios Caixin, con sede en Beijing, en el que se afirmó que las autoridades chinas destruyeron muestras del virus.
El artículo del 26 de febrero, titulado, «Rastreando la fuente de secuenciación genética del nuevo coronavirus: Cuando se encienden las alarmas», se eliminó pocas horas después de ser publicado online. Según el artículo, una fuente de una compañía de secuenciación genética reveló que el 1 de enero de 2020, recibió una llamada de la Comisión de Salud Provincial de Hubei. Se le informó que el examen de las muestras de nuevos casos de COVID-19 debían pararse; las muestras de virus existentes debían ser destruidas; la información de las muestras no podía ser revelada; y los documentos y datos relacionados no podían ser divulgados al público.
«Si en el futuro detectan [el virus del PCCh], deben informarnos», advirtió la comisión a la fuente.
El artículo también mencionó que la Oficina General de la Comisión Nacional de Salud emitió un aviso el 3 de enero, pidiendo a las instituciones pertinentes que no proporcionaran muestras biológicas u otra información sobre el COVID a otras organizaciones o individuos antes de su aprobación.
La Comisión Nacional de Salud emitió un aviso el 15 de mayo, indicando vagamente que ordenó la destrucción de muestras del virus en los laboratorios el 3 de enero «con el propósito de la seguridad biológica en entornos de laboratorio».
Otro residente de Wuhan, de apellido Gao, dijo a The Epoch Times: «El primer caso de virus pareció surgir en noviembre pasado [en 2019], pero Wuhan no declaró un cierre hasta el 23 de enero [de 2020]”.
«Ellos (las autoridades chinas) están mintiendo descaradamente», añadió Gao.
El primer paciente con el virus del PCCh fue detectado el 1 de diciembre de 2019, según un artículo publicado el 24 de enero de 2020 en la revista médica The Lancet, cuyo autor es Chaolin Huang y sus colegas del Hospital Wuhan Jinyintan.
Anteriormente, el primer caso confirmado se remonta al 17 de noviembre de 2019, según un artículo del South China Morning Post, en un artículo publicado el 13 de marzo que citaba datos del gobierno chino.
El PCCh puso al pueblo bajo control en lugar de a la pandemia
Gao reprochó la afirmación del PCCh de que habían logrado controlar la pandemia y, en cambio, el régimen controló al pueblo.
Él dijo que las autoridades locales confinaron a los residentes en sus casas y los sometieron a una dura vigilancia. Cualquiera que rompiera las reglas se enfrentaba a una cuarentena de 14 días financiada por la propia persona.
«El gobierno local a menudo enviaba un dron para tomar fotografías y patrullar en lo alto del cielo. Incluso si uno salía a la azotea de su propio edificio de apartamentos a tomar un poco de aire fresco, podía ser atrapado y enfrentarse a una sanción», añadió Gao.
También dijo que el PCCh ocultó intencionalmente el número real de infecciones. Las autoridades locales declararon que el brote se había puesto bajo control luego de que cientos de pacientes en cuarentena fueran trasladados de un hospital local a otra zona.
«No hay informes, no hay infecciones. Esa es su lógica. Ellos pueden decir lo que quieran. Si nosotros decimos algo diferente, ellos lo calificarán como ‘propagar un rumor’, o ‘buscar conflictos y provocar problemas’, o ‘subvertir el poder del estado'», dijo Gao. Esas acusaciones son a menudo usadas por las autoridades para encarcelar a críticos o activistas.
La cifra oficial de muertes por COVID-19 en Wuhan no concuerda
Gao cree que el PCCh ha estado ocultando al público el número real de muertos por COVID-19.
Él afirmo que las funerarias locales necesitaban desesperadamente incineradores y que se llevaron incineradores móviles de otras zonas hacia Wuhan, y que funcionaban las 24 horas del día.
«Incluso en una sola funeraria, se quemaban al menos 6000 cuerpos», añadió.
Un trabajador de una funeraria dijo a Gao que se distribuyeron 600 urnas el día en que se permitió a los residentes recoger los restos incinerados de sus familiares, y que eso continuó durante 12 días.
Gao dijo que esta funeraria en particular no era la más grande de la ciudad, y habían otras diez que eran aproximadamente del mismo tamaño. Según ese cálculo, la cifra de muertos habría sido de decenas de miles en Wuhan, superando con creces la cifra oficial de muertos de 3869 informada al 17 de abril.
Los estudios de investigación, entrevistas con habitantes de Wuhan, e informes internos del gobierno obtenidos por The Epoch Times también revelan que las autoridades chinas han estado minimizando significativamente la gravedad del brote.
Los del PCCh son ‘»gángsters»
Gao llegó a la conclusión de que el Occidente debería imponer sanciones al PCCh en lugar de mantener un diálogo.
«Es una vergüenza para el mundo civilizado que (la periodista ciudadana china) Zhang Zhan haya sido condenada a cuatro años de prisión a pesar de la falta de pruebas, su huelga de hambre, y de la grave preocupación de la comunidad internacional», dijo.
Zhang Zhan, una activista y exabogada, publicó información sobre el brote de Wuhan en su cuenta de redes sociales al llegar a la ciudad en febrero del año pasado. El 28 de diciembre fue condenada a cuatro años de prisión por un tribunal de Shanghai por los cargos de «buscar conflictos y provocar problemas», o «subvertir el poder del estado».
«Muchas naciones occidentales aún desean negociar con el PCCh. Básicamente, ellos están teniendo un diálogo pacífico con los gángsters. Esto no debería suceder en absoluto. El PCCh no muestra respeto a las personas ni por sus vidas, por no hablar de sus libertades. A los ojos del PCCh, la vida de una persona ordinaria puede ser incluso inferior a la de una hormiga, y su muerte no puede ser contada como una cifra luego de que deja el mundo».
Con información de Luo Ya, Zhang Dun, Gu Qing’er, y Annie Wu
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