Desde el pico de la pandemia del virus del Partido Comunista Chino (PCCh) en China en febrero, un código de salud de tres colores rige las vidas de aproximadamente mil millones de chinos, evaluando si pueden moverse libremente o deben permanecer en cuarentena.
Habilitada por el uso omnipresente de macrodatos por parte del régimen chino y los intentos exagerados de detener la propagación del COVID-19, la mini-aplicación —integrada en la super-aplicación WeChat que los ciudadanos usan para casi todos los aspectos de la vida diaria, desde el pago de la comida hasta la reserva de las citas médicas— califica la salud de cada individuo con un código verde, amarillo o rojo. Las autoridades escanean el código de barras en los teléfonos de la gente para verificar si una persona está libre de virus, ha tenido contacto con pacientes con virus, es COVID-19 positivo o presenta síntomas del virus.
Si bien las autoridades no han ordenado explícitamente el uso de la aplicación, el código de barras debe escanearse al abordar un autobús o metro, registrarse en un hotel, ingresar a un supermercado y entrar o salir de su distrito residencial.
La recopilación y el manejo de datos personales confidenciales por parte de WeChat ha inquietado a algunos expertos en ciberseguridad, a quienes les preocupa que dicha información pueda aplicarse a ámbitos que van más allá de la salud y que se introduzcan en la máquina de vigilancia del Estado.
La información sigue siendo limitada sobre cómo se almacenan los datos de las personas, pero los informes públicos y los documentos filtrados sugieren que WeChat está trabajando estrechamente con la policía china y compartiendo los datos sin el conocimiento de los usuarios.
Desarrollada y propiedad del gigante tecnológico Tencent, con sede en Shenzhen, la aplicación ha sido recientemente objeto de escrutinio por parte de Estados Unidos por sus vulnerabilidades en materia de seguridad y privacidad, que según los funcionarios podrían ser explotadas por el PCCh. El presidente Donald Trump emitió una orden ejecutiva a principios de agosto que prohíbe las transacciones estadounidenses relacionadas con WeChat, citando motivos de seguridad nacional.
Acceso policial
Los registros internos y públicos muestran que las autoridades policiales tienen acceso a los datos del código de salud.
The Epoch Times obtuvo un documento interno de Xiong’an New Area, un proyecto de megaciudad respaldado por el estado en la provincia de Hebei, que señaló que la oficina de policía local estaría «a cargo del análisis de big data, la extracción de datos y la aplicación exhaustiva» del código sanitario.
En la ciudad de Tianjin, la información personal de los usuarios de la aplicación se verifica con varios departamentos gubernamentales, incluidos la policía, los proveedores de telecomunicaciones, las autoridades ferroviarias y la Comisión de Asuntos Políticos y Legales —la organización del Partido que supervisa la policía, las cortes, las prisiones y otras autoridades de las fuerzas del orden, según un aviso del gobierno con fecha de mayo. Los detalles sobre el «personal clave», es decir, aquellos que tienen un código rojo en la aplicación deben enviarse a los funcionarios locales de control de brote y a la oficina de policía de la ciudad a través de una «plataforma centralizada de intercambio de información».
Tales prácticas, en el contexto de una larga lista del extenso monitoreo de alta tecnología del régimen, dejan la posibilidad de que Beijing pueda convertir la plataforma en un arma para aumentar la opresión tanto en China como en el extranjero, dijo Casey Fleming, CEO de la firma de inteligencia y estrategia BlackOps Partners.
“No puede considerarse normal dentro de China, ya que el PCCh controla todo en el país”, dijo a The Epoch Times, y agregó que, con “el PCCh literalmente en pleno control, no hay frenos y contrapesos para evitar abusos extremos y coacción».
The Epoch Times no recibió respuesta inmediata de Tencent sobre las preocupaciones de privacidad de WeChat.
Lo abarca todo
Si bien los temores por los virus parecen haber disminuido en China, la aplicación del código de salud parece estar lista para quedarse y desempeñar un papel más importante en la vida de los ciudadanos.
Hangzhou, capital de la provincia oriental de Zhejiang, integró la aplicación con las tarjetas digitales de seguridad social y las licencias de conducir de los residentes, y planteó la posibilidad de introducir un código de salud de color degradado que clasifica a las personas según sus hábitos de vida, como fumar y beber. El gobierno luego desechó el plan debido a fuertes reacciones.
El condado de Deqing, también en Zhejiang, ha vinculado el código de salud a las tarjetas de identificación de los residentes desde mediados de julio.
Los funcionarios de Shenzhen han discutido los planes, pero se divulgaron pocos detalles sobre la conversión del código de salud en un «código de ciudadano» que identifica a cada individuo en las plataformas por Internet.
El código de salud debe actualizarse por completo para utilizar plenamente su valor digital, según un artículo de la prensa estatal china Xinhua Daily, que afirma que los departamentos de policía deben tener la tarea de «crear, emitir y administrar el código» y combinarlo con el sistema nacional de tarjeta de identificación.
“Es una mayor intromisión y control en la vida privada de los ciudadanos. No hay mucho que se pueda hacer en un país totalitario, pero esta intrusión más profunda sería rechazada en sociedades libres”, dijo Fleming.
Algunos gobiernos locales también incorporaron la aplicación con el sistema de crédito social, un mecanismo de calificación de reputación nacional general, para presionar a los ciudadanos a seguir las reglas de cuarentena. Existen programas piloto en la provincia de Heilongjiang del noreste de China, la isla sur de Hainan y la provincia central de Hubei.
Aparte de un posible enjuiciamiento penal por violar las reglas, las infracciones podrían ser registradas en los archivos personales de uno, que lo «seguirán durante toda su vida» y tendrán un «impacto significativo» en la vida y trabajos futuros de la persona, incluidas las hipotecas, la banca y otras finanzas, decía un aviso del gobierno de Heilongjiang.
Preocupaciones pasadas
WeChat, la aplicación de mensajería más popular en China, ha sido objeto de fuertes críticas en Estados Unidos y en otros lugares por su abierta sumisión a la censura china. La aplicación bloquea el acceso de los usuarios al contenido publicado por medios en idioma chino que critican al PCCh, incluida la edición en idioma chino de The Epoch Times, NTD, Voice of America y Radio Free Asia— incluso si los usuarios se encuentran en Estados Unidos.
El organismo de control digital Citizen Lab en 2016 descubrió que las cuentas registradas por primera vez con números de teléfono chinos continúan enfrentando la censura, ya sea que residan o no en China o que luego cambien a un número internacional. A principios de este año, también descubrió que WeChat estaba monitoreando a sus usuarios en el extranjero para mejorar los algoritmos para vigilar a los usuarios del continente.
«Es posible que [los chinos-estadounidenses] vivan en una sociedad libre, pero dependen de fuentes controladas por el PCCh en WeChat para obtener su información», dijo recientemente a The Epoch Times, Chen Chuangchuang, un activista chino de derechos humanos con sede en Estados Unidos, y agregó que se bloquearon las cuentas de WeChat de varios de sus amigos que hablan a favor de la democracia.
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