Peter Berkowitz, director de planificación de políticas del Departamento de Estado, defendió recientemente la política exterior de la administración de Donald Trump, diciendo que las personas que acusaron al presidente de ser unilateralista o aislacionista han entendido mal cómo funciona el multilateralismo.
En el centro del enfoque multilateral de Trump estaba su método de tratar los desafíos planteados por el Partido Comunista Chino (PCCh), dijo Berkowitz durante una discusión del 30 de noviembre auspiciada por Hudson Institute, un centro de estudios con sede en Washington.
Comenzó explicando que para la mayoría de la gente, «cuando dicen multilateralismo, se refieren a la supremacía de las Naciones Unidas. Eso significa sumisión a lo que se decida, lo que la mayoría de la Asamblea General [de la ONU] crea».
Trump ha sido acusado de actuar unilateralmente después de haber sacado a Estados Unidos de los acuerdos y organizaciones internacionales, como el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En octubre, China atrajo la crítica internacional después de ganar un puesto en el consejo, a pesar de su sombrío historial de derechos humanos.
Berkowitz entonces detalló en lo que él creía que el concepto realmente significaba: «una política exterior de muchos lados o trabajar con una variedad de otros países».
Con ese fin, la política de Trump en China ha «acogido a los disidentes. Ha llamado la atención sobre los indignantes abusos de los derechos humanos en China … Estados Unidos ha perseguido el espionaje y el robo de secretos comerciales por parte de China. Hemos tomado posturas duras en el mar del Sur de China y en el Estrecho de Taiwán«, dijo Berkowitz.
Al trabajar con otros países, Berkowitz dijo que la administración Trump ha «revivido los amigos y socios de Estados Unidos» en Asia, como se evidencia en los fuertes lazos entre Estados Unidos e India, y el marco Quad entre Australia, India, Japón y Estados Unidos, dijo. Los cuatro socios están comprometidos a «promover el comercio y defender un Indo-Pacífico libre y abierto», añadió.
El Diálogo Cuadrilateral de Seguridad, o simplemente conocido coloquialmente como el Quad, fue iniciado en 2007 por el entonces primer ministro japonés Shinzo Abe. El mes pasado, los cuatro miembros del Quad realizaron su ejercicio militar conjunto anual, conocido como Malabar, en el Golfo de Bengala.
Berkowitz también mencionó un reciente informe del Departamento de Estado elaborado por su equipo, en el que se esbozaban las amenazas de China al orden internacional.
«China no solo busca la preeminencia dentro del orden internacional establecido… China busca transformar ese orden de manera que ponga a Beijing en el centro y sirva a los intereses autoritarios de China», dijo.
Para cumplir con su ambición de dominio global, el PCCh ha buscado «inducir una especie de dependencia en los estados de todo el mundo», según Berkowitz.
Muchos países en desarrollo están agobiados por la deuda china después de haber tomado préstamos en el marco del proyecto de política exterior de Beijing, conocido como la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés). El régimen chino puso en marcha la BRI en 2013, con el objetivo de aumentar la influencia geopolítica de Beijing a lo largo de las rutas comerciales que unen China, el sudeste asiático, África y Europa.
En 2017, Sri Lanka entregó el control de su puerto clave de Hambantota a Beijing mediante un arrendamiento de 99 años, después de que no pudiera pagar más de 1000 millones de dólares de deuda por el proyecto portuario de la BRI.
«El Partido Comunista Chino es un depredador», dijo el secretario de Estado Mike Pompeo durante un viaje a Sri Lanka el mes pasado, señalando los pobres acuerdos comerciales de China y las «violaciones de la soberanía y la anarquía en tierra y mar».
El BRI también permitió al PCCh «corromper a las élites y a los líderes políticos e intelectuales» en estos países, según Berkowitz. Los recientes escándalos en el fondo de inversión estatal de Malasia 1MDB han sido vinculados a funcionarios chinos.
China también ha tratado de socavar «la libertad y la apertura» en los sistemas democráticos, dijo Berkowitz, como la influencia en los campus de Estados Unidos a través de sus Institutos Confucio, bajo el disfraz de programas de lengua y cultura china.
«En última instancia, los Institutos Confucio no trabajan con el espíritu de una universidad, sino con el espíritu de un brazo propagandístico del partido [Partido Comunista Chino] en su país», dijo Berkowitz.
Los Institutos Confucio han estado bajo el escrutinio de Estados Unidos en los últimos años por cancelar eventos o silenciar discusiones sobre temas que son políticamente sensibles para el régimen chino. En agosto, el Departamento de Estado designó un centro, con sede en Washington, que promueve los Institutos Confucio en Estados Unidos como una misión extranjera.
Berkowitz también ofreció sugerencias sobre lo que Estados Unidos debe hacer, para que el orden internacional no refleje «las proclividades autoritarias del Partido Comunista Chino».
«Tenemos que preservar nuestras tradiciones constitucionales. Necesitamos una economía fuerte que, no obstante, cuide de los que más sufren las consecuencias de la globalización», dijo, al tiempo que promovía una sociedad civil en la que se protegiera la libertad religiosa.
La Casa Blanca podría estar planeando nuevas medidas contra Beijing. Según un informe del 23 de noviembre del Wall Street Journal, citando a un alto funcionario no identificado, la Casa Blanca planeaba crear una alianza informal de naciones occidentales que tomarían represalias conjuntas cuando el régimen lanzara su peso económico para presionar a los países.
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