La jefa ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, dijo que ha causado «estragos imperdonables» al encender la crisis política que afecta a la ciudad y que renunciaría al cargo si tuviera opción, según los audios filtrados de una una reunión que mantuvo la semana pasada con un grupo de empresarios, revelados por Reuters.
En dicha reunión, Lam lamentó tener un espacio «muy limitado» para resolver la crisis, ya que los disturbios se han convertido en un problema de seguridad nacional y soberanía para China continental en medio de las crecientes tensiones con Estados Unidos.
«Si tuviera una opción, lo primero sería renunciar, habiendo pedido profundas disculpas», se le escucha decir a Lam mientras habla en inglés.
Lam dijo que China no tenía «absolutamente ningún plan» para desplegar tropas del Ejército de Liberación Popular en las calles de Hong Kong para el 1 de octubre, fecha donde se celebra el Día Nacional.
Así mismo, la jefa ejecutiva declaró que el régimen chino está al tanto del daño potencial que causaría si enviara sus tropas a Hong Kong para combatir las protestas.
«Saben que el precio sería demasiado alto para pagar», se escucha decir a Lam en el audio.
«Se preocupan por el perfil internacional del país. A China le ha llevado mucho tiempo desarrollar ese tipo de perfil internacional y tener algo que decir, no solo como una gran economía sino como una gran economía responsable, por lo que abandonar todos esos desarrollos positivos claramente no está en su agenda», declaró.
Además, recalcó que el proyecto de ley de extradición era su propia idea y que el objetivo era «tapar las lagunas legales en el sistema de Hong Kong».
«Esto no es algo instruido, forzado por el gobierno central», recalcó.
En el audio, también se escucha a Lam lamentarse por ser “incapaz” de aliviar la crisis política en Hong Kong. «Es imperdonable que un director ejecutivo haya causado este gran caos a Hong Kong», dijo, calificandolo como “su mayor tristeza”.
Sin embargo, expresó su esperanza en la «resurrección» de la ciudad.
“Hong Kong aún no está muerto. Quizás está muy, muy enfermo, pero aún no está muerto”, dijo.
Reuters obtuvo dicha grabación de 24 minutos con los comentarios de Lam, la cual fue confirmada por tres personas que estuvieron presentes en dichas reuniones. La reunión fue “a puertas cerradas” en el marco de sesiones que Lam ha llevado a cabo «con personas de todos los ámbitos de la vida» en Hong Kong, informó la agencia británica.
Desde el mes de junio, millones de hongkoneses han salido a protestar en las calles casi todos los fines de semana pidiendo la retirada dell proyecto de ley de extradición, en donde se permitiría al régimen chino enviar a personas a China continental para ser juzgadas en tribunales controladas por el Partido Comunista Chino (PCCh).
Muchos han visto el proyecto de ley como una invasión de Beijing a la independencia judicial de Hong Kong, al poder extraditar a sospechosos de la ciudad y ser juzgado en los tribunales del partido comunista, que son conocidos por ser utilizados por el régimen chino para silenciar a los críticos y castigar a los disidentes.
La líder de Hong Kong, Carrie Lam declaró por primera vez que el proyecto de ley estaba “muerto” en una conferencia de prensa el 9 de julio, pero se negó a usar la palabra “retirar” para cancelar el proyecto de ley. Los manifestantes temen que la vaguedad de su lenguaje pueda significar que el proyecto de ley suspendido pueda reintroducirse para debate en cualquier momento en la legislatura unicameral de la ciudad, el Consejo Legislativo.
En respuesta a los comentarios de Lam, el Frente Civil de Derechos Humanos (CHRF, por sus siglas en inglés), que organizó las tres marchas en el último mes al que asistieron millones de habitantes de Hong Kong, dijo en la conferencia de prensa que el grupo continuará organizando protestas y asambleas a medida que la líder de Hong Kong siga ignorando las demandas de la gente, incluyendo el retiro total del proyecto de ley de extradición del consejo de mayoría pro-Beijing.
Durante más de un mes, el CHRF ha pedido repetidamente al gobierno de la ciudad que cumpla con sus cinco demandas, que incluyen el retiro completo del proyecto de ley, la renuncia de Lam, una investigación independiente sobre el uso de la fuerza policial para dispersar a los manifestantes el 12 de junio, que el gobierno se retracte de mencionar a las protestas del 12 de junio como “disturbios”, y para aquellos que han sido arrestados no ser procesados.
Así mismo, durante la cumbre del G-7 llevada a cabo la semana pasada, las siete naciones industrializadas, incluidas Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos, emitieron una declaración colectiva pidiéndole a China que cumpla con la Declaración Conjunta sino-británica.
El tratado bilateral de 1984 se redactó para estipular cómo la soberanía de Hong Kong sería transferida de Gran Bretaña a China en 1997, mediante el cual ambas partes acordaron retener la autonomía y las libertades del territorio no permitidas en el China continental, bajo el modelo de “un país, dos sistemas”.
“El G-7 reafirma la existencia y la importancia del acuerdo chino-británico de 1984 sobre Hong Kong y pide evitar la violencia”, según un comunicado emitido al concluir la cumbre del G-7 en Francia.
El primer ministro británico, Boris Johnson, también pronunció un discurso durante la cumbre, donde declaró que los siete países tenían una “profunda preocupación” por Hong Kong. Las protestas masivas por un controvertido proyecto de ley de extradición y enfrentamientos entre la policía y los civiles han sacudido la ciudad en los últimos meses.
“Todas las naciones del G-7 quieren apoyar un Hong Kong estable y próspero. Y seguimos comprometidos colectivamente con el marco de “un país, dos sistemas”, dijo Johnson.
La violencia y los arrestos aumentaron durante el último fin de semana de manifestaciones. El viernes la policía arrestó a varios activistas y legisladores hongkoneses prominentes a favor de la democracia, lo que suscitó la preocupación de que el gobierno de Hong Kong estuviera orquestando un clima de miedo para disuadir a los manifestantes de que salieran.
El sábado en la tarde, la policía entró a las estaciones de tren, rociando con gas pimienta y golpeando con sus porras. Los agentes arrestaron al menos a una docena de personas. Varios pasajeros desarmados fueron vistos sangrando por lesiones.
Según la prensa local In-media Hk, la policía impidió que la puerta del tren se cerrara, gritando que necesitaban aumentar su fuerza para hacer frente a las “cucarachas” del interior, lo que algunos policías han utilizado para describir a los manifestantes.
A los reporteros que se encontraban en el lugar de los hechos se les negó el acceso y se les impidió realizar entrevistas.
Con información de Reuters.
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